Campamento de entrenamiento

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La pelinaranja había terminado el torneo nacional que definiría quién sería el representante de Japón. Si bien es cierto que les había costado, el equipo de la joven había quedado en segundo puesto, curiosamente, el que había quedado en primer lugar había sido el equipo FNC, dejando en tercer puesto a CK.

Acababa de empezar el verano, las internacionales estaban a la vuelta de la esquina, la segunda semana de septiembre. La chica estaba preparando su maleta pues, como manager, iría junto al Nekoma a un campamento de entrenamiento. El equipo había perdido en octavos de final contra el Fukurodani.

Kenma y Kuroo se encontraban en el sofá de la chica hablando con sus compañeros de equipo, hace poco los habían conocido y no se habían llevado nada mal.

La residencia era increible, o eso pensaba Kenma al ver como, en medio del salón, se encontraba una mesa con seis ordenadores de último modelo. Giró su mirada a la escalera al escuchar unos pasos, la chica bajaba una maleta casi más grande que ella y una más pequeñita en la espalda.

Ella debía seguir con los directos, así que, en la maleta grande llevaba todo el material necesario para este, mientras que en la más pequeña, llevaba la ropa necesaria para su estancia allí.

La pelinaranja estaba nerviosa, era su primer campamento, pero sin embargo la emoción la superaba, podría ver de nuevo a los chicos competir sin interrupciones.

--¡Vamos gatitos!-- Gritó ella con emoción saliendo por la puerta. Sus dos amigos solo rieron y fueron tras ella, habían quedado con el Nekoma a la entrada del instituto para que les llevara un autobús.

Kenma, como era normal, llevaba en una mano su consola y en la otra la maleta, mientras que la chica, posicionada a su lado, observaba con asombro la habilidad con la que podía presionar todos los botones con una sola mano. Por otro lado Kuroo, quién se había denominado oficialmente como fan de la pareja, había decidido que era el momento perfecto para empezar a sacarles fotos discretamente.

Ninguno había prestado especial interés en el trayecto, y cuando se quisieron dar cuenta ya se encontraban delante de la escuela viendo como sus compañeros empezaban a sentarse en los asientos.

El trayecto hasta las instalciones del Fukurodani fue corto, y el equipo residente ya se encontraba esperando para saludarles, poco después llegó el Karasuno, el cual se puso a montar una escena bastante cómica.

La chica veía a su amigo pelinegro reir con ganas, mientras que, a su lado, el rubio buscaba con la mirada a un pequeño pelinaranja.

Si bien es cierto que era el hermano de la chica que le gustaba, al rubio le había caído bien ese enano saltarín y quería consejos sobre la chica, ¿y quién mejor que su hermano? Por lo que, al oir que llegarían más tarde no pudo evitar desilusionarse.

--Vamos Kenma hay que llevar las cosas a la habitación-- Que más que habitación era un aula habilitada para dormir. Kuroo arrastró a su amigo despidiéndose con la mano de la chica, quien saludaba animada a las managers del equipo del Karasuno.

Todos los chicos habían desaparecido de golpe, por lo que las chicas, tras recoger sus pertenencias, se dirigieron al aula que compartirían con el resto de managers.

La pequeña rubia estaba nerviosa, acababa de conocer a la hermana del chico que le gustaba, porque sí, ese pequeño de pelo anaranjado le había llamado mucho la atención.

--Y...Mizuki, ¿puedo llamarte Mizuki?-- Habló la rubia con mucho nerviosismo haciendo reir a la más baja.

--Por supuesto Hitoka, ¿qué pasa?-- Preguntó al ver que abría y cerraba la boca de manera repetida.

Amor GamerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora