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- Y así es como el dinosaurio se casó con un caballo - Concluyó la rubia cobijando el cuerpecito de su pequeño hijo. - Ahora a dormir enano que mañana tienes que ir a la escuela.

- Sí mami, pero una última pregunta - Recibió un movimiento afirmativo de su madre - ¿Por qué un caballo se casó con un dinosaurio si no son de la misma especie? - Frunció el entre cejo. - Sus hijos saldrán extraños.

La rubia sonrió, volvió a tomar asiento en la cama de Samuel y dijo.

- Porque el amor es así enano. No importa de qué especie, país, religión u otra cosa vengas, si tú corazón ama a esa persona diferente a ti, tienes que aceptarlo y luchar por ese sentimiento que vive en tu gran corazón.

- Entonces tú y mamá aceptaron ese amor - Concluyó.

- Así es Samuel. - Reafirmó - Tú madre y yo luchamos por el amor que sentíamos, y míranos, tenemos una hermosa familia.

- Te amo mami - Se enderezó para abrazar a su madre - Gracias por quererme y aceptarme a pesar de no ser tu hijo de verdad.

La rubia alejó el cuerpo cálido del niño para así poder verlo directo a eso ojos azules.

- Tú eres y serás mi hijo, no importa si no tenemos la misma sangre, porque el cariño es más que solo eso. Yo te amo enano y al contrario, soy yo quien te debe agradecer a ti por aceptar compartir a tu madre conmigo y por aceptarme en tu vida como tú madre. - Ese momento ambos sentían ese gran amor que no podían explicar con palabras. - Ahora vamos a dormir - Lisa dejó un cálido beso en la cabeza de Samuel - Buenas noches enano descansa. - Luego apagó la luz saliendo de aquella habitación.

Caminó hasta la habitación de a lado, se asomó y una hermosa imagen se presentó.

Su castaña, madre de sus hijos, se encontraba en el sillón sentada amamantando a la pequeña Manoban Kim.

Llevaba puesta una bata para dormir, sus cabellos castaños estaban alborotados. Su ojos se encontraban ya cerrados y en su rostro se podía apreciar un gran cansancio.

- Samuel ya se durmió - Dijo en susurro logrando que la castaña abriera los ojos viendo a su prometida en la entrada de la habitación con una sonrisa tierna, sonrisa que la contagió.

- Gracias - Recargó su cabeza hacia atrás - Ven - Dijo. La rubia se acercó hasta el sillón, se agachó y vio a su pequeña con los ojos ya cerrados y su boquita pegada al pecho de su madre.

- Es tan hermosa - Dijo pasando la mano por lo delgados cabellos de la pequeña - Se parece a ti - Volteó a ver a su esposa quien la veía con una sonrisa. Lentamente se acercó a su rostro hasta juntar sus labios en un dulce beso.

- La belleza la sacó de ambas, Lili - Dijo al separarse del beso - Creo que ya se quedó dormida - Volteó hacia abajo viendo las respiraciones relajadas de la pequeña. Acto seguido se puso de pie con ayuda de su esposa, caminó hasta la cuna rosada y dejó a su pequeña acostada.

Se quedó unos segundos viendo el cuerpo de la niña desparramado sobre la superficie.

- Debemos ir a que descanses - Habló su esposa acercándose por detrás a ella, enredó sus brazos en la cintura de la castaña. - Se nota que necesitas dormir - Dejo un beso en el cuello de la castaña.

Jennie, se giró para encarar a su prometida, le regaló una sonrisa y después asintió, tomando la mano de la rubia salieron de aquella habitación, rumbo a la suya.

- Me cambiaré - Avisó la rubia tomando su ropa con intenciones de ir al baño.

- ¿Es enserio? - Dijo Jennie, deteniendo el caminar de Lisa quien volteo a verla sin entender a qué se refería por lo que la castaña siguió - Te he visto mil veces desnuda y ahora resulta que quieres ir al baño a cambiarte de ropa - Se cruzó de brazos.

Amigas Solamente II (JenLisa G!P) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora