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Después de aquella comida con los amigos de Chris, ni uno dijo nada sobre la carta que llegó y preferias que así fuera. Pasaron algunas semanas donde Chris fue muy atento contigo, te contaba muchas cosas sabré el y cuando tú querías contarle algo se mantenia en silencio, observandote, pero te ponía su total atención en ti.
Cada mañana te despertaba con una flor de su jardín, con un desayuno fabuloso y con un pequeño baile mañanero, aquellos gestos conmovieron tu corazón y abrieron los capullos de tus mariposas que empezaron a volar en tu estómago.
Cada día que estaba ya no recordaba el sentimiento que tenías por Bill, ahora solo pensabas en un solo hombre el cual se llamaba Chris.
Ahora te encontrabas en tu habitación poniéndote un vestido, Chris te había dicho que quería llevarte a un lugar la noche anterior, aún no te sentías tan segura para dormir con el o besarlo, pero tú mente cada día pensaba más en Chris y tus pupilas parecían amarlo cada que miraban sus ojos azules.
—cariño... Perdón—chris abrió la puerta, pero al verte que aún no subías el cierre de tu vestido; el cual no mostraba mayor parte de tu cuerpo, aún así el rubio se tapo los ojos y se mantuvo en el marco de la puerta. Tu cerrarse el cierre y te giraste para ir hacia el.
—no te disculpes Chris, no miraste nada —le hablaste al estar cerca de él, colocaste tus manos sobre las de el y se las quitaste de los ojos para que te miras ( aunque también por qué querías mirar sus ojos azules)
— debí haber tocado—dijo, mirando tus ojos y sintiendo como su corazón quería salir de su pecho, miro tu vestido y sonrió para después mirar a tus ojos de nuevo —. Te ves muy hermosa cariño, con ese vestido... Bueno siempre te miras hermosa, pero con mis playeras te miras más —te guiñó un ojo, divertido, mientras tú te sonrojabas por su halago.
Miraste su traje color azul, le quedaba muy bien ese traje, miraste de nuevo sus ojos y ya era costumbre ver sus pupilas dilatadas por ti y la tuyas por el, pero era un gesto que jamás te cansaras de ver.
—tambien te ves bien —susurraste, mientras que el se sonrojaban al igual que tu, extendió su mano hacia a ti y tu la tomaste.
—gracias—te agradeció el halago—¿Lista para irnos? — preguntó, entrelazando tus dedos con los de el, ya era algo que el hacia y no pedía permiso desde que tú le dijiste que no tenía que pedir permiso para eso.
—¿A dónde iremos?—preguntaste, empezando a caminar junto a Chris.
—el primer lugar es una biblioteca, tenía una aquí, pero decidí hacer algo más con esa habitación—el rubio acercó tu mano a sus labios y depósito un pequeño beso en ella, tu sentiste como tus mariposas volaban en tu estómago cada vez más.
