IV. Pluma de Ángel

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Mi corazón acelerado por la adrenalina del momento, el sabor amargo y salado de la sangre que brota del corte que Brandon me hizo en el ojo. Mis lágrimas de impotencia combinadas con el grito que no deja de emerger de mi garganta.

Ahí está en el piso, Brandon hecho un ovillo, cubriéndose con sus brazos para evitar que lo golpee más con la shinai*. Él está sangrando por los golpes que le acabo de infligir pero ninguno de los presentes se animó a detenerme ni acercarse a ayudarlo, también los herí en mi arrebato. Me miran con miedo desde una esquina como si vieran a una bestia; quizás me he convertido en una. En este momento no sé quién soy exactamente. Si la hija de mi madre, la amiga de Ninfa, la capitana del club de kendo o simplemente Verónica, la que acaba de ser traicionada por su única y mejor amiga.

Me siento como un animal herido. Aprieto con tanta fuerza el mango del sable de madera que me duele la mano, no sé si es debido a eso o a los moretones que me propinó Brandon y compañía antes de que lo desarmara

 Aprieto con tanta fuerza el mango del sable de madera que me duele la mano, no sé si es debido a eso o a los moretones que me propinó Brandon y compañía antes de que lo desarmara

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He dejado de gritar, me duele la garganta, miró a los demás presentes sin apartar los cabellos rebeldes que obstruyen mi vista. Alzó el shinai en posición de defensa y afino mi postura de combate; me siento como si estuviera en un trance. Solo son ellos y yo, me han llevado ahí con engaños, me han golpeado y humillado para satisfacer el ego de Vanessa y presiento con dolor, que también, los celos de Ninfa; esto último es lo que más me duele. Ninfa era la única persona en Forgotten Rose a la que podía llamar "amiga".

—Dime por qué Ninfa— pregunto temiendo la respuesta aunque en el fondo ya la sé.

Ninfa al principio duda, le tiemblan las manos, a tal grado que el celular con el que me está grabando amenaza con caerse. Ella muerde sus labios como hace cuando está nerviosa pero también como si quisiera detener las palabras que quiere gritar, le echa una fugaz mirada a Vanessa esperando recibir apoyo de su parte pero ésta tiene sus ojos puestos en mí. Es obvio que se ha aprovechado de ella para utilizarla en mi contra.

—Eres una presumida sabes...—dice con un hilo de voz y luego como si sus celos predominaran sobre el miedo que siente, toma valor para gritar. —¡Verónica, la capitana del club de Kendo! ¡Verónica, la mejor de la clase! ¡Verónica, la belleza pelirroja! !Puedes tener a quien quieras! Varios chicos se te han declarado y a todos has rechazado ¿Por qué tenías que fijarte en la única persona que me gusta V?¿No te bastaba lo que tenías? ¿Tenías que acercarte a Aaron y arrebatármelo? ¡¿Tenías que salir con él y restregarmelo en mi propia cara?! Se supone que eres mi amiga ¡¿Por qué tenías que fijarte en él cuando puedes tener a cualquier chico?! ¡Tú...!—

—¡Ninfa!— le interrumpí de manera abrupta, la mire a ella y luego pasé mi vista a Vanessa que ahora me veía perpleja, se soba el brazo herido mientras unos lagrimones se deslizan por sus mejillas corriendo su delineador.

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