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—En ese caso le tengo una propuesta—viendo que había conseguido lo que quería el mas bajó se separó de la dama mirándola intensamente a los ojos con un brillo de emoción infantil de por medio —Estoy algo corta de dinero así que necesito ganar un poco—eso explicaba porque había vuelto—Así que se me ocurrió apostar para conseguir algo, y es mejor jugar con alguien a el cual ya vencí antes—su último comentario causó tanta dicha en el cuerpo masculino que como si fueran acompañantes la tomó de la cintura, camino con ella por el lugar y luego llegaron a una mesa de poker donde al verlo todos salieron corriendo.

—Muy bien, si usted gana yo me daré el dinero que necesite—la dama sonrió

—¿Y si usted gana? —la ancha sonrisa que apareció en el cuerpo de la bestia fue suficiente para que elizabeth se preocupara. Solo tomó un cigarrillo, lo prendió con rapidez soltando el humo de sus labios rosas y miró a la dama de ojos bicolor

—Dígame señorita, ¿alguna vez ha tenido sexo oral? —

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