Capítulo 6: "Nimura Ruruko"

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El día en que Connor volvió a la escuela tras su repentino golpe de "fiebre", fue uno bastante movido y molesto para el adalid.


Él ya era considerado uno de los más altos de la escuela y su repentino aumento de estatura llamó bastante la atención. Pero el enfoque principal de la mayoría de chismes fue el cambio abrupto en la tonalidad de sus ojos.


Mientras el niño caminaba hacia su aula, su afilada audición le permitió escuchar el contenido de los murmullos de los alumnos que lo rodeaban.


"¿Ese es Ichijo-kun?"


"No puede ser, Ichijo-kun no era como ¿más pequeño?"


"¿Qué demonios le pasa en sus ojos, ¿Son lentillas?"


"¿Acaso tiene el síndrome del octavo grado?"


"Imposible..."


Connor ignoró su palabrería y entró al aula como si nada. Se dirigió a su banco y se sentó. Su banco estaba en la parte delantera, siendo el primero de la línea junto a la ventana. Él lo había escogido específicamente para no tener que ver a sus compañeras de clase, el solo estar cerca de ellas hacía que su cuerpo ardiese de deseo.


Soltando un suspiro caliente, Connor miró por la ventana, esperando que algo llamase su atención lo suficiente como para distraer su mente cachonda.


Pero la vida no estaba de su parte.


"Ichijo-kun, buenos días" pronunció una alegre voz infantil.


Mentalmente, Connor maldijo su suerte.


"Buenos días, Nimura-san" contestó Connor con un tono indiferente.


"Mo! Ichijo-kun, te dije que no seas tan formal, puedes llamarme Ruruko" protestó la compañera de banco.


Nimura Ruruko, ese era el nombre de la compañera de banco de Connor. Era una chica de baja estatura con cabello castaño atado en dos pequeñas coletas gemelas y ojos verdes. Era lo que lo que Elizabeth llamaba 'una hermosa y adorable loli'.


Si algo sorprendía al adalid era la particular insistencia de la niña por acercarse a él. No era exagerado decir que Connor actuaba como un bloque de hielo en la escuela, frío y cortante hacia todos; aun frente a su actitud fría, Ruruko siempre hablaba con el de forma cálida e intentaba integrarlo a las pláticas con los demás niños.


Lamentablemente, sus esfuerzos se veían desperdiciado la mayoría de las veces debido al carácter indiferente de Connor. Por supuesto, este último no lo hacía por gusto, su situación 'peculiar' solo era fácil de soportar estando lejos de los demás, e incluso así, no es como si le molestara particularmente, su única razón para asistir a clases era para hacer sentir orgullosa a su madre. El hombre de casi mil años se sentía incomodo al tratar con niños, incluso tras haber sido padre.

Ventajas de tener una Diosa como Sugar MommyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora