Prólogo

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Un par de gemelos se despedían a la entrada de la que había sido su casa por seis años. El pequeño pelinaranja de mirada triste sollozaba mientras abrazaba a su hermana con fuerza, mientras que su consanguínea, escondía en el hueco del cuello de su hermano su rostro evitando que se viera sus hermosos ojos cristalinos.

Nunca habían estado tanto tiempo separados y tenían miedo, con tan solo seis añitos de edad sus padres ya les estaban separando, ¿por qué? Porque el adulto había conseguido la custodia de su pequeña y su, desde hace poco tiempo, ex-mujer, tenía la custodia del pequeño y su hermana recién nacida.

Tras muchas lágrimas y promesas los hermanos se separaron, la pelinaranja le dió un beso en la frente a su hermana más pequeña y, junto a su padre, subió al auto rumbo a su nuevo destino, Tokio.

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