Capítulo 4

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Entré en el comedor y con un simple y rápido vistazo a la sala les localicé de inmediato en una de las mesas del fondo, charlando entre ellos. Saludé.

-¡Cassie! ¿qué ha pasado? ¿dónde estabas? -Preguntó Connie, atragantándose con un trozo de pan mientras Sasha le daba un par de golpes en la espalda para que consiguiera tragarlo.

Me senté al lado de Hitch.

-Estoy bien... ¿y vosotros? ¿qué castigos os han impuesto?

-Connie tiene que limpiar los baños durante tres semanas y yo mientras tengo que lavar los uniformes de los cadetes. -Respondió Sasha, triste. Me sentía fatal por ellos.

-¿Y tú? -Me preguntó Connie.

-Pues, veréis...

Justo antes de contarles lo que había pasado en realidad, me detuve. No podía decirles que el capitán me había encubierto sin ningún tipo de motivo aparente, sonaba muy raro, era muy extraño, pensarían que les estaría ocultando algo. No quería tener que explicar algo que realmente yo tampoco comprendía.

-...resulta que el comandante todavía no me ha dicho cuál es el castigo que me toca.

Me miraron extrañados. Ambos hicieron una mueca, se encogieron de hombros y continuaron comiendo. Afortunadamente, en ese momento, Armin y Mikasa aparecieron y se unieron a nosotros. No quería seguir hablando de este tema. A pesar de estar hecho polvo, Armin nos saludó alegremente.

-¡Armin! Te veo bien. -Le dije. Realmente me ponía contenta ver cómo se estaba recuperando tan pronto.

-Lo estoy. Si no hubiera sido por ti y por tus maravillosos vendajes, seguro que no podría ni levantarme de la cama.

-Si encuentro al inútil que te hizo aquel vendaje nefasto se las verá conmigo... -Apreté el puño mientras le daba un sorbo a mi vaso de agua.

Nos echamos a reír.

Después de la cena, algunos se fueron a sus habitaciones, otros se quedaron bebiendo en el comedor. Yo salí fuera, al campo donde entrenaban los principiantes. Me apoyé en una barandilla mientras les observaba correr por la explanada. ¿Habrían accedido voluntariamente? ¿quizás alguien les ha obligado a alistarse? ¿realmente saben todo lo que conlleva formar parte de la legión? Hubo una vez que la comandante Hange Zoe se bebió una botella entera de vino en la fiesta de la ceremonia de ingreso al ejército y se puso muy filosófica (más de lo normal). Nos sentó a todos en una misma mesa y nos dijo que cada uno de nosotros éramos muy importantes incluso si nuestras tareas solo se basaban en limpiar, porque todos y cada uno de nosotros éramos necesarios, éramos un eslabón de la cadena y no se puede prescindir de ninguno, porque si los de abajo fallan, los de arriba serán los primeros en caer.

Cuando terminé los tres años de duro entrenamiento, de todas las opciones que se me presentaban elegí la que nadie quería, cuidados sanitarios. No tenía ni idea de medicina, no sabía cómo curar un corte profundo, no sabía cómo soldar un hueso roto y tuve que aprender sobre la marcha. Debido a que eran los soldados del cuerpo de exploración quienes sufrían más bajas y tenían más heridos, me uní a ellos, y desde entonces espero a que regresen en lo alto de los muros los que con suerte siguen vivos. Era a lo que me dedicaba, sin más. Dos veces por semana me tocaba hacer turno en la enfermería, y allí pasaba la noche, escuchando las historias de mis compañeros que cruzaban los muros, hablándome de cómo se libraban de la muerte en el último segundo.

-Están castigados, siempre pasa igual con los nuevos. -Dijo Armin de pronto sacándome de mis pensamientos, colocándose a mi lado. Se refería a los novatos que corrían por el campo a punto de caer rendidos de cansancio.

𝐈𝐍𝐃𝐎𝐌𝐀𝐁𝐋𝐄 ·ʟᴇᴠɪ x ᴏᴄ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora