Capítulo 0: Primera Muerte

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He tenido una buena vida.

Esas cinco palabras siempre las he dicho de todo corazón.

A pesar de que mi infancia no fue la más feliz y mi juventud no tan "entretenida" como la de los demás, siempre me he enorgullecido de haber vivido lo que viví, de haber superado los obstáculos que se interpusieron en mi camino y de haberme convertido en el hombre que fui.

¿Fui?

Sí, después de todo, estoy muerto, o eso es lo que creo, después de todo, puedo verlo allí, mi cuerpo viejo y arrugado con escasas canas en la cabeza, pero con una barba larga y bien arreglada, siempre me enorgullecí de ella.

También puedo ver a mi esposa, allí, sentada a mi lado; a pesar de ser una década menor que yo, se nota que es una mujer que sabe mantener su cuerpo, al punto de que aún se ven algunos vestigios de lo que en su mejor momento fue una de las mujeres más anheladas de la ciudad.

A su lado, veo a mis hijas, incapaces de apartar la mirada de mi calmado rostro sonriente. La mayor de ellas era un calco de su madre en su madurez, largo cabello oscuro como el carbón, ojos azules cual zafiro y profundos como el mar, piel blanca como la porcelana y un cuerpo maduro y bien desarrollado. Lamentablemente, me encuentro incapaz de recordar su nombre o su edad, probablemente uno de los problemas de estar muerto; pero puedo decir que es mi hija, jamás la olvidaría.

En cuanto a la menor, la apenas acababa de superar su adolescencia, se encontraba de rodillas junto a la camilla, llorando lagrimas mientras apoyaba sus adorables mejillas en mis piernas. Ella sin duda era hija mía, mismo cabello marrón caoba, mismos ojos verdes cual esmeraldas, misma piel de un saludable tono trigueño. Al igual que con la mayor, tampoco recordaba su nombre o su edad, pero, de hecho, podía decir sin dudar que era mi querida princesita, es más, me dolía en el alma verla llorar de esa manera, realmente deseaba volver a mi cuerpo y consolarla hasta que volviera a sonreír.

"En vida formaste una bella familia, aunque no fuiste el mejor esposo, tu dedicación, detalles y sentimientos sinceros mantuvieron tu relación a flote durante años. Fuiste un padre comprensivo, pero no malcriaste a tus hijas; fuiste estricto, pero no limitaste sus opciones; fuiste un buen oyente y consejero, pero jamás sin inmiscuir de forma inapropiada en sus vidas...Respetable, ¿Existe algo de lo que te arrepientas?"

No, jamás lo hice y no lo haré ahora, incluso si lo nuestro no fue una historia de amor de película, incluso tras cientos de discusiones estúpidas o importantes a lo largo de los años, realmente amo a mi esposa, incluso ahora. Y en cuanto a mis hermosas princesas... ¿Estás seguro de que quieres escuchar hablar a un padre orgulloso sobre sus hijas? Déjame advertirte que me han dicho que soy muy~ pesado y meloso cuando hablo de ellas.

"Ya veo..."

Poco a poco, mi visión se alejó de aquella escena junto a la camilla de un hospital cullo nombre jamás me digne en aprender.

Lo siguiente que veo es...

Ha~, que recuerdos...

Frente a mí aparece el lugar donde pasé trabajando más de la mitad de mi vida.

Lentamente me acerco a la recepción del gurú de investigación criminal. Admiro a la joven y bella recepcionista recientemente contratada. Siempre ha sido para mí un placer oculto el admirarlas en secreto, lamentablemente, no duran mucho en el trabajo, lo que llegas a ver aquí no es para todo el mundo.

Me muevo lentamente por los pasillos, siento el olor de la comida recién echa en el comedor y cientos de recuerdos en los que acompaño a los veteranos y los novatos vienen a mi mente.

Ventajas de tener una Diosa como Sugar MommyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora