Nobody but you - Kookmin Au

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El humo se filtraba en su cuerpo como una masa áspera de aire que inundaba sus sentidos a cada paso que daba, dificultando que sus zancadas avanzarán como deberían hacerlo a través del desastre que aún ardía entre las llamas; borrando todo rastro de las evidencias de los idiotas que habían estado haciendo transiciones allí hacía apenas unas horas antes.

Jungkook, quien mantenía su antebrazo sobre su nariz y boca para evitar que más humo entrará en sus pulmones; era el único agente de la policía que aún se mantenía dentro del edificio, en su búsqueda exasperada de hallar a algún otro criminal.

Al llegar a la última parte del edificio aún transitada, sin indicios de nadie más en el lugar, Jeon se rindió frustrado consigo mismo por solo haber podido atrapar a dos de ellos, dejando libre al resto.

Quiso golpearse en ese instante por no seguir su instinto y seguir insistiendo para que llegarán antes al edificio. Sin embargo, justo en el momento en el que pensaba retroceder y volver antes de que las llamas lo fundieran junto a la edificación, una sombra en lo alto de una ventana cubrió su campo de visión.

Estaba precisamente detrás de las llamas, entre una parte con demasiado fuego como para cubrirlo y entre una ventana con un pequeño espacio libre de llamas que daba a la calle.

Jeon ni siquiera se detuvo a pensarlo, y corrió hacia quién fuera que estaba ahí para arrestarlo. Corrió tan rápido como pudo para atravesar el fuego y salir casi ileso.

Detuvo de las piernas al chico que estaba a nada de saltar, halándolo hacia sí mismo, provocando que su cuerpo por inercia se tambaleara, dándole unos valiosos segundos a Jungkook para esposar sus manos detrás de su espalda sin tener que ejercer demasiada fuerza y sin una lucha innecesaria para que intentará huir.

El chico soltó un grito ronco, probablemente por todo el humo que había inhalado.

—Está bajo arresto. Cualquier cosa que diga será usado en su contra en el tribunal judicial...

—Tienes derecho a tener un abogado, si no puedes pagar uno, la corte te lo asignará. —lo interrumpió, burlonamente—. Yo también vi La Ley y El Orden, amigo.

Si no fuera porque la adrenalina que le daba su trabajo era lo suficientemente fuerte como para no mandarlo todo a la mierda, él mismo ya se hubiera dado un balazo por cada vez que cualquier idiota lo interrumpía cuando los arrestaba.

Un pedazo del techo cayendo al suelo le recordó en donde estaba varado y lo estúpido que sería una diatriba en ese momento.

Ajustando un agarre mordaz en los brazos del posible narcotraficante, Jungkook miró a su alrededor observando sus posibilidades de salir del lugar, cayendo en cuenta de que su única oportunidad recaía en la ventana frente a ellos.

—Bien. —suspiró, ahogadamente—. Saltaras primero y luego esperaras a que lo haga yo para llevarte a la patrulla.

Podía no ser un movimiento demasiado audaz, pero era eso, o dejar que el chico escapase entre las llamas mientras él saltaba primero, los criminales eran capaces de todo con tal de evitar represalias.

El chico río irónicamente, volteado su rostro todo lo que pudo para enfrentarlo por primera vez.

Todo rastro de sorna y suficiencia desaparecieron de sus lindas facciones cuando sus ojos se encontraron. Por primera vez en todos sus años de servicio, vio un brillo dulce y devoto en la mirada de un criminal, dándole un aire nada agradable; y causándole una incomodidad que no pudo descifrar.

—Lo que orden, oficial. —asintió, acentuando el "oficial".

Si no fuera por todo el humo que ya estaba haciendo efecto en él, casi podía jurar que el chico le estaba coqueteando.

Claro, no sería la primera vez que alguien lo hacía, pero la mirada y el tono de voz que usó, le habían dado a entender que no se trataba de un coqueteo más, sino como si ambos estuvieran juntos en aquella situación, fuera de su evidente relación policía-narcotraficante, algo así como una complicidad secreta de la cual no estaba enterado.