Capítulo 8: Hay palabras que duelen.

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Estábamos acostadas en la cama abrazadas después de haber dormido juntas toda la noche cuando tocaron en la puerta.

Cassie se levantó intentando no hacer ruido creyendo que estaba dormida.

Eran nuestros padres, ya habían llegado de París.

Cassie vino corriendo a la habitación y me soltó un "Son nuestros padres, vístete y no comentes nada de lo de anoche". Con la misma me levanté a ponerme un pijama y a bajar para saludarlos. Desayunamos con ellos y nos contaron todas las cosas que habían hecho en el viaje. Nos trajeron a cada una un souvenir de allí.

Subieron a deshacer la maleta y nos quedamos Cassie y yo en la cocina. Me echó una mirada pícara, se acercó a mí y me besó. Enseguida me aparté.

- Cassie, mi madre o tu padre puede vernos.- Le dije.

- Izzie, están arriba deshaciendo la maleta.- Me respondió.- ¿Me estás diciendo que ahora que han venido me tengo que aguantar las ganas de besarte cada vez que te vea?

- A nuestros padres no les haría mucha gracia vernos juntas. Somos hermanastras.

- Okay, hermanastras solamente.

Se subió a su habitación, supongo que se enfadó pero yo no puedo arriesgar que mi madre me vea, me daría muchísima vergüenza y seguramente ni lo entienda.

(...)

Acabamos de terminar de comer, voy a ir a pegarme una ducha porque con el calor que hace no lo aguanto. Subí al baño y noté que Cassie vino conmigo.

Entré, ella entró detrás mía.

- Sólo voy a lavarme los dientes.- Me dijo.

Eso hizo y se iba a marchar, pero cuando empecé a quitarme la ropa se quedó mirándome.

Embobada, muy embobada.

Se fue acercando a mi lentamente mientras me miraba, supongo que esperaba que la parase, pero en ningún momento lo hice.

Me agarró de la cintura, me besó y le dije que se bañase conmigo. Al final resultó ser algo más sexual que higiénico.

Mientras estábamos en la ducha, escuchamos como mi madre entró.

- Izzie, soy yo, necesito hacer pis que no me aguanto.

Le tapé la boca a Cassie.

- Vale, mamá.

Cassie para joder empezó a besarme en el cuello y a apretarme la espalda. La empujé suavemente para que no se esuchase.

- ¿Qué tal estos días con Cassie en casa?- Me preguntó mi madre.

- Bien, es más simpática de lo que parece.- Le respondí con la mano de Cassie en mis tetas e intentando resistirme para no pegarle.

- Me alegro de que hayan hecho migas, espero que sigan llevándose bien. Estoy contenta de que hayas podido dejar de lado tus sentimientos para cumplir los míos.

Se fue y Cassie me siguió besando. La aparté y salí de la ducha.

- Lo siento Cassie, pero esto se me está haciendo difícil, vamos a intentar controlarnos.- Le dije mientras me tapaba con la toalla.

Salí del baño y fui a vestirme a mi habitación. Cuando terminé de vestirme bajé al salón y me puse allí con mi madre.

(...)

Cassie no ha salido en toda la tarde de su habitación. Yo he estado con mi madre viendo pelis y ahora vamos a pedir unas pizzas para cenar y celebrar la vuelta de ellos.

Llamamos por teléfono, pedimos la pizza y esperamos a que llegase.

Cuando llegó nos sentamos a comer. Cassie estaba sentada a mi lado. La notaba bastante distante y con cara de estar mal.

Le puse la mano en el muslo mientras que estábamos cenando como señal de "estoy aquí".

Ella en vez de dejarla ahí y pensar que iba a buenas, me la quitó y se levantó.

- Buenas noches, descansen.- Dijo y se fue.

No sé qué le pasa, pero tampoco es mi intención hacer que se sienta confundida.

Subí y entré en su habitación.

- Cassie, ¿podemos hablar?- Le pregunté en lo que entré.

- Dime.- Me respondió desde la cama con voz seca.

- ¿Qué te pasa conmigo? Lo siento mucho si te he confundido, no era mi intención. Quiero que estemos bien, quiero estar contigo bien.

- Vale.

- ¿Vale?

- Sí, ¿qué quieres que te diga?

- No sé, algo más lógico.

- Vale, está bien. Te diré algo más lógico. Izzie, yo no sé qué quieres tú, pero, ¿sabes qué quiero yo? A la Izzie del otro día. La Izzie simpática y cariñosa del otro día. La que me volvió loca esa noche. La que me volvió loca nada más llegar a vivir aquí. La que me pone en tensión. Pero, ¿sabes qué es lo que no quiero? A esta Izzie, la que en un minuto quiere algo y al otro cambia. Esa Izzie la odio, pero si tengo que convivir con ella, prefiero que sea como una simple hermanastra. Ahora, ¿puedes salir? Quiero dormir.

Cerré la puerta, con el corazón un poco blando y con los ojos medio llorosos. Esas palabras me han dolido demasiado.

La locura que me provoca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora