Libres al fin

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T/N sintió que alguien llamaba a la puerta, se escuchaba algo apurado. Se preguntó quién podría ser a esa hora, la verdad no tenía ánimos para atender visitas. Acababa de renunciar a su trabajo porque su jefa era una estúpida que le tenía envidia, o eso pensaba ella.

Todos en la oficina sabían que su jefa estaba loca por Harvey Specter, su supervisor. Y por celos la quiso despedir desde el día uno que fue contratada como secretaria de Harvey Sexy Specter, como lo llamaban sus colegas.

T/N volvió a sentir que alguien llamaba a la puerta, esta vez más fuerte.

-Ya voy, no es necesario que golpee tantas veces- Grito ella molesta, para mala suerte de su visita, su ánimo era horrible en ese momento.

Abrió la puerta de golpe, dispuesta gritarle a quien sea que estuviera golpeando, que se podía ir largando por donde vino, cuando se encontró con la espalda de su ahora ex supervisor.

Él se giró lentamente, mirando a T/N directamente a los ojos con un poco de sorpresa. Luego la miro de arriba abajo, con una mirada más oscura y lamiendo sus labios.

En ese momento T/N recordó que solo estaba con su pijama, un camisón de seda negro y una delgada bata de gasa. Su respiración se hizo un poco más profunda y le cosquillaron las piernas.

-Sr Specter, puedo saber a qué se debe su visita a esta hora de la noche- pregunto ella, aclarándose la garganta para que su voz sonara más segura de lo que se sentía.

-T/N- hablo él con voz profunda.

Eso causo que a T/N le temblaran las piernas, siempre se sentía nerviosa cuando él decía su nombre, era como si el sonido resbalara lentamente por sus labios y viajara directamente a su cerebro.

-Dígame en que puedo ayudarlo- Hablo ella.

Dándose cuenta inmediatamente que había elegido mal sus palabras, ya que él le dio una mirada aún más oscura y volvió a mirarla de arriba abajo.

T/N tenía que reconocer que siempre había fantaseado con su jefe, ya sea en la oficina, en la casa de ella o las pocas veces que tuvo que ir a departamento de él. Era imposible no hacerlo, su jefe era como un pecado viviente, con esos trajes caros y ajustados a su muy trabajado cuerpo. Una vez la encontró mirando su trasero, fue el peor día de su vida, no sabía si renunciar y mudarse a México o solo hacer como que no había hecho nada.

-Me acabo de enterar que renuncio hoy- Hablo él, trayendo a T/N devuelta a la realidad.

-Lamento mucho las molestias Sr Specter, pero ya no puedo seguir trabajando en aquella oficina- Hablo ella, mirando el suelo, ya que no quería que el notara que se había sonrojado levemente.

-¿Puedo saber porque?- Pregunto él.

-Bueno, no es nada en contra de usted, se lo juro. Es muy gratificante trabajar para usted, pero la Sra Morris me obligo a esto. Ya no puedo trabajar para esa mujer, lo lamento mucho señor- Respondió ella en voz baja.

T/N sintió como Harvey se acercaba a ella y cerraba la puerta tras de él.

-La verdad tampoco me gusta mucho trabajar para ella y también encuentro muy gratificante trabajar contigo- Menciono él, con voz baja.

Aquello la dejó desconcertada, T/N sabía que Harvey había trabajado para la firma de la Sra Morris, desde que se graduó de leyes en Harvard y nunca había sabido que quisiera irse a otra firma.

-¿De verdad?- Pregunto ella elevando la mirada.

Aquello causo que su mente quedara totalmente en blanco, su supervisor se encontraba prácticamente encima de ella. Tenía su mirada fija en sus ojos y respiraba lentamente, bajo la mirada despacio a los labios de ella y luego volvió a sus ojos. Eso causo que T/N se lamiera sus labios y tragara saliva lentamente.

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