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Decir que se sentía patético y estúpido era decir poco. Nunca antes había llorando tanto, menos con alguien a su lado, por lo que se sentía un tanto humillado.

Tal vez era por su orgullo de verse siempre rudo y sin sentimientos frente a los demás lo que lo hacía sentir inferior por demostrar un poco de humanidad, por lo que había evitando hablar o mirar a Yoongi, quien seguía igual que cuando llegó; callado y sentando a su lado, con una de sus manos sobre su espalda.

No sabía qué decir, sobre todo porque desearía estar solo y no en una situación tan silenciosamente incómoda.

Pero a la mierda, tenía derecho a sentirse mal y dejarse derrumbar. Así que suspirando dijo:

—Vete. Quiero estar solo.

Yoongi ignoró su petición, relajándose en el sillón.

—Te dije que una relación con Jimin no te llevaría a nada. —contestó en su lugar.

Jeongguk negó.

—Ahora no, Yoongi. No estoy de humor para que me restriegues en la cara lo idiota que soy.

Min pasó su mano de su espalda a su pierna, acariciándola sutilmente.

—No vine a restregarte nada, Jeon. —Le dio un apretón para que volteara. Cuando Jeon mando al carajo la pena, cedió mirándolo con el entrecejo fruncido—. Vine a consolarte.

El agarre en su pierna se volvió más firme, tentador y consistente, como si intentará demostrar un punto sin ser agresivo.

—Puedo hacerte olvidarlo. —susurró, dos octavas más bajo—. Yo jamás te dejaría, Gguk.

Jeon sabía lo que sus afirmaciones significaban. Si Jimin había hecho lo mismo, ¿qué importaba si él lo hacía? Pero cuando su mirada se desvió de los ojos hambrientos de Yoongi hacia la fotografía en el piso, su pecho se apretó con aprehensión.

No. Él no podía hacerlo. Incluso si Jimin se había ido, Jeon aún quería encontrarlo y exigirle una explicación. No podía simplemente dejarlo pasar como si lo suyo nunca hubiera existido. Merecía al menos eso.

Se retiró de su tacto, retrocediendo para agrandar aún más el espacio que los separaba.

—No quiero olvidarlo. —Yoongi lo miró con decepción, tal vez sabiendo lo que diría a continuación—: Necesito encontrarlo.

Y ahora era Min quien se apartaba molesto.

—Dijiste que no querías volver a saber nada de él.

—Sé lo que dije. —Froto su rostro con frustración. No quería darle explicaciones porque sabía que no lo entendería. Ni el mismo se entendía—, pero no puedo dejar las cosas así.

—¡Claro que puedes! —afirmó—. Él lo hizo.

La ira volvió a él. No necesitaba que se lo recalcará.

—Pero yo no soy él. —gruñó, levantándose del sillón con brusquedad.

Se alejó todo lo que su pequeño departamento le permitió, necesitando desesperadamente quitarse las ganas de estrangular a Min mientras imaginaba que era su jodido hermano.

Si ya estaba siendo un estúpido al respecto, al menos lo sería completamente. Buscaría a Jimin, le exigiría explicaciones y después seguiría con su vida.

O al menos, eso era lo que quería hacerse creer, el hecho de que en su mente buscar a Jimin también implicará pedirle una oportunidad era algo que no diría en voz alta.

Habían sido casi cinco años de relación, por supuesto que no quería dejarlo así. Una pequeña vocecita en su cabeza le pedía a gritos que no se rindiera tan fácil. Y no lo haría porque sabía que Jimin no era ese tipo de persona, simplemente no podía fingir por años algo que no era.

Mantendría la esperanza hasta que fuera inevitable la derrota.

Se dispuso a recoger los pedazos rotos de vidrio, sin prestar atención a la mirada asesina de Yoongi. Por supuesto, estaba molesto, sin Jimin en medio se suponía que las cosas volverían a lo que eran.

Él y Jeongguk, sin nadie que jodiera en el medio. Pero que su ex amante se aferrase a su novio cuando él se había encargado de por fin sacarlo de sus vidas estaba arruinando su plan.

Así que era hora de sacar su siguiente carta.


Jungkook se tomó unos segundos para responder

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Jungkook se tomó unos segundos para responder. Su garganta se sentía demasiado seca incluso para hablar.

—Me llamo Jungkook, soy oficial de policía. ¿Tú eres...? —dejó la pregunta abierta, esperando armar una conversación amistosa, su crisis vendría después de saciar sus dudas.

Jimin se golpeo mentalmente. Genial, lo que le faltaba; llevarse consigo a un oficial de policía cuando tenía demasiados problemas con la ley. Pero entonces, recordó algo vital.

—El otro oficial, el que fue con nosotros hasta la patrulla, te llamo Jeon, ¿por qué?

Bien, no habría una conversación amistosa.

Jeon se recargo en el asiento, frotando su sien para despejar la tensión de su cabeza.

—Porque me apellido Jeon.

Jimin dudo, pero siguió más directamente.

—¿T-tienes hermanos?

Soltando un bufido Jeon respondió: —Sí, uno.

—Es...

—Mi hermano gemelo. —completo cuando Jimin se calló—. Me confundiste con él, ¿cierto?

No era difícil sumar las cosas, y ahora mismo recordaba haber sido llamado por el nombre de su hermano antes de que se desmayara. Toda la lucidez y razonamiento estaba volviendo a él como una bofetada en la cara.

Jimin asintió, demasiado decaído para su gusto.

—Vaya. —resopló—. Me imagino que no sabías de mi por cómo reaccionaste. No es extraño, a Jeongguk no le gusta que la gente sepa de mi. Es un completo idiota.

Sin querer dejar que el silencio reinará siguió hablando, demasiado descuidado.

—¿Sabes? Te me hiciste familiar cuando te vi en el edificio, pero es obvio que nunca antes nos habíamos visto, aunque algo me dice que no es así.

Cerró sus ojos, forzándose a recordar. Estaba seguro de lo que sentía, algo en haber sido besado por el chico, en su tacto, en su voz, en todo él le daba cierta inquietud.

No fue hasta que el recuerdo de Jin llamando al chico Jihyun fue que todo cobró sentido.

De un salto se sentó rectamente en el asiento, asustando a Jimin, quien lo miraba expectante.

—¡Eres el hermano de Jihyun!

El corazón de Jimin se paralizó.





Nobody but you - Kookmin AuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora