𝗘.𝗧.||𝗬𝗼𝘂'𝗿𝗲 𝗳𝗿𝗼𝗺 𝗮 𝘄𝗵𝗼𝗹𝗲 '𝗻𝗼𝘁𝗵𝗲𝗿 𝘄𝗼𝗿𝗹𝗱
𝗔 𝗱𝗶𝗳𝗳𝗲𝗿𝗲𝗻𝘁 𝗱𝗶𝗺𝗲𝗻𝘀𝗶𝗼𝗻
✨ B I E N V E N I D O S ✨
Un libro donde yo escribo cualquier cosa que se me venga a la cabeza de estos hermosos personajes y...
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El joven Lake volvió a soltar un suspiro antes de arrepentirse por lo que estaba apunto de hacer, toco la puerta de la casa de Alice Holland, en menos de treinta segundos esta fue abierta dejando ver a la castaña
—Hey— saludo Jim
—Hola— saludo Alice
—Yo.. me.. preguntaba.. si querías hacer algo— dijo nervioso el de ojos azules —algo divertido.. que no tenga que ver con la escuela.. solo nosotros dos— se sorprendió a sí mismo por lo que acababa de decir, pero la respuesta de la chica lo sorprendió aún más
—Sí— acepto Holland
—¿Sí, de que quieres ir?— pregunto Lake
—Sí— volvió a asentir la castaña —solo debo cambiarme mi pijama y nos vamos— dijo
—Okey, te veo en diez minutos— habló Jim
—Te veo en cinco minutos— contesto Alice
—Esta mejor— balbuceó el de chaqueta azul
—Okey— Alice cerró muy lentamente la puerta
—Okey— el muchacho respondió lo mismo, una vez cerrada la puerta la castaña salió disparada a su habitación para cambiarse
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Durante su pequeña espera, las noticias de Arcadia anunciaban los eventos antes sucedidos casi a las afueras del pueblo, y como al cazatroles lo llamaban "el caballero nocturno" , la puerta se abrió dejando ver a Alice con un lindo vestido color azul pastel y una chaqueta negra
—Hola— volvió a saludar Jim
—Hola— saludó la de ojos castaños algo sonrojada
—¿Y a dónde quieres ir?— pregunto el chico
—A dónde sea— contesto la castaña con simpleza
—Super— respondió Jim —vamos— la dejo pasar primero y ambos se alejaron de la casa de la chica
Los dos tenían una sonrisa pasmada en sus rostros aunque intentaban disimularla volteando a la dirección opuesta, pero nadie podía borrarla
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—Que bueno que salimos..— habló el de ojos azules mientras caminaban por el parque desolado de Arcadia
—Si, me.. me da gusto— dijo la de cabello castaño
—A ver un poco de la ciudad— continuó su frase el muchacho
Caminaron por algunos segundos más en silencio, hasta llegar al kiosko que decoraba el centro del parque de Arcadia