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La realidad era que las cosas habían salido mejor de lo que se esperaban. Había problemas como en todas las relaciones que existían en ese mundo pero al menos eran cosas que se resolvían rápido, más de una vez, cuando ambos decidían salir a divertirse en la noche se encontraban con personas no muy deseadas que digamos, personas que traían recuerdos o desconfianzas. Nada fuera de lo común

—Hmmm mel, ¿trajiste el helado que te pedí? —murmuró melosa, bajando un poco su espalda dejándole ver al blondo su voluptuoso escote

—Nishishi, sabes que si—le mostró aquel bote con una sonrisa en su rostro y luego lo abrió ante sus ojos. Los bicolores de la platinada brillaron intensamente al verlo y apenas le extendió una cuchara empezó a comerlo con glotoneria—Hey, tranquila nena. Te puede doler la cabeza—

—No soy yo mel, es el bebé —apuntó su redondo vientre llevándose otra cuchara a la boca mientras de gustaba el dulce y frío sabor—A él se le antojo—

—Ajá —una mirada fulminante fue suficiente para que el rubio tragara en seco y desviara la mirada con algo de temor —B-Bueno en otro tema. ¿Cómo le pondremos? —sonrió levemente intentando calmar los humos de su mujer

—Hmm he pensado en varios nombres—admitió

—Yo ya tengo uno—

—¿Hu? —

—Me gusta tristan ¿y a ti? —antes de poder reaccionar la albina ya lo había abrazado de el cuello, fuerte permitiendo que este la rodearla con suavidad—¿Eso es un si? —la mujer solo aumento la fuerza de su abrazo

—Si—

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