NEOCITY [JOHNMARK]

CAPÍTULO UNO: SIN RESPUESTA

Intermitentes pitidos se escuchan por toda la habitación, quiere callarlos pero no puede, los parpados le pesan y los pulmones le duelen, apenas es consciente de sí mismo cuando se dio cuenta que despertó, no en su frio cuarto creyendo que era otro extraño sueño sino en lo que parecía una sala de hospital si sus encandilados ojos no le mentían.

Esos odiosos sonidos le seguían molestándo la cabeza, que parecía a punto de reventarle, asi que se sacó todos los cables de encima, junto con el catéter en su mano izquierda a la vez que se levantaba de la dura cama y justo el pinchazo que sintió al quiarse la intravenosa le recordó que tal vez no era un sueño, y si lo era, estaba llegando más lejos que las veces anteriores.

Todo empeoro cuando los monitores multiparamedicos sonaron con un claro beep ininterrumpido debido a la falta de lectura de signos vitales, alertando a los enfermeros que el chico se sacó los cables de monitoreo o en el peor de los casos murió.

—shit — soltó una maldición al poner los pies en el blanco suelo y ver a personal médico venir hacia él, nada de ese lugar le daba confianza, todos sus sentidos le exigían huir y buscar respuestas ya que tenia muchas dudas, y ninguna de esas personas se veía con intención de resolverlas, apuro su huida al ver incluso a señores que parecían de seguridad ya que portaban sus respectivos uniformes.

Correr hubiese sido tan fácil sino fuese por el dolor en los pulmones que le hizo ir mas lento entre los pasillos con olor a desinfectante y las personas que a duras penas podía evadir, sus piernas también parecían entumidas y al percatarse que andaba con una delgada bata color azul horrible soltó otra maldición, un problema más que dejaría de lado por el momento a parte de no saber dónde había acabado su ropa.

Saltó una línea de sillas que tenía por delante, tal parece que había llegado al área de espera, le faltaba poco para salir a la calle y ver donde mierda estaba, ya que cada letrero que miraba estaba en coreano

¿Dónde había terminado y porque no recordaba nada?, siguió avanzando y burlando a como pudo la seguridad hasta que escuchó rápidas zancadas acercarse a él, intentó apresurar el paso pero de nuevo sus pulmones dolieron, agitado se obligó a apurar aún más el paso, su corazón latiendo muy rápido no podía dejarse atrapar, le faltaba tan poco y se halló jodido al escuchar un claro gruñido de molestia sobre su nuca, apenas pudo soltar un grito de rabia cuando unos brazos le tomaron con fuerza por la cintura haciéndole resbalar más no cayó al suelo por el agarre, estaba débil, no podía dar pelea y ese tacto, podía reconocerlo, se volteo claramente enojado encontrándose con un hombre de contextura grande mirándole igualmente molesto, se preparó para soltarle un puñetazo en el estómago pero el de cabello castaño fue más rápido y le tomó de las muñecas con su mano libre.

—basta, estás débil, tragaste mucha agua y hace poco despertaste, no hagas esto más difícil, niño— habló irritado el alto hombre que sostenía con fuerza al chico en bata color horrible que le mantenía la vista, sin apartarla, casi desafiándole y visiblemente con ganas de soltarle un golpe, vaya que tenía carácter pero su estado delicado de salud no ayudaba en mucho, seguramente tendría que sedarlo a la fuerza hasta que se recuperase.

—yo me siento perfecto, ahora suéltame o tendré que noquearte, mastodonte— gruñó con la voz por lo bajo, no necesitaba alzarla mucho, le tenía tan cerca que incluso susurrando se habrían escuchado claramente, ese idiota no tenía idea con quién se había metido al llamarle niño y haber detenido su justificada huida.

—¿Noquearme? Si apenas puedes mantenerte en p¡…!— no pudo terminar la frase porque el aparente débil chico pudo colar un fuerte rodillazo a la boca del estómago del más alto y justo cuando pensó que no se podía poner peor, tuvo la desgracia de aflojar el agarre en las muñecas del rubio el cual no perdió la oportunidad de romperle la nariz de un puñetazo directo al tabique, por segundos vió borroso y se tambaleó, vaya que el pequeño golpeaba fuerte y habría caído hacia atrás sino fuese porque los guardias habían llegado justo a tiempo, uno de ellos le tomó por los hombros ayudando a estabilizarse y enfocar de nuevo su vista al chico que no pudo dar más de diez pasos antes de desmayarse justo frente a la salida del hospital