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-ahhhhh... ¡Ahhhh meliodas! -

-Hmmm... Ahhh beth, más más-meliodas se sentía extraño, no era simple deseo, no era excitacion. Era una emoción más fuerte que se había prometido a sí mismo no volver a sentir en la cama. La joven movía sus caderas, saltaba sobre él, acariciaba su cara su todos su cuerpo hasta entrelazar sus manos y recargarlas en su abdomen para ir más rápido -¡Ahhh si! -de sentía delicioso. Más que una simple penetracion, más que solo un pene u una vagina. Era algo que le daba miedo de seguir probando. Acariciaba sus cabellos plata, se levantaba para besar sus mejillas, limpiaba las lágrimas de placer se su rostro y besaba sus labios. Si era sexo entonces era el sexo más delicioso que había tenido nunca.

-Mmm ¡más! -

-S-Si sigues así tú...¡Ahhhh!-no le dio tiempo de advertirle, la venida estaba muy cerca, demasiado para ser sinceros, sus cuerpos en sincronía, sus caderas se movían intentando tener más, sus labios se besaban dispuesto a sober el alma del contrario pero cuando la presión en sus vientres se volvió casi dolorosa...la máscara negra se desplendio, el flequillo cubrió aquel ojo anaranjado y ante los ojos de el blondo aquella dama misteriosa reveló su identidad accidentalmente-¡Elizabeth! -

-Ahhhhh meliodas-ella estaba tan ida que no le importaba absolutamente nada. No le importo la mirada de ira que le lanzó su amigo, no le importo ver como apretaba los labios para dejar de gemir y como una lagrima se resbaló de su rostro. La mujer que quería olvidar lo había vuelto a enamorar y de la peor forma posible-¡Ahhhhhh! -ninguno pudo evitarlo. Pesé a el momento, la confusión y el miedo ambos terminaron por correrse en un orgasmo explosivo que los dejó jadeando por aire.

Al menos el blondo le dejó disfrutar de su orgasmo y su cansancio pues por dentro unas ganas inmensas de correrla le llenaban su corazón adolorido y por mas que quería se presionó a sí mismo para lo abrazarla. No podía, no después de descubrir que la identidad de la mujer que lo tenía loco era la misma que lo había enamorado una vez y después le había roto el corazón

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