━━four.

108 12 1
                                    

•• <<────≪•◦⚜◦•≫────>> ••

Todo se ve mejor desde arriba, mi rey

La brisa del mar acariciaba su rostro mientras suspiraba anhelando un milagro, el frío helaba sus delicadas manos que sostenían un cigarrillo reposando en el balcón mirando el horizonte, miraba las pequeñas casas, las personas que corrían hacia sus casas por la amenazante lluvia, los taxistas dando vueltas una y otra vez buscando tan solo un pasaje para ganarse unas monedas, la pareja de enamorados que caminaban de la mano besandose en cada esquina.

Suspiró con nostalgia encendiendo otro cigarro.

El mundo se sentía tan pequeño bajo del edificio donde se encontraba, y sin poder controlarlo una lágrima salió de sus ojos miel, ansiando una vida normal y tranquila como la de la gente que veía por el balcón, ¿Hace cuánto tiempo no caminaba por las calles cuando el atardecer pintaba el cielo naranja? No lo recordaba. Tampoco recordaba hacía cuánto tiempo había sentido tranquilidad en su corazón, porque quizá nunca lo había sentido, y se sintió impotente. Sintió envidia de la niña que cruzaba la calle acompañada de su familia, riendo a carcajadas y siendo cargada por su madre.

¿Por qué la vida le quitó a su familia? Nunca lo entendería y nunca lo perdonaría, el quería saber que se sentía que te leyeran un cuento antes de dormir, saber que se sentía que fueran por ti al final de la escuela, saber que se sentía tener a dos personas amándote incondicionalmente orgullosas de tu existencia. Pero el nunca lo sabría, porque lo abandonaron como si no valiera nada, como un pedazo de basura indeseable.

El no había escuchado cuentos de hadas con un beso de buenas noches, el había escuchado una y otra vez disparos y gritos de muerte cuando se escondía en los callejones. No había sido un niño, porque le arrebataron su infancia cuando tuvo que aprender a matar para sobrevivir en las sucias calles de Oaxaca, dónde tuvo que robar para tener un pan que comer, el nunca había sido un niño, y lo lamentaba todos los días pensando que en otra vida sería feliz y tendría dos padres amorosos.

Quizá ahí no terminaría a punto de morir por una sobredosis a sus 15 años, cuando estaba dispuesto a morir para darle fin a su asquerosa vida, nunca olvidaría los gritos de las enfermeras tratando de llamar a doctores que lo atendieran porque la vida se le estaba escapando, quizá por eso sintió lastima por si mismo y luchó para sobrevivir. Desde ese momento algo cambio dentro de el, quizá fueron las lágrimas de las enfermeras cuando les contó su vida lo que lo convencieron de salir adelante, pero lo hizo, al no tener estudios no podía aspirar a mucho, pero logró hacerse de pequeños trabajos lo que lo llevó a conseguir un lugar decente dónde dormir, nunca olvidaría la paz que sintió la primer noche que durmió ahí, sin miedo a que lo asesinaran, a qué abusaran de el, o a qué le quitaran sus únicos pesos.

Aunque, no todo había sido malo, por algo actualmente estaba viviendo en uno de los edificios más las lujosos de Huatulco mirando las pintorescas casas desde su balcón fumando un costoso cigarrillo.

Sucedió a sus 20 años, había conseguido trabajo como taxista, era algo tranquilo, y su patrón no le pidió explicación del porque no tenía estudios, así que le fue como en feria, ganaba bien, lo suficiente para pagar su alquiler y tener un refri con comida decente. En el poco tiempo que llevaba trabajando, lo más aterrador que había visto era un borracho desnudo corriendo por la calle, o a adolecentes estúpidos peleando afuera de antros, no era la gran cosa, pero ese día se quedó hasta tarde debido a que le faltaba completar su cuenta, ¿Qué podría pasar? Actualmente no sabría si agradecer por haber pasado por ese callejón aquella madrugada de diciembre, o arrepentirse por haber bajado del carro cuando escuchó disparos y un grito agonizante.

Tuyo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora