Los días pasan lento dentro del hospital, siguiendo la misma rutina, caminando por los mismos pasillos, vistiendo una colección de pijamas, viendo a la misma gente, tener los mismos horarios…
Mi hermano me visitó unos días después de que la doctora Williams me lo prometió, él parecía estar bien, y mi madre estaba feliz. Ella dijo que veía que yo estaba mejor, y que estaban ansiosos de volver a visitarme.
Nina, la psicóloga y yo, tuvimos charlas eternas, creo que es una buena persona… En cuanto a la balanza, me ha estado yendo bien según la doctora Williams. Ella cree que si sigo así, podré irme a casa en unos meses.
Me costó mucho comer los primeros días, pero Nina, me dio algunas fotos de chicas que tienen mi problema, sí así es, tuve que admitir que tenía un problema. Ella me dijo, que para no subir de peso, puedo tomar dietas saludables y hacer ejercicio y me enseño muchas cosas que no sabía sobre la anorexia.
A la altura en la que estaba, yo podría haber muerto por desnutrición en el medio de una calle, y… eso no puede pasar, mi hermano no puede quedarse solo:
- El secreto de todo, es comer saludable- repetía Nina.
En cuanto a todo, creo que las chicas me ayudaron mucho más que los médicos, espero que la doctora me diga que puedo irme esta semana…
Charisma y yo estamos en el cuarto, con Chelsea, el resto de las chicas están haciendo sus cosas. Compartimos té y hablamos mientras escuchamos música nueva que trajo la madre de Charisma.
Cuando veo a mi madre apoyada en el marco de la puerta:
- ¡Que sorpresa mamá! No esperaba tu visita hoy… ¿Dónde está Thomas?- le dije.
- Buenas tardes señora Mathews- dijo Chelsea, y las chicas repitieron lo mismo que ella.
- Buenas tardes niñas, lo dejé en el preescolar, ¿podemos hablar un minuto Amelia?
- Claro, ven- le dije.
Caminamos por el pasillo hasta la sala de recreación, allí nunca hay nadie, entramos y nos sentamos:
- Y bien…- le dije.
- Bueno, quería contarte algunas cosas
- Dime
- Bueno… comencé a salir con alguien, ya sabes…
- Genial, ¿Quién es?
- No creo que lo conozcas, su nombre es Vince, es policía… y no sé, me gustaría tener tu aprobación…
- Claro que tienes mi aprobación mamá, ¿Y el que es? Divorciado, viudo, soltero…
- Divorciado de hecho, tiene un hijo de 18 años y una hija de tu edad…
- ¿Sí? ¿Quién es? – dije.
- Su nombre es Atalanta.
- ¡¿Atalanta?! ¿Atalanta Sanders mamá? ¿Se apellida Sanders?- dije alterada.
- Sí… ¿Por qué? ¿Qué hay de malo con ella cariño? Parece una niña muy dulce…
- No… no mamá, ¡hay un millón de hombres en el mundo y es al que eliges! Estoy feliz por ti, pero no me pidas que lo conozca, o que tenga relación con él ¿sí?.... Yo, mejor me voy.
- ¡Amelia! ¡Espera! ¿Qué pasa con Atalanta?
Recorrí el pasillo hacia el consultorio de Nina, llorando. No sé porque lloro, supongo que pensé que no volvería a ver a Atalanta, o a Dafne en mi vida. Creí que las cosas con ellas se terminarían, que no volvería a cruzarlas, y que no volverían a lastimarme nunca… Y en realidad… por mucho que me hayan lastimado, fui yo quien se lastimo más a si misma…
Entonces me dije a mi misma, que era yo quien debía evitar que la lastimaran, era a mí a quien no tendría que importarla, era yo quien debía afrontar la situación, no dejar que me toquen, que me hicieran sentir inferior…
Me di cuenta de que desearía ser la persona a la que no pudieran lastimar, la persona a la que no le importara lo que le dijeran, pero esa no soy yo. Yo soy la que deja que el mundo entero la haga sentir más pequeña, la que dejaba que todo el mundo la pisoteara, la usara… la que dejaba que la sociedad la estuviera asesinando.
Toque la puerta del consultorio de la doctora Stark, y ella abrió:
- Pasa, pasa- me dijo.
- Mi madre está saliendo con el padre de Atalanta.
Yo le había contado todo, se lo había dicho, porque es parte de mi recuperación, confiar y contar todo lo que pueda, para liberar todo el peso de encima.
- Relájate Amelia, podemos hablar de esto con ella… Deberías decírselo, además, Atalanta puede haber cambiado, no olvides que hace casi 6 meses que no la ves… Ella puede ser una persona totalmente diferente, por eso no debes cerrarte en lo que te hizo ¿bien? Un gran paso es perdonar y olvidar… No hace falta que la veas mucho además, podemos hablar con tu madre sobre eso, y acordar todas estas cosas ¿te parece?
- Sí…- dije.
- Bien, ¿quieres contárselo tú?
- Sí
Salí al corredor y mi madre estaba sentada en los sillones de la sala de espera, le hice señas con la mano para que se acercara. Ella vino, y entramos al consultorio de Nina:
- Bien mamá, creo que debí decirte esto hace mucho, pero no me sentía lista, Dafne Vahen y Atalanta Sanders fueron las que me golpearon en el baño el día que terminé en el hospital… Lo siento.
- Oh cariño… no tienes nada que lamentar… Está bien, puedo dejar de ver a su padre si quieres, no es tan importante…- dijo, pero supe que mentía, a ella si le importaba.
- No mamá, no quiero que dejes de verlo, fue… solo el momento ¿sí? No me molesta, puedo olvidarlo y perdonarla, si él te hace feliz.
- ¿Segura?
- Sí… no pasa nada.
Entonces tocaron la puerta:
- Pase- dijo Nina.
Era Jane, recordé que me dijo que vendría a esta hora a ver a Nina:
- Bueno mamá, ¿quieres ir a hablar al jardín? – dije.
- Claro- dijo ella.
- Gracias- le dije a Nina- Suerte- le susurré a Jane cuando pase a su lado, y ella respondió un <<Gracias>>
ESTÁS LEYENDO
Anorexic
Short StoryElla ha sufrido. Ha sufrido de todas las formas posibles. Se ha sentido fea. Se ha sentido gorda. Ha sentido que no sirve. Ha sentido que nadie la quiere. Se ha sentido sola. Se ha sentido horrible. Ha llorado frente al espejo. La han maltratado. La...