La música electrónica se escuchaba por todo el club, las personas movían sus cuerpos en la pista de baile al ritmo de la canción o hacían el intento porque algunos solo brindaban como retrasados.
Venir a Ginza fue un completo error, esa noche aunque el ambiente estuviese demasiado animado no me sentía con la energía suficiente para disfrutar de la noche.
-¿Quieres bailar?
Gire mi rostro cuando un chico rubio y bien parecido se acerco a mi oído para hacerme dicha invitación. No estaba mal, quiza me equivoque sobre lo aburrido que estaría la fiesta.
Asentí despegando mi cuerpo de la barra para ir al centro de la pista, sentía su mirada recorrer mi espalda desnuda, mi trasero y terminar en mis largas piernas. Sus manos no perdieron el tiempo y se aferraron a mis caderas uniendo su pecho a mi espada, nos hizo movernos al ritmo de la música de una manera nada exagerada, tampoco quería pasar vergüenza.
Mi cintura iba de izquierda a derecha y mi mis manos recorrían mi cabello, hombros y abdomen. Mi extraño compañero de baile me obligo a dar la vuelta y entonces pude darme un momento para admirar su linda cara, su rubio cabello, sus ojos color miel y un cuerpo de infarto.
-Nunca te había visto aquí ¿eres nueva en la ciudad?-Me preguntó cerca del oído dejándome oler su delicioso perfume.-Creo que recordaría tu lindo rostro si lo hubiera visto antes.
-Tal vez.-Le respondi pasando mis brazos por detrás de su cuello para acercar más nuestros cuerpos
-¿Viniste sola?
-Quiza.
-Te esta gustando provocarme, verdad?
-Puede ser.
Lo sentí reírse pues su cuerpo vibró. Poco a poco sus manos bajaron de mi cintura hasta mi trasero dando indirectos masajes al mismo, sabia a donde iba esto.
-¿Vamos a otro lugar más privado?
-Si. -No tarde nada en aceptar su propuesta, en el fondo la estaba esperando.
No perdimos el tiempo y con las manos unidas casi corrimos fuera del bar. Me importaba una mierda donde fuera llevaba mucho tiempo de abstinencia gracias a mis perros guardianes y su líder. Esta vez no me iba a contener.
Empujo mi cuerpo a la pared del callejón y atacó mis labios con rudeza; yo se lo permití porque en el fondo me encantaba que así fueran, rudos y agresivos. Su lengua jugueteaba con la mía hábilmente y uan de sus manos acariciaba mi pierna, con la otra me sujetaba la nuca posesivamente.
Diablos, esa noche mejoro bastante.
-¡ANABELLA!
En un segundo ya no sentía ni los labios ni las manos de aquel extraño amante. Lo vi en el suelo con el perro guardián dándole una serie de golpes en la cara. Yo me quede cruzada de brazos sabiendo que eso iba a pasar, pensé demasiado rápido eso de que mi noche había mejorado.
-¡No te le acerques de nuevo!-Leonardo amenazó al rubio quien seguía en el suelo.-¡Y tu ten un poco de vergüenza!-Me miró furioso.
-No me pidas algo que no tengo.-Me encogí de hombros restandole importancia.
-Nos vamos ahora.
Me sujetó del brazo pero inmediatamente lo alejé. Sabia por donde irme así que camine furiosa hasta la camioneta negra que nos esperaba, subí en la parte trasera y Leonardo también. En el camino ninguno dijo nada, yo no quería hablarle por ser un entrometido de mierda pero él si lo hizo.
-Si no hubiera llegado ese idiota te hubiera follado en un puto callejón Anabella. ¿En que estabas pensando?
-En lo delicioso que hubiese sido eso si no nos hubieras interrumpido.
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Lo Definitivo |En Proceso|
Romansa¿Que hacer cuando tu vida depende de la persona que más daño te a echo? Desde joven Anabella Rossi a llevado una vida de excesos y dificultades, no es una mujer fácil de tratar pues su carácter y falta de confianza la llevan a ser una total pesadil...