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-No tengo dinero. Por cierto, ahí hay varias mierdas por si tienes hambre.

-¿Con qué lo compraste? -inquirió elevando una ceja.

-Con el dinero del imbécil.

Izuku comenzó a comer las chuches de forma dubitativa, pues no confiaba del todo en Katsuki y aún así el hambre le ganaba. ¿Y si tenían cloroformo para dormirlo y violarlo? Pero es que está hambriento, se había alimentado sólo de comida chatarra durante todo el día lo cual era un sueño tonto que tenía desde su infancia, algo irrelevante pero que le causaba gracia. Una pequeña sonrisa elevó las comisuras de sus labios hacia el cielo.

»-¿De qué te ríes? -aprovechó el semáforo en rojo para darse la vuelta y mirar a Midoriya -. Te ves feo sonriendo, eres patético.

-¡Ay, por favor! ¡Sólo admite de una vez que soy tierno y altero la calma en tus pantalones!

Enseguida que terminó la frase, cubrió su boca con ambas manos, dejando caer la bolsita con bombones en el asiento del auto.

-¿Qué dijiste? Repi- ¡Tú puta madre, calla esa mierda! -sacó el dedo del medio a un conductor que le pitaba para que se moviera -¡Y tú, ten más cuidado con las estupideces que dices! ¡Y recoge eso! Si se ensucia el puto carro no tengo dinero para mandarlo a lavar. Vas a dar el culo en la avenida central para pagarlo.

-Relájate Kacchan~.

-¿Qué?

-¿Qué de qué?

-¿Cómo me dijiste, pequeña mierda?

-Kacchan~ -jadeó bajito y sonrojado.

El rubio suspiró y decidió ignorar el repentino cambio de comportamiento del chico. De seguro le cayó la regla.

Condujo alrededor de una hora hasta que llegaron a la zona del peliverde. El ojirubí le ordenó bajarse del auto y el menor obedeció.

-Adiós~ -dijo agitando la mano y alargando la letra "o"

Y sin más, sin responderle, se fue.

A mitad del camino recibió una llamada telefónica la cual rechazó. Después de esta, le llegaron dos mensajes.

-Oh, buenas noticias...

Ahora tenía un destino más fijo. Bueno, siempre lo tuvo, pero al menos ahora tenía un objetivo distinto. Respondió al primer mensaje con una dirección y se dirigió a esta lo más rápido que el lujoso auto deportivo le permitió. Y los semáforos, claro, no estamos en GTA.

La música salía del establecimiento y las luces neón en verde y rosa lo hacían ver llamativo. La fila para entrar era inexistente, ahí sólo va gente con tres objetivos, los llamados PFT: putear, follar y tomar, lo cual se camuflaba bien con el nombre real del lugar: Pink Flower Town. El sitio contaba con varios pisos y estaba pintado completamente de rosa pastel, tenía varios ventanales en los pisos 2 y 4. En resumen, era un burdel sumamente caro y exclusivo.

No lo malentiendan, él no iba a sacarse las ganas que le tenía a Izuku, él iba a sacarse las ganas que tenía de follar con alguien. Las del pecoso las guardaría para poder lucirse cuando lo parta a la mitad.

Bajó del auto e hizo una entrada épica al lugar al ritmo de una canción latina bastante pegadiza que justo rompía en ese momento, que suerte. Ese es mi ídolo.

-Oye, quítate los aires de grandeza bro, llegas tarde. ¿No vas a darnos besitos y abrazos? ¡Apapachame!

-Estaba ocupado -esquivó el abrazo de Eijirō y le quitó a su amigo la botella para beber de ésta. Al rubio se le desfiguró el rostro de la molestia, odia que Katsuki haga eso.

El Asesino De Mi Inocencia [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora