Parte 8

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—¿Draco?

Había momentos largos que se volvían fríos antes de que Harry pudiera estar seguro de que Draco no estaba dormido. Tenía al rubio abrazado, pero su cuerpo estaba inerte, todos los músculos desconectados incluso aunque sus ojos seguían abiertos. Pero tener los ojos abiertos no era un signo de conciencia, rápidamente se dio cuenta que el rubio se negó a enfocar su mirada o a parpadear sin importar las veces que el chasqueara los dedos en su cara.

Un peso desesperado comenzó a presionar sobre el pecho de Harry, acelerándolo y amenazándolo con robar su humanidad. Un aullido atrapado en su garganta lo hizo reaccionar con ferocidad. —Mierda... mierda, Draco. Despierta, despierta. — Se agachó mirando fijamente los labios entreabiertos de Draco hasta que los signos reveladores de la respiración lo hicieron calmarse. Frunciendo el ceño, empujó con cuidado el labio inferior del chico hacia abajo, saludándolo encontró sangre goteando de sus colmillos demasiado afilados para pertenecer a la boca de un humano.

Los dientes de Draco habían estado bien hacía menos de una hora.

Había besado al chico repetidamente, sin signos de dientes afilados o garras. Pero los dientes habían salido de sus límites...

Harry miró detrás del rubio, encontrando su camiseta destrozada. Sacó una de las manos de Draco para observarla, garras curvadas salían donde normalmente el chico tenía unas uñas bien cuidadas.

—Demonios. —Harry exhaló lentamente, sus ojos se cerraron mientras trataba de procesar lo que estaba viendo.

¿Tenía Draco un lobo en su interior? No debería haber cambiado, Hermione le dijo que el no podía transformar a nadie, que era seguro. Por supuesto, no había contado con que nunca lo habían comprobado realmente. Además, no contaban con toda la información relacionada a los lobos de Grecia, pero estaba bastante convencido de que Draco no debería haber cambiado mucho más que, crecer su aparato sexual y volverse más rápidos una vez que se apareaban con un lobo. Entonces, ¿Qué mierda estaba pasando con Draco?

Harry se estremeció, su mente parpadeó ante las pesadillas, sobre los demonios lobo que había escuchado en los cuentos al lado de las hogueras. Hombres y mujeres atrapados en medio de la transformación, sólo aparecían en luna llena. Bestias viciosas y sin sentido que podrían luchar contra un hombre lobo totalmente transformado y ganarle, podría desgarrar al lobo en pedazos y comerse su carne. ¿Era por eso que su manada se negaba a aparearse con los humanos? ¿Por evitar crear algún tipo de monstruo?

Estaba exagerando. Draco era... diferente. Remus había tenido a Tonks, habían tenido un hijo, y Tonks nunca cambio. Su cerebro estaba saltando a la solución más loca para no temer haber matado a Draco con su mordisco. Todas esas ideas se movían en sus pensamientos; quizás el apareamiento había roto algo en su interior. Probablemente no debería haberlo hecho.

La siguiente luna llena estaba a menos de un día de distancia.

Harry se pasó la mano por el cabello, sus ojos volvieron a la cara de Draco. Cerró los ojos del chico pero todavía no parecía completamente dormido, había una quietud en su forma que no parecía natural. —Voy a resolver esto cariño — susurró besando ligeramente los labios del rubio.

Frunció el ceño otra vez, presionando su mejilla contra la mandíbula de Draco para encontrar algunos pelos que no habían estado allí antes.

Necesitaba hablar con Remus. Era lo más cercano que podía tener en la manada, ya que aun estaban molestos con el.

Si hubiese jodido algo en el apareamiento con Draco, Remus sería el único que lo sabría. Esperar contactar con Hermione seria un martirio, necesitaba una solución rápida.

MORDEDURA DE APAREAMIENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora