DIA 2

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Voy en un taxi, busco la combinación del departamento en el que me hospedaré, hay algo extraño en el ambiente. Tengo la sensación de que ya viví este momento. Sin hacer mucho caso, ingreso la clave a la puerta, entro al departamento y hay algo extraño, veo un montón de ropa tirada por un costado de la cama, miro cada rincón hasta llegar a un pasillo, escucho voces.

Me acerco lentamente y encuentro toallas en el piso, risas y un poco de agua salpicada. Es el jacuzzi, al llegar ahí, me encuentro a dos personas que ignoran mi presencia, están... están haciendo el amor. Él está de espalda sentado, ella de frente hacía mí, sentada sobre él. Se mueven, se besan y acarician, ella es preciosa, cabello castaño, piel bronceada, puedo ver sus pechos, rígidos por el placer que está recibiendo. Me quedo inmóvil y decido retroceder, ella abre los ojos, me mira. Apenas intento disculparme por interrumpir cuando ella dice "Ven".

- Wow, eso fue intenso. - Despierto y su mirada está clavada en mí.

- No, qué? No fue mi intención. – Comencé a balbucear. Había estado soñando... con ella.

- Jajaja tranquila, aún no logro meterme a la mente de las personas. – Dijo entre carcajadas, seguro vio mi cara de terror. Reaccioné que era imposible que supiera qué estaba soñando.

- Jaja fue... una pesadilla. Como sea, tenemos cosas más importantes de las qué hablar. – Dije cambiando de tema.

- Sí, lo sé. No volverá a suceder, lo prometo, estaba subida de copas y olvidé por completo que no estábamos solos. – Dijo sin el más mínimo de vergüenza, incluso parecía sarcasmo.

- De acuerdo. – Me levanté y me dirigí al baño.

Aún me sentía aturdida por el sueño que tuve, no logré darle explicación a lo que sucedió. Traté de pensar en otras cosas, cómo en qué desayunaría. Tal vez pediría a domicilio o iría al mismo restaurante del día anterior. Decidí que lo mejor para mis pensamientos sería estar en un sitio diferente al de Raven, así que dispuesta a mantenerme lo más alejada de ella, comencé a buscar algo de ropa.

- Espero no estés pensando en salir. – Comentó a mi espalda.

- Ummm es justo lo que haré. – Dije sin mirarla.

- Cof, cof. – Simuló con su garganta para que volteara en su dirección. – Sería una lástima pues llevo una hora preparando el desayuno.

Al voltear, miré la barra repleta de alimentos, jugo de naranja, pan francés, fruta, miel, panqueques, omelettes. Y ella con los codos sobre la mesa, sus manos en la cara y una sonrisa pícara.

- Esto es por lo de ayer. – Me guiñó. Justo lo que necesitaba, pensé sarcásticamente.

- Gran... gran detalle, pero se necesitará más que eso. – Dije intentando cambiar de tema. – Todo esto... ¿Lo hiciste tú?

- Claro, tengo algunos talentos ocultos, siéntate. – Dijo acercándome algo de fruta y miel.

Sin tener opción, me uní a ella en la barra, comenzamos a desayunar y hablar de nuestros planes en los siguientes días, ella decía cosas como querer ir de aventura, yo dejé de escuchar cuando tomó una fresa y sus hermosos dientes blancos la partieron en dos.

- Negros. – Dije sin planearlo.

- Ah?. – Respondió sacándome de mis pensamientos. – Dijiste negros, ¿de qué hablas?

- Ah sí, emm – No sabía qué decir, mis pensamientos debían seguir siendo sólo míos. – Tienes tantos planes, deberías conseguir aquashoes negros. - ¿Qué mierda acabo de decir?

- Ammm ¿Para que no se ensucien? – Dijo sin entender.

- Por supuesto! – Dije de la nada, en ese momento bebí el último trago de jugo y me levanté.

- Una disculpa pero tengo que salir, el día de ayer renté un tour por la bahía. – Dije y salí rápidamente de ahí, sintiendo su mirada en mi espalda.

Negros, sus ojos eran profundamente negros, hipnotizantes, grandes y brillantes. Hoy se acercó lo suficiente para notarlo y no puedo creer que estuve a punto de quedar como una demente en el desayuno. Tengo que mantenerme firme con la decisión que tomé, evitarla. Mientras camino en dirección al lugar acordado, pienso en cada situación que he vivido en estos dos días, sin duda Andy estaría encantada, pienso y sonrío.

Pasé toda la tarde conociendo lugares, tomando fotos y probando algunas cosas con nombre extraño, parte del tour incluía un bote con piso de cristal, así que pude maravillarme con los peces y otras criaturas, estar así tan cerca, me hacía sentir viva. Tomé un par de fotografías, hacía tanto que no disfrutaba perderme a través del lente, pensé en que si pudiera quedarme así lo haría. O tal vez pueda, cerré los ojos y me imaginé llegando a mi ciudad, abriendo la oficina de mi jefe y dejando mi renuncia en su escritorio. Tal vez, seguí imaginando. Al final sabía que no sería capaz.

El día terminó y me sentía agotada, eran alrededor de las 10pm y lo único que deseaba era dormir, me molestó la idea de que Raven pelearía la cama el día de hoy, sin embargo, yo no tendría mucho qué decir pues sería lo justo.

Al abrir la puerta, lo primero que noté fue el silencio ensordecedor, no estaba. "Seguramente salió a terminar lo que ayer no pudo" Dije en voz alta, sabiendo que no había quién me escuchara. Me metí a la ducha y al salir estaba tan agotada que me enredé en la toalla y así me quedé dormida. Unas horas después desperté y sentí mi posición, me acomodé un poco y miré la hora, eran las 3am y R seguía sin llegar. Suspiré y me resigné.

- ¿Qué estará haciendo? – Me pregunté sin buscar respuesta.

- Sabes perfecto lo que hace. – Me contestó una cruel versión de mí.

- Sí, lo sé.

No tenía ganas de discutir y menos conmigo misma, realmente sabía lo que hacía. Suspiré de nuevo y me dispuse a dormir. Espero no soñar de nuevo con ella, rogué.


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Espero que poco a poco esta historia les cause curiosidad y sigan leyendola.

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7 días para enamorarme de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora