La vida de Ezra cayó en una agradable, pero aburrida rutina consistente en cuidar de sus plantas, pasar el rato con sus nuevas amigas, Jennifer y June, en la biblioteca del pueblo leyendo algún libro, regresar a casa y esperar por Khai para dormir cómodamente entre sus brazos. Aunque algunas noches no regresaba pues tenía que hacer patrulla nocturna, lo cierto es que esas noches eran pocas. Era feliz, aunque no le gustaba vivir sin propósito, se sentía en la obligación de devolver de alguna forma lo que recibía de la comunidad, no le gustaba sentirse inútil y ocioso.
Esos eran sus pensamientos mientras sostenía, el libro que de plano no estaba leyendo ni mucho menos prestando atención a las chicas que lo acompañaban.
“Ezra... hola... tierra llamando a Ezra” llamaba June al chico de mirada ausente, pero éste no parecía escuchar. June le dio una mirada confundida a su hermana, pero esta se limitó a encogerse de hombros. No sabían qué tanto pensaba el rubio, pero no tuvieron que esperar mucho para obtener la respuesta.
Ezra se fijó en un grupo de niños que caminaban de forma organizada detrás de una mujer de rostro redondo y mirada amable, sin mediar palabras Ezra se puso de pie y los siguió a un área que tenía pequeñas sillas y estanterías no muy altas en las que se podían distinguir libros coloridos.
Se quedó parado en la entrada observando en silencio.
“Oye, ¿qué pasa?” preguntó June al llegar a donde estaba el chico.
“¿Quiénes son?” ignoró la pregunta de su amiga y en su lugar preguntó algo más. June dirigió su mirada al pequeño grupo de niños que escuchaban a la mujer que les leía un cuento.
“Ella es la señorita Prym, la maestra de los más pequeños” respondió Jennifer.
“¿Quieres escuchar la lectura de un cuento? Estás mayor para eso, ¿no crees?” comentó en tono burlón, ganándose una reprimenda de parte de su hermana. Los tres espectadores permanecieron en el área de libros infantiles de la pequeña biblioteca de la villa hasta que la señorita Prym terminó su lectura y comenzó a ordenar a los pequeños para marcharse.
Ezra se acercó a ella, su propósito claro en su cabeza.
“Hola soy Ezra” saludó con entusiasmo. “Me gustaría saber si necesita un ayudante o si hay cupo en la escuela para otro profesor” dijo casi sin respirar, sorprendiendo a las gemelas y a la señorita Prym.
“Mmm... bueno... un par de manos extra me vendrían bien... ”, habló Prym de forma insegura, “...las asignaciones de trabajo las hace el consejo. Debes presentar tu solicitud con ellos” continúo explicando mirando a las gemelas, aunque rápidamente volvió a mirar a Ezra con una tenue sonrisa. “Yo... me tengo que ir, si de verdad te interesa habla con ellos serías de gran ayuda” dicho. Esto se marchó llevando consigo el grupo de niños.
Ezra se movió para mirar a las gemelas confundido; en el tiempo que llevaba en la villa, había conocido a muy pocas personas, aparte de Khai y las gemelas no tenía estrecha relación con nadie, tampoco es como que los demás tuvieran interés en hablar con él.
Sin contar que no conocía el funcionamiento ni la dinámica de la villa, mucho menos las reglas o figuras de autoridad, tendría que preguntarle a Khai cuando regresara.
Aunque Khai no regresará sino hasta mañana, ¿y si voy por mi cuenta hablar con el consejo?
“June, ¿dónde se reúne el consejo? ¿Me puedes llevar?” de repente preguntó Ezra
“¿¡Qué!?” gritaron ambas gemelas. June se aclaró la garganta antes de contestar.
“¿Quieres ir al consejo?” Ezra asintió con la cabeza en respuesta. “¿Para solicitar un puesto como instructor en la escuela?”
“Sí...” Ezra fue interrumpido antes de terminar la oración.
“Oooh, mira Trébol, la muñequita quiere ser útil”, dijo Nickol a su acompañante mientras caminaba frente a Ezra y las gemelas fingiendo hablar con Trébol, pero con la mirada fija en Ezra, una mirada feroz y altanera que hizo a Jennifer esconderse detrás de su hermana.
“Nickol, vámonos. Nos vas a meter en problemas con Khai”, susurró Trébol a Nickol, ella volvió su feroz mirada hacia él.
“Si, mejor vete Nickol” dijo June con voz molesta. Aunque sabía de sobra que no debía meterse con la mujer, no por ello se dejaría intimidar. Ezra y Jennifer eran un cuento aparte, el miedo en sus rostros era evidente.
Ezra tomó una respiración y se armó de valor no dispuesto a darle el placer de verlo temeroso.
“¿Es que Acaso no tienes otra cosa que hacer, más que andar esparciendo veneno aquí y allá?” preguntó Ezra recordando lo que Khai le había dicho de que las palabras de Nickol venían del despecho que sentía. “Busca algo de provecho en lo que ocuparte y haz caso de tu amigo. El papel de matona de escuela no te queda. Ahora... si me disculpas, tengo cosas más interesantes que hacer.”
Dijo esto tomando las manos de las gemelas y salieron con paso decidido, aunque realmente quería escapar a toda velocidad, más aún al escuchar cómo Trébol reprendía a Nickol advirtiéndola de no perseguirlos. Volvió la mirada atrás y vio como la mujer forcejeaba con el chico, la mirada asesina en su rostro hizo que Ezra caminara a toda prisa hasta llegar al interior de su cabaña y cerrar la puerta.
Las tres figuras se recargaron de la puerta cerrada a sus espaldas y se dejaron caer al suelo, sus corazones daban mil latidos por segundo tanto por haber recorrido la distancia entre la biblioteca y la cabaña en tiempo récord como por el miedo. Porque una cosa era no demostrar cuan asustado estaba y otra muy diferente era no estar asustado.
“¿Estás loca? ¿Por qué le dijiste eso a Nickol?” cuestionó Jennifer a su hermana. El tono alarmado en su voz asustó a Ezra que no entendía a la chica de cabello corto que caminaba nerviosamente frente a él.
“¿Qué esperabas que hiciera, temblar de miedo ante sus palabras? Estoy harta de su maldita actitud. No le tengo miedo” exclamó June. Ezra se puso de pie antes de hablar.
“Jenn, tu hermana tiene razón, no hay que darle esa satisfacción a Nickol, cálmate. Ñ Ya sé que Nickol es intimidante, pero no hay que tenerle miedo, es sólo una loca amargada y despechada.
“Sí, pero resulta que esa loca amargada y despechada puede solicitar que nosotras seamos asignadas para trabajar en su casa y, al ser hija del vicepresidente del Consejo su petición no será negada.”
Al decir esto la expresión June cambió de un gesto valiente y decidido una mirada sombría y preocupada por su futuro incierto.
Ezra las miraba confundido, aún no comprendía bien en su totalidad el funcionamiento de las jerarquías de villa, sólo podía deducir que era una comunidad donde todos trabajaban, no para sí mismos sino para la comunidad en sí, y a cambio recibían los bienes y servicios que necesitaban para sobrevivir, como vivienda, comida, ropa y atención médica.
Esta nueva información respecto a la familia de Nickol se unió a las demás piezas de información que tenía. Suponía que Nickol pertenecía a alguna gran familia, pues su actitud altanera lo dejaba en claro, pero de ahí a que fuera la hija del segundo a cargo de la Villa era algo que no se le había ocurrido.
Khai siendo el hijo del líder de la Villa y Nickol perteneciendo a un importante familia, Ezra no entendía como es que Khai estaba comprometido con él y lo con ella. ¿Tan solo por un viejo acuerdo realizado hace dos generaciones?
Eso no tenía mucho sentido para el rubio, tenía que haber algo más.
Sin embargo, eso era algo en lo que pensaría más adelante para hablar con Khai a su regreso, el predicamento de sus únicas amigas era más urgente que sus dudas.
Ezra empezó a sentir pesar y culpabilidad en su corazón ante la posibilidad de que Nickol la tomara contra June y Jennifer a causa de él. Las chicas seguían hablando mientras que él caminó en silencio a la cocina, sabía dónde Khai guardaba el vino, que era justamente lo que necesitaba en este momento para calmarse.
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Caperucita & Lobo
Short StoryLos cuentos de hadas que creemos conocer son una versión censurada y diluida de sus versiones originales. Y como lo original no siempre es mejor, te presento la versión "casi" original del cuento de Caperucita Roja. ⚠ Importante ⚠ La historia que...