Cartas de Amor para el Monstruo de Gryffindor #1

Noviembre de 1974 / Mayo de 1976

"17 de Noviembre,1974.

Tu y tus amigos han estado inusualmente silenciosos con sus bromas últimamente, y aunque estoy realmente asustado porque estén preparando algo grandiosamente horrible para mi, el sentimiento de preocupación le gana al miedo.

¿Te encuentras bien, James?

Como amaría saberlo, preguntártelo de frente y consolarte si no fuera así. 

Siempre he querido enterrar mis dedos en tu cabello, la idea me resulta hipnotizante. ¿Es suave y sedosos o solo un revoltijo entretenido? Creo que es otra cosa que debería agregar a mi lista de cosas que jamás sabré, porque dudo que en algún momento de mi vida me dejes siquiera mirarte por más de 5 segundos sin atacarme.

En la carta anterior  olvidé preguntártelo...

¿Cómo te ha ido con la investigación sobre Miguel Ángel? ¿Siquiera la harías?

Creo qu

Debo irme Jamie, supongo que terminaré esta carta en otro momento, lo siento.

Severus"

—0—

6 de Mayo, 1976

Acaricia distraídamente los tachones que hay en el pergamino y por un momento se pregunta qué sería lo que Severus no terminó por decirle, aunque muy en el fondo lo sabe.

"Creo que no..."

El no necesitaba ser adivino para saberlo, porque si estas cartas realmente le hubiesen llegado en el momento en que fueron escritas jamás las hubiera abierto y por lo tanto no tendría idea de que fue comparado con una obre de arte por la persona que despreció esos cinco años en Hogwarts. Ahora ni siquiera piensa que sus motivos fueran lo suficientes para molestarle tanto, la idea de Lily y Severus ya no le resultaba repugnante o lo hace morir de celos como en un principio.

Porque Severus Snape está muerto...

La imagen del cuerpo delgado de Snape en el piso vuelve a su mente y solo logra que su estomagó se revuelva y un sentimiento de aflicción se instale en su pecho, no es doloroso pero si bastante molesto.

Se da una pausa para mirar como la luz del día se desvanece tras las montañas.

Era culpable de su muerte...

Cierra sus puños con fuerza y la carta que sostiene en sus manos se destroza. James fija su mirada en la caja que se encuentra en el piso justo al lado de su pie, una rabia inexplicable se apodera de sí.

Grita como si no hubiera un mañana porque sabe que la torre de astronomía esta suficientemente lejos del gran comedor, entonces patea la caja repleta de aquellas cartas que aún no termina de leer.

Todas las memorias que Severus le ha dejado solo a él.

 La caja cae por el precipicio y las cartas se esparcen por el aire como confeti, admira todo en silencio mientras sostiene contra su pecho la carta arrugada en sus manos, no sabe en que momento ha comenzado a llorar y mucho menos sabe el porque lo ha hecho, solo se deja ir en la torre mientras mira como  Severus se desvanece en el aire nuevamente por su culpa.

— No, no, no, no, mierda.

Algunas cartas están apunto de caer al agua, otras ya están flotando en ella como hojas de un árbol marchito, James se desespera porque no quiere perder lo que se le ha dejado a él, solo a él.

— Accio cartas de Severus Snape. 

El movimiento de su varita funciona y todos los pergaminos vuelven hasta donde él está. Están desordenados, sucios, mojados y rotos, se deja caer en sus rodillas tratando de arreglar el desastre de papeles que ha hecho, no para de llorar en ningún momento pero Severus vuelve a él y con eso esta satisfecho.