O2

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-Oh, Deku -sonrió levemente -, yo no soy normal.

En un acto descarado y travieso, pasó su lengua por el cuello del menor, dejando un húmedo camino hasta su mandíbula, y luego subió hasta su mejilla, donde dejó una mordida en la cual no aplicó mucha fuerza. Esta acción no fue del total agrado para Izuku, quien sólo intentaba desesperadamente, una y otra vez en vano, escapar de entre sus fuertes y marcados brazos.

Una patada fue el único resultado que le llegó a la mente, con las partes íntimas del más alto como objetivo, elevó su pierna derecha, dirigiendo su rodilla hacia allí. Pero, nuevamente, fue en vano, los reflejos y habilidades en general del rubio están a otro nivel. Un nivel incomprendido para el delgado y débil chico de cabellos verdes cual brócoli de temporada.

-Yo jamás seré tuyo.

La determinación en su frase, solo ocasionó provocar más al ojirubí.

-Mientras más te resistas, más ganas tengo de tenerte debajo de mí pidiendo por más -espetó -. Es más peligroso un no, que un sí, recuerda eso siempre pequeño.

Una lucha de miradas se desató entre ellos, esmeralda contra escarlata, por ver quien se rendiría primero, pero ambos eran tan tercos como mulas.

-¡Izuku-kun, ¿estás aquí?! -la palpable tensión en el ambiente y el silencio peligroso que comenzaba a reinar en el lugar fue roto en cuestiones de segundos cuando las voces de sus amigas hicieron presencia -¡Izuku!

El mayor miró hacia ambos lados con molestia, tensando la mandíbula y apretado los nudillos. Golpeó la pared para luego tomar un poco de distancia del chico.

-Escucha, nunca dejo algo a medias -se separó de él completmente por fin, dejando de invadir su espacio vital personal -, vendré por ti luego, aún me debes algo.

-No te debo nada, depravado.

-Eso ya lo veremos cuando te ponga en cuatro, pelo de lechuga. Adiós.

No sabía si sentirse enojado por lo que dijo, u ofendido por el apodo.

En un abrir y cerrar de ojos, el rubio salió corriendo hacia el balcón por el que posiblemente ingresó al lugar y, sin más, saltó de este. No quería hacerlo, pero es una manía, no sabe si buena o mala, de preocuparse por todos, hasta de las moscas que absorben su sangre. Fue a paso rápido a ver si estaba bien pero, aún con la iluminación de la luna, no logró divisar ni de lejos el cuerpo del muchacho o algún rastro que dijera que se había hecho daño.

Se deslizó hasta llegar al piso, para luego pasar su mano por su cuello, ya que aún tenía la sensación de la lengua paseándose por ahí.

-¡Ahí estás! ¿Por qué no respondes?

La castaña mantenía una expresión de preocupación genuina en su rostro. Procedió a sentarse a un lado de su pecoso amigo.

-¿Qué pasó? Todoroki dijo que te estaba persiguiendo un loco desquiciado -el resto de chicas aparecieron -, ¿estás bien?

El chico aún permanecía en shock, sin creer en lo que se había metido por querer hacerse el héroe y meterse donde no lo llaman.

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-¿Y ese ceño no tan fruncido? -pregunta el pelirrojo teñido con un vaso de whisky a la roca en su mano derecha y su habitual sonrisa de oreja a oreja, mostrando esos raros pero atractivos dientes puntiagudos.

En un bar, casi al otro lado de la ciudad, se encontraba el grupo de amigos que se autodenominan Baku'squad, con el chico de cabellos rebeldes y color rubio ceniza como jefe, aunque cabe destacar, este nunca aceptó tal cosa.

El Asesino De Mi Inocencia [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora