Nekoma

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Desde la despedida con su familia habían pasado ya diez años, eso no quiere decir que no les haya visto desde entonces, pues cada fin de semana la, ahora no tan pequeña pelinaranja, iba a ver a su familia a Sendai.

--Mizuki, vamos, que es tu primer día en el Nekoma.-- Si bien es cierto que la pelinaranja iba regularmente a Miyagi, esta también tenía una vida en Tokio. Había hecho dos amigos en el vecindario, Kuroo Tetsuro , el cual estaba golpeando insistentemente la puerta de la habitación, y Kozume Kenma, el que, seguramente, se encontraba junto a su amigo con un videojuego en sus manos.

Estaba cansada, se levantaba sin fuerzas de la cama. Había dormido como mucho dos horas, ¿por qué? Porque, al igual que su amigo, ahora teñido de rubio, había estado jugando en un torneo que había durado bastante más de lo esperado, aunque realmente a ella poco le importaba eso.

--Voy.-- Su voz sonaba adormilada, normal, pero eso no evitó que su amigo más alto se riera con ganas detrás de la puerta.

Pasado un tiempo la puerta de la habitación se abrió dejándose ver a una pelinaranja ya vestida y con su consola en mano. Saludó a ambos y bajó a la cocina por algo de desayunar, la verdad es que poco le importaba llegar tarde a la escuela, si no fuera por sus dos acompañantes seguramente ni hubiera ido.

--Mizuki.-- Habló esta vez el más bajito sentado en el sofá.

--¿Qué pasa ahora Kozume?-- Se escuchó la voz desganada de la fémina desde la cocina.

--Hay otro torneo esta noche, deberíamos participar.-- La voz del chico se oía bastante suave, como un susurro desganado, estaba más concentrado en la partida que estaba jugando que en hablar, y sus dos acompañantes lo sabían.

Tras haber desayunado, los tres chicos se dirigieron camino a la escuela, era curioso como el más mayor cuidaba de sus amigos, que, como de costumbre, iban caminando mientras jugaban con su consola sin prestar atención a sus alrededores.

--Ey Mizuki, ¿te unirás al equipo de voley, verdad?-- Kuroo se había cansado de estar sin hablar, no comprendía por qué a sus amigos les gustaba tanto jugar a la consola, pero aún así consideraba que era mejor estar con ellos que con cualquier otro.

--Preferiría jugar a la consola.-- Masculló la pelinaranja observando como Kenma se vengaba de la muerte de su personaje.

--Por favor.-- Suplicó el pelinegro uniendo sus manos frente a su cara.-- Podríamos volver juntos como en los viejos tiempos.

Y era cierto, ellos eran mayores que ella, por lo que el año pasado le tocó volver sola porque ellos ya habían entrado al Nekoma. Lo pensó un rato, el año que viene Kuroo se iría a la universidad, así que este era el único año en el que pudiera volver con ellos como antes.

--De acuerdo.-- Su vista se levantó de la pantalla unos instantes para darle una pequeña sonrisa a su amigo, que emocionado, no pudo evitar abrazarla.

--Será genial.-- Tras decir eso se marchó a su clase dejando solos a sus dos amigos.

--Nos vemos luego Kozume.-- Le dió un beso en la mejilla y se giró para marcharse a su aula.

--Espera.-- Ella se giró, ambos habían dejado la consola de lado y se miraban a los ojos.

No lo entendían, había algo que les llamaba en su interior pero no sabían el que, solo sabían que querían estar más cerca, pero a pesar de eso, reprimiendo sus ganas, como ya hacían desde hace diez años, apartaron la mirada.

--Nos vemos luego.-- Masculló él para darse la vuelta y dirigirse a su clase, su corazón latía con fuerza, lo notaba, y le daba miedo que ella también se diera cuenta. No sabía que era, pero sabía perfectamente que, fuera lo que fuera, ella se lo provocaba.

Amor GamerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora