Capítulo 1. "Golpe bajo"

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El despertador empieza a sonar una y otra vez, quitándome el sueño. Abro los ojos perezosamente, me levanto de la cama y suelto un jadeo cuando mis pies tocan el frío suelo de madera. Detesto el frío. Prefiero la primavera o el verano, esas temporadas son más fáciles de soportar. Cada vez que se acerca el invierno tengo que taparme de pies a cabeza para no morirme de una hipotermia. Y es realmente insoportable; todas las noches tengo que prender la calefacción, dormir con varias sábanas encima y bañarme con agua caliente.

Lo único bueno del invierno es que llega diciembre y eso significa Navidad, o sea muchos regalos y un montón de comida.

Aunque el mes de diciembre pasó hace rato, sigue haciendo mucho frío. Y enero apenas está comenzando y hace menos de dos semanas que entré a clases. La verdad es que no quería que las vacaciones se terminaran tan rápido, porque eso de quedarse despierta hasta la madrugada y dormir toda la mañana es el cielo.

Después de bañarme, cepillarme los dientes y cambiarme, bajo las escaleras y entro a la cocina, encontrando a mis padres y a mi hermana menor desayunando. Les sonrío ampliamente, beso la mejilla de mis padres y hago el típico saludo de manos con mi hermana. Algo que nos inventamos cuando éramos unas chiquillas.

—¡Buenos días! —exclamo con voz alegre. Me siento al lado de mi hermana y le doy un mordisco a mi sándwich de jamón.

—Buenos días, princesa.

Papá me dedica una gran sonrisa.

—Buen día mi niña —saluda mi mamá, sirviéndome jugo de manzana—. ¿Qué tal amaneciste?

—Bien, gracias —sonrío—. ¿Y qué tal ustedes?

—Muy bien —respondieron al unísono.

—Creo que hoy todos nos levantamos con ánimos —canturreo, haciéndolos reír.

Cuando terminamos de desayunar y preparar todo para ir al instituto, nos montamos en el auto de mamá y al cabo de unos pocos minutos llegamos al instituto. Mi hermana y yo bajamos del auto, nos despedimos de mamá y nos encaminamos hacia los pasillos de la escuela.

Mi celular empieza a vibrar, indicándome que me han enviado un nuevo mensaje.

Justin:
«Hola, te espero detrás de las gradas. Espero que no me dejes plantado, oh y te ves preciosa hoy ;)».

Sonrío estúpidamente y muerdo mi labio inferior mientras releo el mensaje.

—¿Quién te envió un mensaje? —pregunta Willa con curiosidad.

—Nadie en especial —me encojo de hombros, y guardo de nuevo el celular dentro de mis bolsillos—. Sólo era Katherine pregúntame dónde me encuentro.

Miento.

—A mí no me engañas, Gi —me da un pequeño codazo—. Cuéntame por qué traes esa sonrisa y quién es la persona del mensaje.

—Lo juro, no es nadie.

—No te creo.

—Pues no me creas, tonta —río burlona.

—Idiota —me fulmina con la mirada, y suelto una carcajada—. Anda dime. No te cuesta nada.

Hace pucheros.

—Ya te dije que...

—¡Gigi! —escucho la voz de mi mejor amiga detrás de mí, interrumpiéndome. Giro sobre mis talones y la encuentro corriendo hacia donde me encuentro—. ¡Gigi! —grita más fuerte.

Maldición, esta chica sí que le gusta gritar. Al parecer cree que estoy sorda o algo por el estilo.

—Hey, Kath.

En serio me gustas muchoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora