Capítulo III: Acapulco.

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Eran las once de la mañana y Victoria todavía le faltaba terminar de ordenar una parte de su pequeña maleta. Pues no se encontraba sola, estaba acompañada de su hermana Gabriela.
-Eugenia ya me quiero ir...no quiero seguir esperándote.- Gaby se sentaba a un costado de la cama.
-¡Ya! No me sigas apurando, mira que más me demoró. No me gusta que me apuren.- Victoria volvía a indagar dentro de su maleta.
-¡Dios! Esta bien.- se tapaba la cara con una almohada.- Espero que Diana no haya llegado a Acapulco.
-¿Y qué? Si ya llegó no es mi problema...además ella también tiene departamento allí.
-Ok.- Gaby se levantaba de la cama.- mejor me voy a preparar algo para comer porque más me estreso viéndote aquí, mirando tu maletita.
Coco estaba sobre la cama, pegada mirando fijamente a tía Gaby.
-¿Verdad mi amor que tú mamá se demora mucho? Siii ya nos vamos a la playa.- Gaby agarraba a la pequeña perrita en sus brazos.- Nosotras nos vamos a la cocina.
-¡Ah! Esta bien, esta bien.
De pronto el teléfono de Victoria comenzó a vibrar desesperadamente. Mensaje tras mensaje. Pasaron unos minutos hasta que se animó a revisar el pequeño aparato.
Era César quien estaba desesperado, pues quería acompañar a su amante a la playa. Más que eso, necesitaba despejarse después de todo el lío con su hija Carla. Sentía la necesidad de huir del problema que se le venía encima y Victoria era una buena forma de huir de esa vida densa y miserable.
Una vez Victoria término de hacer su maleta fue hasta la cocina para avisarle a su hermana que al viaje se sumaba César.
-Que buena noticia. El cuñado se suma a la playa...de hace mucho tiempo que no veo a César. De seguro lo vamos a pasar muy bien.
-Eso espero Gaby...
-¿Te pasó algo?
-No, no. Solo espero que todo siga hasta ahora, en calma.
-Claro que sí...si lo dices por Diana, pues ella es una tumba. Además que ya los vió en Perú, digo, medio mundo los vió discutir en Perú...pero bueno, para qué acordarnos de eso ¿verdad?
-Sí, para qué. No quiero ni acordarme. Bueno, ya estoy lista. ¿Nos vamos?
Victoria y César habían quedado de acuerdo para encontrarse allá, dado que su integración al viaje había sido de improviso.
-Hola mi amor.- Victoria le abría la puerta de su depto.
-Hola gordita.- le daba un pequeño beso.
-Pásale, adentro está Gaby.
César dejó su maleta al medio del pasillo, dió unos cuantos pasos y se encontró con Gabriela Ruffo.
-Hola cuñadito.- se acercaba para abrazarlo.
-Hola Gaby. ¿Cómo estás?
César la recibió con un caluroso abrazo.
-Que alegría verte, después de tanto tiempo.
-Digo lo mismo cuñadita.
-Ven siéntate caramba. Hay que ponerse al día.- ambos rieron.
-Voy a pedir algo para que comamos.- Victoria se sentó a un rincón para ver su celular.
Luego de unas horas transcurridas, Gabriela sabía perfectamente que debía dejarlos un momento solos. Pues ambos necesitaban conversar. Y así lo hizo, gaby salió a pasear a Coco y Chanel por la playa.
-¿Me vas a decir qué te pasó?
Victoria se sentaba al lado de César en el sofá.
-...Nada. ¿Por qué?
-Porque aceptaste a venir de improviso. Pensé que te ibas a quedar en tú casa.
-No...en verdad ha sido difícil estos últimos días, un caos.
-¿Por qué?.- Victoria lo miró extrañada.
-Resulta que...Carla no está bien...y he tenido que ir a muchas citas médicas últimamente. Esta situación me tiene preocupado, mi hija no está bien Vicky.- César tenía la mirada baja y al mismo tiempo entrelazaba sus dos manos.
-Pero...ella va a estar bien mi amor, tiene el apoyo médico y el de ustedes como padres eso la va a ayudar para salir adelante.
-Sí...es por eso que quise venir aquí. Necesitaba distraerme un poco, abstraerme de todo e incluso de las grabaciones.
-Esta bien, sabes que puedes contar conmigo siempre. Estoy aquí para ti mi amor.- Victoria sostuvo su mano derecha con ambas manos.- Aquí estoy.- luego le dió un pequeño beso en la mejilla.
-Gracias mi vida.- le sonrió agradecidamente.
Al día siguiente Diana Quijano llamó a Victoria por celular. Quería acordar una salida a la playa para luego compartir un trago en la noche.
-¡Mi Vicky! ¿Cómo estás querida?
-Diana, amiga. ¿Muy bien y tú?
-Que bueno, pues yo bien igual. Ya contando los minutos para verte.- Diana reía.
-Siii. Pues ya, nos vamos a la playa con Gaby. Nos vemos allá en media hora. ¿Te parece?
-Claro que si muñeca. Nos vemos.
Los tres Victoria, César y Gaby se juntaron en la playa con Diana. Era un apartado sector privado, exclusivo para residentes. El cual tenía cómodas sillas de playa y varias albercas para poder nadar.
Tanto Victoria como César llevaban lentes oscuros y gorras. Así era menos probable que alguien los identificara.
Al transcurso de varias horas de charlas, risas, baños de sol, mar y alguna que otra selfie del recuerdo decidieron ir a una pequeña exposición de tortugas marinas que se encontraba dentro de la misma playa privada.
-Mira César, son tan pequeñitas. Tan frágiles-Victoria sostenía un canasto de mimbre redondo, en el cual se encontraban varias tortugas.
-Son tan indefensas que uno piensa que las va a lastimar.- César se quedó viendo dicho canasto.
-¡Aja! Gaby tómame una foto con las tortugas.- Victoria le entregaba su celular.
-Esta bien.
-Gracias hermanita.- recibía el celular.
-Ay me encantan.- dijo Diana mirando las tortugas.- Que ganas de llevárselas a la casa, pero sin duda sería una maldad. Ellas pertenecen aquí.
-¿Saben? Estas tortugas viajan más de cien mil kilómetros luego de estar en cautiverio. Uno las ve muy pequeñas pero si son capaces de viajar esa cantidad de kilómetros.
-¡César es toda una enciclopedia!.- dijo Diana encantada.
-Mi cuñado es un sábelo todo eh. Él todo lo sabe...y lo que no lo inventa.- Todos soltaron una carcajada junto con Gaby.
-Mi amor sabe todo. Es muy aplicadito para el estudio.- Victoria reía.
-No, solo me gusta leer sobre diversos temas.
-Es todo lo contrario a ti vicky.- dijo Diana.
-Para que veas, ambos se complementan.- mencionó Gabriela.
-Pues sí, él me enseña diversos temas y yo...yo lo distraigo.- Victoria estalló en risa junto con César.
-¿Qué tú qué le haces?.- dijo Gaby riendo- Eso se oyó súper mal Eugenia.- apenas podía hablar de la risa.
-¡Ya! Basta. No sean mal pensadas.
-¿Cómo creen? Vicky es una mujer muy sería.- César se acercó a besarla.
-Bueno y nos tomamos una foto ¿todos?.- preguntó Diana.
-Claro.- respondieron los tres.
Entre risas se tomaron una selfie más, junto con las pequeñas tortugas. Luego César les tomó una foto a las tres, con plena luz del atardecer en sus caras. La cual le costó mucho sacar, dado a su gran humanidad que en varias ocasiones tapaba las siluetas de las tres mujeres con su sombra. Luego de pedirle a un hombre que les tomara una foto a los cuatro sonriendo muy a gustos, Victoria decidió subir una de las fotografías a Instagram. Claramente fue la que salían Diana, gaby y ella. Después de varias horas tratando de editar la foto con ayuda de Gabriela, precisamente los lentes de su hermana en el cual se lograba ver el reflejo claro de César, pudo subir la dicha foto sin que nadie pudiera percatarse de la amplia sombra.
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"En asuntos de amor, los locos son los que tienen más experiencia. De amor no preguntes a los cuerdos; los cuerdos aman cuerdamente, que es como no haber amado nunca".
Gracias por leer <3

Tan enamorados: &quot;En secreto&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora