Reencuentros

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-Debemos asegurarnos que las instalaciones funcionan al cien por ciento, no quiero problemas luego- Se escuchaba a una pelirroja enojada al teléfono.

Márion escuchaba atentamente aquella conversación, no había hecho notar su presencio aun, por lo que observaba todo en silencio desde la puerta. Conocía perfectamente el carácter de su amiga, así que era mejor que la dejara desahogarse con el teléfono.

-No me interesa que tengan que hacer, pero diles que como no esté funcionando bien todo, se las verán conmigo- Sentencio la pelirroja enojada, colgando el teléfono.

-Eres tan temible como recuerdo, eso no ha cambiado para nada en ti Donna- Hablo por fin.

-Pero mira nada más quien decidió aparecer por aquí, Márion Patris Alexander- Exclamo Donna sonriendo al ver a la recién llegada.

-¿Me vas a decir que me extrañaste?- respondió Marión con una sonrisa de lado.

-Sabes que sí, preciosa. A pesar que hace tres años que no respondes mis llamadas- Termino Donna con tono de broma.

-Tenía un asunto entre manos que me mantenía ocupada, pero ya lo tengo solucionado. Ahora soy toda tuya- respondió Márion con un guiño coqueto.

Donna rio con alegría, ambas habían sido amigas de toda la vida. Donna era la aplicada y Márion la desordenada, habían sido un gran equipo hasta que Donna decidió seguir su propio destino y comenzó a trabajar para Harvey Specter, un gran abogado que tenía un pequeño complejo de ególatra, como lo llamaba Márion, llevaban trabajando juntos casi 13 años, durante los cuales Márion vi a su amiga caer bajos los efectos Specter pero jamás intentaron nada, Donna siempre le decía a Márion que no quería perder la amistad de Harvey o que no funcionara y todo se viniera abajo, lo cual su amiga siempre admiro, si bien no era fan de Harvey, admitía que era guapo.

-¿Eso quiere decir que hoy es noche de tragos?- Pregunto Donna con una gran sonrisa.

-Puedes apostar tu sexy trasero a que sí, me hace falta charla de chicas- respondió Márion riendo.

-¿solo charla de chicas?- Pregunto Donna con curiosidad.

-Bueno, debo decir que si te extrañe un poco- agrego Márion, sentándose en la silla frente al escritorio de Donna.

-Eres una persona terrible, tres años sin vernos y solo me dices que me extrañaste un poco- Respondió Donna, llevándose la mano al corazón como si estuviera herida.

-Está bien, te extrañe demasiado. ¿Contenta?- Le hablo Márion con tono trágico.

Justo en ese momento la puerta de la oficina de Donna se abre, dando paso al mismísimo Harvey Specter.

-Donna, ¿arreglaron el tema de las instalaciones para el cambio de oficina?, Louis esta como loco y quiero poder gritarle algo para que se calme- Hablo él, sin prestar atención a Márion.

-Acabo de llamar, mañana tendrán todo listo, si saben lo que les conviene. Además, Louis sabe que yo estoy viendo todo, ¿acaso está dudando de mis habilidades?- le respondió ella.

-Solo un completo estúpido dudaría de tus habilidades Donna, no dejes que Louis te moleste- Hablo Márion riendo.

En ese momento Harvey fue consiente de la mujer que ocupaba la silla delante del escritorio de Donna.

-Hola pequeño Specter, ¿Cómo has estado?- Pregunto Márion con burla, ella sabía que él odiaba cuando alguien lo llamaba así.

-Pero si es Márion Perdida Alexander, no estabas en algún retiro espiritual por la india o algo así- Hablo él con burla también.

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