III

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Jungwon tenía cara de estar enojado, o al menos eso fue que percibió Jay

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Jungwon tenía cara de estar enojado, o al menos eso fue que percibió Jay.

Claro, Jungwon no estaba todo el tiempo sonriendo, pero tampoco tenía cara de querer asesinar a todos, no, en realidad, su rostro siempre tenía una expresión serena que le transmitía paz a Jay.

Ambos iban caminando rumbo a la institución, Jungwon ya había pasado a la preparatoria y, como no, entró a la misma escuela que Jay.

— Y... ¿cómo te ha ido en la escuela?— pregunto Jay, no le gustaba el silencio que había, por lo general Jungwon se la pasaría renegando sobre cualquier cosa.

El menor rió.

— Ya llevo un mes aquí y siempre me preguntas lo mismo— volvió a reír Jungwon.

— Siempre te pregunto lo mismo y tú respuesta siempre es...

— Horrible, es la escuela— dijieron ambos chicos al unísono para después estallar en risas, ganándose algunas miradas puesto que ya estaban caminando por los pasillos de la escuela.

— ¿Nos vemos a la hora del almuerzo?

Jungwon asintió y Jay vió como el menor desaparecía de su vista entre los alumnos.

Jay vió como Jungwon llegó a la mesa de siempre, esta vez tenía una expresión más enojada que la de la mañana

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Jay vió como Jungwon llegó a la mesa de siempre, esta vez tenía una expresión más enojada que la de la mañana.

— Hola— le sonrió.

La expresión de Jungwon pareció relajarse, pero no del todo.

— Hola...

— ¿Estás bien?

— Si...

Jay alzó una ceja y Jungwon se encogió en su lugar.

— ¡No! ¡No estoy bien! Un idiota llegó y me dijo: “Hola, chico bonito, ¿quieres ser mi novio?”. Y ahg- el muy estúpido intento besarme— el chico recostó la cabeza sobre la mesa haciendo un sonido sordo.

— ¿Y qué hiciste?

— Le pegué una patada en las bolas y me fui de ahí.

Jungwon masajeo con sus dedos sus sienes.

Estaba exasperado, se notaba.

— ¿Seguro que-

— ¡Sí, Jay! ¡Estoy bien! Podrías cerrar la puta boca por lo menos cinco segundos.

Jay abrió los ojos de par en par y a la vez Jungwon, este último arrepintiendose al instante por haber sido tan grosero con su amigo.

— P-Perdón, y-yo... no he tenido un buen día y además me duele un poco la cabeza y-y... eso no es excusa para gritarte p-pero... ahg, perdón soy pésimo amigo.

Volvió a recargar su cabeza en la mesa, esta vez poniendo sus brazos alrededor de esta para que no lo viera.

Escuchó como su amigo se levantó de la mesa y sintió que se lo merecía, era un pésimo amigo y lo más seguro es que ahora se quedaría sin nadie.

De repente sintió como un brazo lo rodeó, levantó la vista y se encontró con el rostro sonriente de su amigo.

— Tranquilo, todos tenemos días malos, incluso yo, ¿por qué crees que hay veces en las que no te hablo? Es por qué no quiero desquitarme contigo, y no digas que eres un pésimo amigo.

El labio de Jungwon empezó a temblar y sus ojitos se llenaron de lágrimas, abrazó a Jay y empezó a sollozar en silencio.

— Hey, hey, hey, deja de llorar, Won.

Levantó su cabeza y se dió cuenta de que estaba demasiado cerca de Jay, podía ver de cerca lo lindo que eran esas pequeñas pecas que tenía, podía verlo de cerca y eso lo ponía nervioso, incluso sus respiraciones se mezclaban, el pensamiento de besarlo cruzó por su mente, pero el simplemente se alejó del rubio mientras limpiaba sus lágrimas con las mangas de su suéter.

— En serio pienso que no te merezco.

— ¡Hey! ¿Acaso estamos aquí para tener una crisis? ¡No! Así que yo propongo ir por una malteada.

— ¿De fresa?— pregunto el menor.

Yang sonrió mientras él y Jay caminaban rumbo a comprar esa malteada.

Jungwon volvió a sentir aquel sentimiento cálido en su pecho, y por alguna razón le encantaba sentirlo.

Tenía miedo...

Miedo de no poder dejar de sentir esa pequeña chispa de emoción cada vez que estaba con el mayor.

Miedo de no poder dejar de sentir esa pequeña chispa de emoción cada vez que estaba con el mayor

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𝗔 𝗟𝗜𝗧𝗧𝗟𝗘 𝗦𝗜𝗟𝗟𝗬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora