–¿Y tu papá, Jinho?
El niño alzó la vista. Su agradable maestro se encontraba a la salida del jardín, con su habitual maletín cruzado y su sonrisa suave dibujada sólo para él. —Se ha quedado dormido, Nakyum-sa*. Es que duerme mucho porque trabaja mucho.
Estaba sentado en la escalinata, esperándolo. Sabía que aunque tardase, padre iría a por él. No cómo la otra, no cómo ella... —Entonces te acompañaré.
Nakyum-sa era amable. Muy, muy inteligente, y bueno también. Sacó de su maletín una galleta empacada y se la tendió.
—La he horneado yo.
El niño se sorprendió.—¿Usted cocina?
—Así es.
—¡Eso es asombroso! Papa sólo sabe cocinar fideos instantáneos con jamón.—Le clavó los dientes a la galleta y soltó un gritillo de deleite. —¡Está rica!
A veces a padre se le olvidaba ir por él, o se quedaba dormido, pero siempre llegaba. Esa tarde no fue la excepción. Jadeante y con el cabello revuelto, bajó de la camioneta y corrió hasta él.—¡Junho, me he quedado...!
—Dormido. Sí, está bien papa. Mira, Nakyum-sa me ha dado una galleta.
Hasta que lo mencionó su padre pareció reparar en su profesor. Éste se puso de pie y le tendió la mano con una sonrisa.
–Buenas tardes, señor Yoon. Soy Baek Nakyum, el profesor del pequeño Jinho.
Su padre abrió entonces mucho los ojos, cómo si estuviera sorprendido. El niño lo notó, más dio otro mordisco a la galleta.
—Seungho —Dijo su padre entonces.
—Llámeme Seungho.
–¿Viejo? ¿Te has vuelto senil ya?
El mocoso estaba mirándole, curioso. Tras de él, montados en la Jeep se encontraban los otros dos chiquillos, el adorable cachetón que se bebía los vientos por su nieto y el que se veía medio libertino (no que le juzgase, él lo fue en sus tiempos mozos) y también su Nakyum.
—Brincos dieras por verte cómo yo a mi edad, estiércol blanco. —Replicó el cabecilla de la familia Yoon con acidez, mientras se encaminaba al vehículo con el viejo Kim a su lado. Sonreía porque a Kim todo lo que escupiera aquel homúnculo que según los dioses era su nieto, le parecía digno de ser oído, hacedle el grandísimo favor... —Venga, vámonos. La cena comenzará pronto y quiero embriagarme para aguantar tu presencia una noche más, sugiero, estimados invitados, que hagáis lo mismo.
Capítulo IX
"Sueño de una Noche de Verano, Parte I"
Era nuestra última noche en la casa de los abuelitos Yoon, y decir que no se había preparado para ser la mejor de todas habría sido un insulto. Desde muy temprano por la mañana, los habitantes de Boseong y los de la villa Yoon se levantaron para poner manos a la obra a los preparativos, la fiesta era en realidad la tradicional celebración veraniega anual y había coincidido con nuestra visita.—Es una noche dedicada al vicio y al desenfreno —Explicó el abuelo Yoon con la pipa entre los elegantes dedos y la mirada divertida.—Si váis a retozar, o sea, a echar pata, hacedlo con total libertad que aquí no se juzga.
A su lado, abuelito Nakyum negó.
—Ignoradlo. Es la fiesta del verano de Boseong, chicos. La celebración comienza a las tres y a las seis, la hora del crepúsculo, se abren las arcas del vino.
Jiwon y Chanwoo sunba soltaron exclamaciones de emoción. —Hasta acá siento el dolor de cabeza del señor guayabo que me meteré esta noche. Chicos, quitadme el móvil no vaya a serla de malas y llame al amor de mi vida para decirle que es el amor de mi vida
Reímos. —¿Y por qué no le invitas, Chanwoo? —Preguntó entonces el abuelito Nakyum. Chanwoo sunbae se ruborizó. —¡¿Eh?! N-no, abuelito Nakyum, verá, no somos...
—Es nuestro profesor de literatura. —Interrumpió Jiwon con brusquedad.
—Acá entre nos, Chanwoo, te entiendo. Los maestros tienen un algo... —Abuelo Yoon le guiñó el ojo con travesura al abuelito Nakyum y éste rió, ruborizado.
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Sweet
Fanfiction• Ahn Jiwon odia muchas, muchas cosas. El tráfico de Seúl, a los sunbae de sociedad estudiantil, a sus insufribles padres y a su malditamente perfecto hermano. Pero por sobre todo, odiaba a ese paleto de ojos simplones y mejillas rechonchas y la fij...