Cuando las vibraciones del auto se detuvieron junto con el frío aire en su rostro le advirtieron que habían llegado a casa del más alto, sin quererlo se había quedado dormido y le estaba costando abrir los ojos, había sido un día largo y el cansancio le estaba pasando factura. Hizo un pequeño puchero todo quejumbroso, el rodar del auto le habían arrullado pero el sonido del motor apagándose y una puerta abriéndose le alertó que John se había bajado del auto. A como pudo despegar sus párpados alcanzó a ver al mayor abrir la puerta de su lado. Volvió a quejarse.
-no puedo creer que hace un par de horas casi me matas y en este momento no eres más que un niño haciendo berrinche, anda, baja.- John le miraba desde su altura con una expresión de burla y diversión, al filo de la puerta.
Un Mark somnoliento entre la bruma del sueño no le pudo responder mordazmente al mayor, en cambio solo se apoyó del reposabrazos para levantarse y salir por fin del auto. Algo aletargado cerró la puerta tras de sí, se dio unas palmaditas en las mejillas y volteo hacia la entrada de la casa de John, era pequeña pero cálida, en tonos terrosos y blancos, con jardineras pequeñas y un caminito de madera entre peonias, era lindo ahora que se daba el tiempo de observar todo con calma, sonrió y siguió al mayor que estaba por abrir la puerta.
Estaba casi seguro que John vivía solo la mayoría del tiempo, pero aún así su casa desprendía suaves vibras hogareñas, podía verlo al notar los pequeños detalles de decoración e iluminación, sofás con mantas calientitas dobladas en una de las esquinas, réplicas de la noche estrellada en una de las paredes, ventanas con macetas, alféizar lleno de cojines y cortinas lindas, una estantería abarrotada de porta-retratos con bonitas fotos y sin contar con la cocina y sala llena de plantas. Por un momento un sentimiento de desasosiego le caló en el corazón, la misma sensación que tenía cuando visitaba la casa de sus amigos y tenía la misma impresión cálida, un hogar.
Un verdadero hogar.
Algo que él no podía tener al llegar a su casa, tan pulcra y sobria, fría y sin ese sentimiento de "no importa, estoy en casa, ahora estoy a salvó del mundo".
-Hey, pequeño, ¿estás bien? Sabes que puedes pasar sin problemas, aunque no lo creas, eres bienvenido- la voz de John lo trajo de vuelta a la realidad, no se había percatado que se había quedado anclado en la puerta a medio cerrar tras él, con la mano en el pomo y la mirada perdida. Cuando fue consciente de su entorno vió que el mayor ya había dejado la maleta que traía colgada del hombro en uno de los sillones y se dirigía hacia él con una expresión de desconcierto y preocupación. Mark inclinó su rostro hacia el suelo maderoso y suspiró profundamente, estaba tan cansado de todo. Menos de los cuidados y atenciones de John. Pero claro, jamás lo diría en voz alta.
-Solo estoy uh.. muy fuera de línea, jamás me había sentido tan perdido, en el sentido figurativo y literal de la palabra, sólo es eso- si en parte era verdad lo que decía, no se atrevía a contarle al mayor de mirada suave lo que giraba por su cabeza en ese momento. Suficientes problemas ya les había dado, para aparte preocuparlo por cosas de adolescentes.
Estaba seguro que no era el primer chico con padres ausentes y tiranos.
-Comprendo, pero créeme, es mejor sentirse perdido con el estómago lleno. Anda, vamos a cenar- las comisuras de la boca del rubio se curvaron hacia arriba, no terminaba de entender muchas cosas y una de esas era esa aura confortante que rodeaba al más alto, había tenido mucha suerte de ser encontrado por él.Con eso en su cabeza y el ánimo renovado termino de cerrar la puerta tras él, un pequeño "clic" sonó por la cerradura electrónica, recordándole que le había quitado a John la pulsera inteligente para desbloquear la cerradura cuando lo noqueó y escapó.
No tardó mucho en deducir para qué servía tal objeto y como usarlo en el momento. Sintió el rostro caliente, de nuevo la punzada de culpa le apretó el pecho. Tragó duro y metió la mano a sus bolsillos y saco la pulsera tendiendola hacia el mayor frente a él.
-Uh.. perdón, esto es tuyo, se te cayó bro, lo juro- una sonrisa nerviosa se le escapó, haciendo juego con su severo sonrojo, le miró con la mejor expresión de cachorrito pateado que pudo armar para que el mayor no le terminara echando de su hogar.
-Pequeño demonio, no tienes remedio- el mayor tomó la pulsera inteligente y bufó entre divertido y cansado. Ese niño era un sin vergüenza bastante entrañable con esos ojos brillantes y enormes junto al sonrojo que llegaba hasta sus orejas, tenía que recordar que el chico frente a él era una posible máquina de matar, pero no podía evitar ser atento, le salía natural. -recuérdame darte tu propia pulsera de identificación. Pero por el momento ve a sentarte en la barra, no tardaré mucho en hacer la cena.
-gracias por todo, John - murmuró repentinamente tímido por la falta de enojo del mayor, no sabía qué hacer con eso, cuando hacía algo malo solía recibir fuertes castigos a manos de su padres o del gremio alto del centro de inteligencia de Canadá. Caminó a rápidos y torpes pasos hasta uno de los altos bancos de la barra integral de la cocina, que no era muy amplia, pero sí perfecto para estar dos personas cómodamente.
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NEOCITY [JOHNMARK]
Fanfiction[23 chicos despiertan dentro de otra realidad, unos piensan escapar, otros tienen miedo y algunos desean apoderarse de esa dimensión, nadie sabe cómo llego ahí, no hay ninguna respuesta y buscarlas trae más dudas. La gente de ahí es extraña, a vec...