第二章 _ №Capítulo Dos

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— Oppa... —preguntó una de las niñas, ShuaHua— Jennie ha dicho que necesitaba toallas y aquí no quedan así que me ha dado dinero. —dijo— ¿Me puedes llevar a comprar?

— Bien. Vamos. —sonrió ChangBin.

Una vez dentro de la camioneta y ya manejando, la pequeña niña de cinco años volvió a hablarle.

— Oppa, anoche los perros no ladraron pero yo sentí que estábamos siendo vigilados. —dijo mirando a la carretera.

— ¿De verdad? —dijo sorprendido, sin dejar de mirar la carretera.

— Sí. —asintió rápido— Y cuando me acerqué por la ventana, creí haber visto una sombra, por eso dormí con una navaja debajo de la almohada. —le explicó— ¿Te están buscando de nuevo?

— Así parece linda. —suspiró mientras se estacionaba en el supermercado.

— Deberías habernos dicho oppa... Cuando lleguemos a casa le diré a los demás, todos estaremos alerta. —sonrió mientras mostraba el diente que le faltaba.

Ella había llegado a su casa hace relativamente poco, dos años. Era la menor de los literalmente cincuenta habitantes de la mansión.

— Lamento ponerlos en esto. —bufó mientras tomaba su mano para caminar entre las góndolas.

— Noona dice que son gajos del oficio. —rió— No importa, oppa, nosotros vamos a protegerte.

A ChangBin se le llenaron los ojos de lágrimas al oírla decir aquello.

— Gracias mis niños. —terminó cargándola a upa.

Finalmente, terminaron llevando casi toda la sección de productos femeninos porque si bien la menstruación y las hormonas eran algo natural, a ellas aun les daba un poquito de vergüenza hablar del tema. ChangBin creía firmemente que vergüenza deberían tener quienes hacen algo malo, no ellas.

Por esas cosas y más, también tenían tutores de educación sexual.

No mentía cuando decía que se esforzaba en darles una mejor vida.

— ¿Quieres tomar algún refresco antes de volver, ShuaHua? —preguntó el rubio.

— ¡Leche de banana! —pidió— Por favor~

— Bien. Eso será. —rió mientras pasaban a una tienda.

De camino a casa no pudo evitar sentirse paranoico; y era normal luego de lo que Yeh le había dicho.

Pero debía mantener la compostura, no iba a dejar que sus niños le vieran débil y estúpido. Incluso alguien como él sabía que era normal romperse a veces, pero prefería hacerlo en la soledad de su habitación o su despacho. Preferiblemente mientras bebía algún whisky. Y todos dormían.

— ¿Qué quieren almorzar hoy día, niños? —preguntó en voz alta.

— Espaguetis con salsa bolognesa... Y muchas albóndigas. —dijo Minho, uno de los mayores. 

— Sí. —continuó TaeHyun— Hace mucho no comemos espaguetis.

— Opino lo mismo. —habló Jennie junto a Songsun.

— Los demás, ¿están de acuerdo? —todos asintieron— Bien, almorzaremos eso entonces. —sonrió— Voy a subir a mi despacho, avisenme cuando esté la comida.

Los niños asintieron mientras veían al rubio subir las escaleras.

Y tal como había dicho la niña pequeña, se encargó de avisarles a todos que debían estar alerta porque su padre estaba en peligro, y debían protegerlo así como él los protegía todos los días desde que llegaban hasta que decidían irse.

🍢 the godfather · sungbin ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora