Habían pasado varios años desde que Harry se fue de su casa, en ese tiempo, mientras los Potter adoraban a Aiden, sin siquiera darse cuenta de que su otro hijo se había ido, el primogénito había viajado y aprendido y ahora, siendo un joven de once años de edad, con su cabello negro corto pero rebelde, sus ojos esmeralda fríos y calculadores sin usar lentes, sus rasgos finos y aristócratas, su cuerpo bien formado y fuerte, se encontraba de vuelta en Gran Bretaña, más específico, en el andén 9 3/4 en King Cross, listo para abordar el expreso a su pesadilla.
Caminó con tranquilidad por el andén, ignorando las miradas que le daban la mayoría de las chicas en el lugar, porque, lo quisiera o no, incluso a su corta edad, era guapo.
De pronto, se armó un revuelo y Harry giró para ver lo que sucedía, encontrando a un grupo de tres personas con expresiones altaneras que sonreían arrogantemente a las demás personas que parecían adorarlos: los Potter.
Aiden Potter, a diferencia de su hermano, que era pelinegro, delgado pero musculoso y ojiverde, tenía el pelo rojo oscuro grueso que caía planamente sobre su cabeza gorda, tenía ojos café claro que eran tapados por unos lentes redondos que se sostenían con dificultad en su gran nariz. Tenía unos kilos extra y se veía por su expresión que amaba la atención que estaba recibiendo. Lily Potter no había cambiado casi nada, lo único diferente era la expresión de satisfacción en su rostro dañado por la arrogancia que ahora poseía. James Potter no había cambiado en lo absoluto, con sus lentes cuadrados, su cabello negro rebelde y ojos marrones, se hubiera parecido mucho a su primogénito si tan solo las cosas hubieran sido diferentes.
- ¡Señor Potter, debe estar muy emocionado por entrar a Hogwarts! - exclamó un reportero del profeta.
- ¡Oh, sí! - tomó la palabra Aiden - ¡Seré el mejor de la generación, soy el niño-que-vivió!
- ¡Nadie lo duda, señor! - exclamó otra persona entre la multitud.
- ¡Mi hijo siempre hizo grandiosa magia accidental desde la corta edad de siete años! - dijo Lily con orgullo y Harry, desde la distancia, rio entre dientes, él había empezado a hacer eso a los dos años. Por lo visto, las personas estaban demasiado anonadadas por estar en presencia de Aiden y asintieron tontamente como si se tratara de un asesino de dragones o un deportista olímpico - ¡No tengo duda de que será el mejor de todos!
- ¡Sí, mi hijo será un orgulloso Gryffindor! ¿Verdad que sí, hijo? - dijo James, Aiden asintió arrogantemente.
Los tres Potter posaron para las cámaras y se mantuvieron así unos minutos. En ese tiempo, Harry entró al tren y encontró el último compartimiento que estaba vacío. Se sentó, acomodó su baúl y cerró los ojos, vaciando su mente y sus emociones, quedándose completamente en blanco.
Minutos después, su compartimiento se abrió y él se enderezó, mirando a una niña rubia bonita de ojos azules, que venía en compañía de una castaña de pelo liso y ojos dorados.
- Hola ¿Te importa si nos quedamos aquí? El tren está lleno - dijo la rubia con frialdad sin dejar de ser amable, Harry asintió y señaló los asientos frente a él - gracias. Soy Daphne Greengrass - se presentó.
- Y yo Tracy Davies - se presentó la castaña.
- Mi nombre es Harry, un placer conocerlas a ambas - sonrió de medio lado mirándolas, Tracy se sonrojó y apartó la mirada, pero Daphne se la devolvió con frialdad.
- No nos dijiste tu apellido - apuntó la rubia.
- ¿Importa mi apellido? - debía saber si eran puristas de sangre. Al parecer Daphne pudo saber lo que estaba insinuando, pues negó con la cabeza.
ESTÁS LEYENDO
Ser mejor
FanfictionAiden Potter es el niño-que-vivió, el sol de sus padres y el héroe del mundo mágico. Es hijo único... algo así. Harry Potter, su mellizo, ha sido olvidado por su familia, que prefieren a su hermano por su fama y un logro tan mal interpretado que él...