—Entonces tú... ¿te mantienes solo?
Paleto asintió.
Resultó que a pesar de ser simplón y bastante torpe, Paleto había tenido una vida interesante. Nativo de Andong, un pueblo alejado de Seúl había crecido en el campo antes de mudarse a Busan, donde estudió y terminó el insti (ahí conoció a Campanita) antes de matricularse aquí, en Seúl.
Me había contado casi toda su vida y aunque costase trabajo creerlo me había mantenido muy atento a sus palabras pues parecía llenarse de melancolía al hablar de su infancia en Andong y sus posteriores años en Busan.
Estábamos los dos echados en el capó de mi auto, bajo el amparo de uno de los enormes puentes que conectaban el centro con los suburbios, viendo la lluvia caer. Habíamos ido a comprar hamburguesas (claro canibalismo por su parte ya que él era una hamburguesa también) antes de conducir sin destino.
Al final Paleto había dicho que conocía un sitio en el que podría aparcar y me guió hasta ese lugar dónde había un parque de juegos y arboledas amplias. —Sí, así es. Desde hace relativamente poco, pues... bueno. Es complicado.
—¿Complicado cómo? —Exhalé el humo. Luego de acabarme la hamburguesa saqué el vicio y me agarré de fumarelas. Paleto tosió.
—Tengo tiempo. Te escucho.
—Papá y mamá... bueno, son excelentes. De verdad son buenos. Pero escuchan mucho al resto de la familia. Y pues al resto de la familia no le pareció que yo... que yo fuera cómo soy.
Lo miré, sorprendido.
Esa sí no me la esperaba.
Tenía las mejillas gordas esas que se carga totalmente ruborizadas.
—¿Eres maricón?
Paleto asintió. Parecía de verdad afligido, y por alguna razón su expresión de acontecimiento me conmovió. —Bah, yo igual. —Me apresuré a decir. —Y bueno no hace falta decir que a Chanwoo le fascina el birote.
Paleto echó a reír, como aliviado, y yo sonreí.
—¿Nada más por eso? ¿Ese es el gran conflicto?
Paleto asintió. —Yep. Y sé que aunque a mis papás les importaba yo, para ellos era importante lo que opinase la familia. Ya sabes.
Le di una larga calada al cigarrillo.
—Pura caca. Si a tu hijo le gusta la barracuda no lo rechazas, ni permites que tus parientes le miren mal. ¿Sabes que haría yo si molestasen a mi hijo por semejante chorrada? Los jodería. Que es maricón, no un asesino, faltaba más.
Sentí una mirada y cuando me giré, Paleto me observaba con esos ojos color caca tan simples que a ratos parecían brillabar mucho, mucho.
—Eres una persona muy buena, sunbae. —Dijo entonces. —Tienes un corazón gentil.
Bufé. —Se lo estás diciendo al tío que te atropelló.
Él rió con ligereza. Luego, se volvió al frente, a dónde la lluvia aún caía. —De verdad lo creo.
Suspiré.
—Sí que eres un paleto..
Capítulo II
.
—... y entonces la tía lo convence y se enrollan los tres, y mientras la follan, la tía esa, la rubiales dice, "te quiero más que nunca" la muy guarra.
Tanto Paleto cómo yo rompimos a reír al escuchar a Chanwoo narrar como conflictuado la trama de la serie esa churra de adolescentes españoles con vida sexual de personas de treinta y problemas más grandes que mi pito. O sea, mucho.
—¿Cómo dices que se llama esa chorrada? —Pregunté, mientras le clavaba los dedos en el gordo brazo a Paleto que se robaba mis papas.
—Élite, coño, se llama Élite.
—Ya. Pues menuda chorrada.
Chanwoo rueda los ojos y Paleto interviene —La he estado viendo y no es tan mala. Pero es algo surrealista.
Bufé. —Paleto, va de unos críos que matan a una chica en un insti en medio de un baile. Es surrealismo puro y barato en su mayor expresión. ¿Quieren verse una serie con adolescentes locos? Ved Skins. La primera generación, que el resto va más de Effy y sus zorradas.
Chanwoo y Paleto se carcajean y de nuevo, yo le pongo especial atención a los hoyuelos de la fea cara de Paleto. Ñam, que cachetes tan gordos.
—El futuro es hoy, ¿oíste, viejo? Skins es buena pero son ingleses clase media, estos son españoles ricos y los ricos son más torcidos que políticos.
—Dios me libre de saber porqué suenas tú tan seguro...
—Así que no me jodas. Ve la puta serie. Salen tíos buenos como el pan cachondos y empalmados casi todo el tiempo.
Paleto solo negó con la cabeza, marcando esos hoyuelos feos en su fea cara de hamburguesa. —Dejando de lado toda la monserga de españoles empalmados... ¿iréis a la fiesta de Eunbi? Dicen que irá Ji Eun...
—¿Quién coño es Eunbi? ¿Y Ji Eun? —Inquirí mientras Paleto se atragantaba con más comida.
Chanwoo rodó los ojos. —¿Quién más? La ricachona. La otra es la frentona.
—Ah ya, una es la que parece cagar dinero y la otra es la tía que era novia de ese pelmazo con cara de psicópata que se enamoró de uno de curso inferior pequeño cómo un meñique, ¿no?
Chanwoo rió. —¿Cómo olvidar el drama de Ji Eun, Sangwoo y el pequeño Bumi?
Esos tres, habían sido estudiantes de la carrera de psicología, les conocí por el escándalo que hizo doña frentes al ser abandonada por el otro cara dura luego de haberse enamorado de un chaval escuálido y cabezón. —¿Quienes eran ellos?
Preguntó cejas de oruga con la boca llena. Yo hice cara de asco y Chanwoo soltó un chillido de ternura antes de pellizcarle el obeso cachete. —Unos capullos dramáticos. La frentona andaba de novia con el loco, pero luego el loco se cambió de acera y la dejó por un chaval de aspecto de anchoa cabezona.
Paleto rió. —Suena muy dramático.
—Y que lo digas. Se largaron tras graduarse hace dos años y aún tenemos reminiscencias de su chistecito.
—Anda tú, que cosas tan raras hacen ustedes los citadinos. —Se quejó el pueblerino paleto que parecía jamás dejar de tener ganas de comer. Chanwoo rió y le dio la razón. Luego me miró. —¿Entonces qué, patán? ¿Vamos todos?
Me encogí de hombros. —Eunbi siempre invita tragos gratis, ¿por qué no?
Chanwoo se emocionó. —Perfecto, nos vamos en tu auto.
—Que maricón tan más acoplado tenemos aquí. —Dije con burla. Chanwoo solo se encogió de hombros, el muy cabrón.
—¿Paso por ti, Paleto? —Pregunté entonces. Paleto parecía indeciso. —No tengo muchos fondos para...
Recordé todo lo que me había contado, rodé los ojos y bufé. —No te pregunté si tenías o no dinero. ¿Paso por ti? Es más, no sé porqué te pregunto, paso por ti y luego nos pasamos a la casa de lord come pollas.
Chanwoo rió. —Cabronazo. Pero patán tiene razón, Donnie bebé, pasa por ti. Ponte mono, pero no tanto porque no querría que te robasen ¿qué haría yo sin mi linda oruguita gordita?
Yo rodé los ojos y Paleto se ruborizó.
—Vale. Está bien.
Por alguna razón, el que el country boy aceptase irse de juerga con nosotros, me hizo sonreír.
—¡Oh! Mira la hora, bestia, ¡hora de la clase de literatura! Myung-Dae hermosa criatura del cielo, ¡allá vamos!
Que Dios nos agarre confesados..
Cada que le veía, algo en mí se removía con mucha fuerza.
El imbécil de Jiwon decía que seguramente era una dilatación constricta del conducto anal pero, ¿qué va a saber la bestia esa sobre cómo se siente el amor?
Estaba enamorado de mi bonito profesor de literatura.
Qué cliché, ¿no?
El alumno enamorado del maestro. Oh sí, ni más ni menos que Chanwoo, la criatura más fabulosa y linda (además de Donggyun) de toda maldita Corea enamorado de un profesor de literatura al que claramente le iban los coños.
Sinceramente no sabía porqué, pero desde que le conocí, Myung-Dae (lindo nombre, ¿no? Oh sí) me había movido el mundo.
El animal de Jiwon decía que era por su gran pene (y luego dicen que el maricón era uno) pero no. Digo, no dudaba que su salchicha fuese maravillosa (todo él era maravilloso) pero no me había enamorado de él por algo tan nimio.
No, en realidad había sido por...
—Clase, espero que hayáis traído vuestros poemas preferidos, pues es hora de practicar algo que odiáis profusamente. —Quejidos, quejidos de todos incluso del cara de nalga de Jiwon. ¡Callaos, inmundos cerdos! —Hora de recitar.
Jiwon se quejó, yo lo golpeé, se quejó de nuevo y al final miré a mi profesor y suspiré.
Me había enamorado de él por su forma de recitar los poemas.
Cursi, lo sé, y más para un depravado íncubo como yo, pero esa forma en la que él recitaba un verso era bendita. Tanta dulzura, tanta delicadeza, tanta suavidad...
Escucharlo se había vuelto mi adicción, mi necesidad. Y de pronto había dejado de ser un chico lleno de depravación y ansias de sexo y me había vuelto aficionado a llegar a casa y reproducir los audios que de contrabando había yo grabado de su clase con tal de que el sonido de su voz me arrullase en mi soledad.
Sí, suena enfermo pero venga ya, todos hemos grabado una clase por puta flojera, más yo lo hacía por el gusto de escuchar su voz.
Como colegiala virgen me emocionaba al imaginármelo recitándome solo a mí, y no podía sino que seguir cayendo y cayendo por él.
—Toma. —Dijo Jiwon al final de la clase, tendiéndome un trapeador, mientras yo observaba al apuesto Myung-Dae recoger sus libros con una sonrisa suave en su rostro hermoso.
—¿Eh? ¿Para qué mierdas quiero yo...?
—Limpia el piso que has estado chorreándote por él durante hora y media, enfermo.
Me sonrojé de golpe al pensar que el profesor había podido escuchar la guarrería del imbécil y estoy seguro y Dios en su cruz es testigo, que el golpe que yo le metí a él en su enorme cuerpo de monstruo de cuarta lo sintieron hasta sus ancestros.
Eso, que todos los Ahn de seguro eran unos totales cabrones.
Eso, sientan la furia de un íncubo enamorado.Continuará.
Nunca pensé que esta historia tuviera una recepción tam bonita. ¡Muchas gracias!
Este capítulo es cortito porque a partir de este las cosas se pondrán interesantes. Se viene drama, lemon del rudo y sobre todo, mucho mucho fluff.
¿Notaron las menciones especiales de ciertos personajes de cierto manwha que también terminó este mismo año?
¡Espero que sea de su agrado!
Con amor, S.
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Sweet
Fanfiction• Ahn Jiwon odia muchas, muchas cosas. El tráfico de Seúl, a los sunbae de sociedad estudiantil, a sus insufribles padres y a su malditamente perfecto hermano. Pero por sobre todo, odiaba a ese paleto de ojos simplones y mejillas rechonchas y la fij...