DIA 6 PARTE 2

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POV RAVEN

El día inició de maravilla y no sé en que momento lo arruiné. Bueno, siendo sincera conmigo misma sí lo sé. ¿Por qué no le dije que el restaurante era de él? Qué idiota. Me acosté con el dueño del mejor restaurante de la ciudad y por un momento en mi estúpida cabeza, creí que traerla sería buena idea. Ahora estoy en la mesa, con dos platillos que ni siquiera tocamos pensando en sus últimas palabras.

-          No tiene interés. – Me digo en voz alta y con la mirada abajo.

-          ¿Quién no tiene interés? – Escucho a Pablo tras de mí.

-          Oh... ummm hablaba para mí. – Dije a modo de disculpa.

-          Creo que ya entiendo por qué no devolviste mis mensajes. – Dice ahora pero con una sonrisa amigable.

-          Sí, lo siento. – Lo invito a sentarse.  – Conocí a alguien.

-          Eso veo, pero también veo que no va muy bien. – Dice sin afán de herir.

-          Es correcto, no está interesada. – Digo con frustración y con un nudo en la garganta.

-          No lo sé... pude ver cuando salió y nadie sale tan molesto de un lugar si no tuviera sentimientos fuertes. – Ahora me consuela.

-          Es tan... extraño, yo creí que teníamos algo.

-          Sí lo crees, tendrás tus razones. Somos adultos Raven, si creíste que había posibilidades es porque ella te dio señales entonces, ve y pregunta. – Toma mi mano y yo levanto la mirada hacia él, realmente es un buen chico.

-          Creo que tienes razón, tiene que explicarme y decirme que no siente lo mismo que yo. – Digo ahora más motivada. – Tengo que irme.

Salgo del restaurante y me dirijo al departamento, deseando tener suerte ingreso la clave con rapidez y al abrir la puerta me encuentro con un silencio inmenso. No está aquí. Reviso el lugar y todo está exactamente como lo dejamos, por lo que deduzco que no ha venido hacia acá. Tomo mi teléfono y sabiendo lo que pasará, le marco hasta que manda a buzón. ¿Dónde estás Sofi?.

POV SOFIA

Al salir del restaurante mis lágrimas comenzaron a caer, aceleré mis pasos y sin poner atención a dónde me dirigía, entré al primer lugar que me topé. Había mucha gente y al cruzar con un par de miradas recordé que estaba llorando así que busqué el baño y estando dentro, me recargué en la pared y sentí mi llanto correr.

No sé cuanto tiempo estuve ahí, pero por fortuna tuve la privacidad que necesitaba pues nadie entró. ¿Por qué? Me seguía preguntando ¿Por qué confundí las cosas de esa manera? ¿Por qué? Ninguna respuesta me consolaba, por el contrario, la culpa cada vez era más hacia mí. ¿Por qué dejé que sucediera? ¿Por qué la besé la primera vez? ¿Por qué abrí el departamento y la encontré ahí? Mi llanto aumentaba muy rápido, que temía darle vergüenza a aquella persona que me encontrara aquí.

Después de unos minutos dejé de llorar y decidí que era hora de salir, aún me sentía hecha pedazos sin embargo no podría quedarme ahí para siempre. Al caminar puse un poco más de atención y el lugar al que entré tenía una piscina gigantesca, había chicos y chicas en traje de baño por todos lados, incluyendo al personal.

-          ¿Cómo se llama este lugar? – Le digo al mesero una vez en la barra.

-          Palmas Beach Club, bienvenida. – Sonríe. – ¿Te ofrezco algo de beber?

-          Un Beach Club... - Digo para mí y retomo su pregunta. - ¿Por qué no? Dame lo más fuerte que tengas.

Pasaron un par de horas, el alcohol ha hecho su trabajo y me puedo ver sin camisa, bailando con un desconocido. ¡Qué divertido es esto! Pienso y le doy otro trago a mi copa.

7 días para enamorarme de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora