Sexto

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Ya estaba allí, intentando respirar profundamente antes de observar en dicho agujero ¿Tendría agua o sería señal de alguna sequía antigua?

Me incliné y no vi nada, un humo negro me impedía conocer lo que tanto había anhelado.

–¿Realmente puedes ayudarme?– Susurré con angustia –Si no sé cómo inició esto, entonces el final será inevitable. Quiero salvar a Mark, pero no puedo hallar la verdad yo solo–

De pronto perdí el balance y caí dentro del pozo, por suerte alguien me sujetó antes de llegar al fondo. Todo mi ser se estremeció ante su tacto, o tal vez fue por la impresión del momento.

Me giré a encontrarme con quien se suponía que era mi salvador, incluso si estaba muerto. Entonces lo vi, Mark estaba allí, jadeante al igual que yo y mirándome con pavor.

Me preguntó si estaba bien y mi cuerpo actuó sin mi autorización, lo abracé como si él no fuera La Muerte y como si yo no fuera Zhong Chenle.

–Ten cuidado, Lele, no quiero perderte–

Mi cabeza giró al escuchar aquel suave apodo y mi corazón dio un vuelco, pues algo me ocultaba.

–En algún momento sucederá, yo no seré más que polvo en tus recuerdos y tú tendrás que continuar–

–¿No hay otra manera?– Negué y noté que yo no era quién manejaba lo que acontecía.

Sus ojos me miraban con cariño ocultando su dolor y, sin esperar más, me besó. Fue como si mi alma se hubiese sacudido por completo mientras que una calma indescriptible se instaló en mi corazón pese a los latidos desenfrenados.

–Lo solucionaré–

Le quise rogar que no lo hiciera, mas ninguna palabra quiso salir de mis labios. Y aunque hubiese podido, los contrarios me lo hubiesen impedido con un toque suave y profundo.

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Escuché una voz llamándome con mesura, entonces todo se volvió negro a excepción de un poco de luz que ingresaba desde arriba. Estaba en el fondo del pozo.

–Debemos apresurarnos, Mark descubrió tu ausencia–

Me sujeté del balde con la poca energía que me quedaba y logré salir de ese agujero tras unos eternos instantes de esfuerzo por parte de Huang, algo absolutamente ilógico para ser parte del mundo no terrenal.

–¿Qué hacen aquí?–

Me giré a verlo y mi corazón se sacudió. Ya no eramos los mismos, estábamos tan distantes cuando ninguno era el responsable.

–¿Qué nos sucedió?– Murmuré y nuestras miradas se unieron sin mayor tiento.

–No lo sé y tú tampoco deberías saberlo–

–No puedo rendirme y dejar que todo se desenlace sin más, ninguno lo merece–

–No queda nada por hacer, por eso lo único que te pido es que te quedes conmigo por el tiempo que nos quede–

Intenté descifrar su expresión, ésta no debía tener tanta desolación y desesperanza.

–¿Sería suficiente si lo hago? ¿Estarías feliz?–

No hubo respuesta, mas logré encontrar una propia: eso no era lo que yo quería.

–Renjun, puedes volver a ayudar a Jeno en sus labores. Gracias por haberte quedado con Chenle y cuidarlo–

Ambos nos observamos sin decir nada, aunque nuestras conciencias pactaban una complicidad copiosa, y el ánima desapareció.

–Tienen la mala costumbre de hacer eso– Dije entre dientes y La Muerte rió suavemente, sorprendiéndome con ello.

–Hay un nuevo visitante. Sólo debes acompañarlo durante su estadía aquí, aprovéchala porque puede que no sea muy extensa–

Asentí y volví a observarlo fijamente –¿Por qué te rehúsas a estar conmigo? ¿Por qué siempre huyes de mí?–

–Porque a mí también me duele que ya no seamos los mismos que siglos atrás–

–¿Y qué fue lo que nos cambió tanto?–

Pero el alma no se puede cambiar por ninguna fuerza de este u otro mundo.

–Supongo que el destino y el amor no van bien juntos–

𝐷𝐸𝐴𝐷 𝐴𝑁𝐷 𝐷𝐸𝐴𝑇𝐻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora