Victoria

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Apoyó su espalda en mi pecho, mientras ambas veíamos la tele.

Emma había insistido en ver un capítulo de una serie típica en su país.

—Crees que tenemos alguna posibilidad de ganar? Aunque ganaras tú, también estaría bien

Ella simplemente inclinó la cabeza y me besó justo encima de la oreja.

—España no va a ganar, nunca gana. Es algo que ya tenemos asumido. Ni siquiera yo voy con España y me han enviado a mi.

No entendía cómo alguien podría querer que España no ganara Eurovision teniendo una represente con tanto talento.

Mañana podíamos ganar, hacer historia.

Había conocido a Emma en marzo, cuando conocimos a todos los representantes de cada país para Eurovision.

Pero no había llamado mi atención hasta que se subió por primera vez al escenario delante de mí.

Cuando la vi, tan pequeña, tan delicada. Como una pequeña muñeca de porcelana. Me causo ternura.

Pero, cuando empezó a cantar, todo cambio.

Ya no era una muñeca de porcelana. Era una super estrella.

Siempre bromeaba sobre que no iba a ganar, pero, aunque fuéramos rivales. A veces deseaba que ella ganara, o que al menos estuviera en uno de los primeros puestos, solo por lo mucho que se lo merecía.

Cuando paseaba por el hotel, generalmente buscando a alguien, a veces, la escuchaba tararear nuestras canciones. Siempre me recordaba lo buenas que eran y lo mucho que le gustaban.

Sabía que ella no había venido a competir. Porque se había hecho amiga de prácticamente todo el mundo. Cosa curiosa, ya que no todo el mundo hablaba inglés bien.

Muchas veces me recordaba a Thomas, con quien se había llevado especialmente bien.

Los dos tenían muchísima energía, tanta que, cuándo estaban juntos agotaban a quien hubiera cerca. También bromeaban todo el tiempo y eran impulsivos. Pero sobre todo, eran buenas personas.

—Vic—Se acurrucó contra mi, interrumpiendo así mis pensamientos. Me puse nerviosa solo por su tacto—Me hablas de Italia?—Vi como cerró sus ojos.—Como es? Y la pasta? sabe mejor que la de otros países? y el helado? y los museos?—Bostezó.

Empecé a acariciar su pelo suavemente mientras le hablaba de mi país. Nos había preguntado a los cuatro cosas así mil veces. Le prometí llevarla a todos los museos de Italia.

Se durmió mientras le hablaba de Roma.

Moví su cuerpo lo más suavemente que pude para no despertarla. La arropé y besé su frente.

—Buenas noches, pequeña muñeca de porcelana—susurré, sabiendo que no me escuchaba.

Habíamos ganado. No sabía como, pero habíamos conseguido llegar al público. Emma estaba sentada justo delante de nosotros, y vi como se levantaba aplaudiendo mientras nos miraba con orgullo.

Abracé a mis amigos. Y juntos fuimos al escenario.


Después de las entrevistas, había una fiesta para todos los participantes que habíamos llegado a la final.

Nosotros entramos los últimos, ya que estuvimos más tiempo haciendo entrevistas. Estábamos pidiéndonos algo de beber cuando noté como un pequeño cuerpo me abrazaba. Era Emma.

Toda su preciosa cara estaba cubierta de lágrimas. Y murmuraba algo que no llegaba a entender. Solo entendí "te quiero" y "feliz".

Fue suficiente para que rodeara su cuerpo con los brazos y besaba su mejilla. Un par de minutos después se separó de mi para abrazar a Thomas. Él la estrecho entre sus brazos mientras besaba su frente varias veces y limpiaba las lágrimas de sus mejillas.

Parecía casi evidente que había más que amistad entre ellos.

Emma besó su mejilla se separó de él para arrastrarme a un lugar fuera de la sala. Por su forma de andar pude comprobar que llevaba alguna copa de más.

—Emma, adonde vamos? estas bien?

Ella simplemente no respondió y me llevó a una pequeña esquina donde nadie pasaba. Aún seguía llorando.

No entendía nada hasta que puso ambas manos en mis mejillas mientras observaba de cerca todas las facciones de mi cara.

—No se si es buena idea, pero mañana vuelvo a casa y no se cuando voy a volverte a ver.

Exclamó atropelladamente. Justo antes de acercarme a ella y juntar nuestros labios.

En cuanto fui consciente de lo que pasaba, puse las manos en su cintura para pegar su cuerpo al mío y seguí besándola.

Si estar en el cielo era algo así, no quería vivir tantos años.

El beso se tornó salado cuando sus lágrimas alcanzaron mis labios.

Me tomó de la mano y subimos hacía su habitación mientras nos dábamos algunos besos de camino.

Cuando cerramos la puerta, ya dentro de su habitación. Emma trató de quitarme el traje sin demasiado éxito. Tardé un poco pero conseguí quitarlo quedando solo con mi ropa interior.

Emma se quitó el top que llevaba y me dio la espalda para que pudiera bajar la cremallera de su falda.

Ambas estábamos ya en ropa interior cuando volvimos a besarnos. Había hecho eso varías veces, pero aún así notaba un nudo en mi estomago por los nervios.

—Joder Vic, eres preciosa.

Murmuró Emma mientras bajaba sus besos hasta mi cuello. Un pequeño jadeo se escapó de mis labios al notar sus manos en la zona baja de mi espalda.

Hábilmente se deshizo de mi sujetador, hice lo mismo con el suyo. Y con ellos el resto de nuestra ropa.

Me desperté con Emma acurrucada en mi pecho. Ambas seguíamos desnudas.

Me gustaba despertar primero para poder ver la calma que transmitía. Acaricié su mejilla mientras sonreía.

Estaba casi segura de que la quería. Ahora, lo que tenía que solucionar era como no alejarme de ella, porque sabía que no iba a ser capaz.

Holi!! Este ha sido mi primer intento de capítulo con detalles así que probablemente sea horroroso, pero intentaré mejorar para próximos capítulos.

Mañana voy a subir un capítulo de Thomas y el siguiente será la parte dos de Ethan. <3

One shots; MåneskinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora