|Tres meses después|
—Todos me están mirando como un insecto — dije mirando por encima del hombro de Leyla.
Podía divisar grupos de chicos y chicas murmurando claramente sobre mi.
—Saliste en el periódico, eres famosa ahora.
—Si, por matar a mi vecino — cerré mi casillero con fuerza y la miré.
—No, por salvar a todas las mujeres pelirrojas del condado de un psicópata asesino — la campana sonó y yo solté un suspiro de cansancio. — Ven, vamos a clase — Leyla enganchó su brazo con el mío y me jaló para comenzar a caminar.
—No quiero ir a clase, toca francés. ¿Sabes lo que eso significa?
—Tranquilízate, la maestra Pits ya no da en preparatoria — la miré confundida — Pidió que la transfirieran a la primaria, ahora les enseña el Je m'appelle a los de tercero — la miré con la boca entre abierta y las cejas levantadas haciéndole saber que lo que decía no me hacia sentir mejor — Piénsalo, nos hiciste un favor a todos, ya vámonos.
Ella me tiró del brazo para entrar juntas hacia el salón. Las miradas no se hicieron esperar.
Sin duda, sería un fin de año muy pesado.
...
En la hora del receso iba caminando con mi amiga hacia la cafetería cuando vi a la maestra Pits entrar a la sala de maestros. Algo dentro de mi me decía que debía hablar con ella a pesar de todo.
Eso hice.
Le hice saber a Leyla que la vería en la cafetería y corrí hacia la sala.
—Buenos días —dije entrando al lugar.
—Buenos... — la mujer puso la vista en mi y su sonrisa desapareció — Oh, por Dios. Me dijeron que estarías aquí pero no pensé que te soltaran tan rápido.
—Maestra Pits, me gustaría que pudiéramos hablar — me acerqué a ella.
—No, detente — ella alzó su mano indicándome que no siguiera. Lo cual hice — No quiero tener que ponerte una orden de restricción.
—Está bien, como usted desee — me senté en uno de las mesas que estaban allí, lejos de ella — Pero no se prevenga conmigo, ya no soy la misma de antes. Verá, lo que pasó me ayudó y también conocí a otras personas que me ayudaron — la mujer solo me miró intentando descifrar mi actitud — Lamento mucho lo de su esposo.
Bien, hay una parte de esta historia que no está contada del todo.
La noche en la que ocurrieron los hechos y salté junto a Tom a su piscina, como era de esperarse mi brazalete comenzó a titilar indicándole a la policía que me había pasado del límite, otra vez. Esa noche, el oficial Pits se dirigía una vez más hacia mi domicilio para asegurarse de que me encontrara dentro del perímetro establecido.
Al darse cuenta que no había nadie en casa y todo sospechosamente destrozado. Comenzó a andar por el barrio llegando a la casa de Turner, quién también estaba en condiciones poco favorables gracias a mi.
Temiendo lo peor, el hombre entró buscando al señor Turner y este lo sorprendió cortándole el cuello a cada lado.
—Al parecer eres un peligro para la sociedad, pero la policía ni los medios de comunicación concuerdan conmigo — ella me miró con recelo.
Aunque entendía perfectamente por qué.
—Mire, yo solo quería venir a disculparme con usted. Sé lo que es perder un ser querido y sé lo que es perder el control por eso — ella me miró asintiendo la cabeza — Siento mucho todo lo que sucedió y espero un día podamos dejar todo esto atrás.
—Mónica, pu... — el director Foley entró a la sala y al verme se quedó callado. Volteó a mirar a la maestra con preocupación y luego a mi — ¿Está todo bien aquí?
—Si, tranquilo Archie. La señorita Pearson ya se iba — el director giró su vista a mi una vez más.
Yo miré a la maestra una última vez y ella solo evitó mi mirada.
—Si — me paré de la mesa — Que tengan lindo día.
Salí del lugar no muy satisfecha con lo que había pasado, pero tranquila conmigo misma de que había hecho lo correcto.
Al final el primer día de escuela había terminado. Leyla hablaba de cualquier cosa mientras caminábamos hacia la salida.
—Oh, oh, novio sexy universitario a las doce — me giré para encontrarme a Tom recostado en su auto con unas gafas de sol oscuras.
Dios, este hombre no podía estar mejor.
—Adiós.
Salí corriendo hacia el para abrazarlo. El se separó del auto para recibirme y me alzó unos segundos en el aire.
—¿Qué haces aquí? — pregunté una vez toqué el suelo.
—Bueno, pensé en buscarte en tu primer día.
—No tengo siete años.
—Para ir a algún lugar... — Tom movió rápido sus cejas y yo no pude evitar reír — Súbete.
Nos subimos al auto y nos fuimos hacia el lugar más solo que pudiéramos encontrar. Encontró un lugar para estacionar el auto y nos fuimos hacia la parte trasera de el.
—¿Cómo te fue hoy? — preguntó entre jadeos mientras yo saltaba encima de él.
—Bien — eché mi cabeza hacia atrás.
—¿Algo interesante?
—No golpeé a nadie — gemí — Si eso es lo que quieres saber.
—Claro q-que no — agarró con fuerza mi cintura — ¿Hablaste con tu maestra?
—¿Por qué estamos hablando de esto ahora? — paré en seco para mirarlo a los ojos.
—¿Es raro que quiera saber como le fue a mi novia en la escuela?
—Sí, si es mientras intento tener un orgasmo — suspiré y me bajé de él — ¿Qué ocurre?
—Nada — levanté las cejas para que supiera que no podía engañarme tan fácil — Bien, solo estaba preocupado por ti. Ya sabes, puede ser abrumador, no todos entienden lo que pasó.
—Tom, está bien. No hay nada de qué preocuparse porque no me importa lo que los demás digan — el me sonrió de lado y acarició mi pierna. — Ahora, ¿podemos continuar o quieres saber cuál es mi tarea de matemáticas?
Tom soltó una carcajada y me tomó de la cadera para ayudarme a subir nuevamente a él.

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PARANOIA (Tom Holland y Tú)
FanfictionTras ser condenada a arresto domiciliario, _________ Pearson decide comenzar a espiar a sus vecinos para zafarse del aburrimiento. Así conocerá a su nuevo vecino, un chico guapo y sensual. Un día comenzará a sospechar que uno de sus vecinos es un as...