11 🍯 Tennesse

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Insist

-L, ya he llegado a la escena del crimen - anunció Naomi Misora por teléfono.

-Muy bien - respondió L, con la voz alterada que tanto caracterizaba al detective.

-Vale, ¿qué hago ahora? - Preguntó ella.

-¿Estás dentro o fuera de la casa? - Preguntó.

-Fuera, en el jardín - explicó.

-Bien, pues entra en la casa - pidió. - Debe de estar abierto.

La agente abrió la puerta y se adentró en la casa. Subió las escaleras y llegó a la habitación en la que se había cometido el crimen.

-L, según los documentos que me enviaste, esta escena ya ha sido estudiada. ¿No perdemos tiempo estando aquí? - Preguntó Misora.

-No - negó él. - Quiero que encuentres lo que la policía no encontró. Necesito descubrir la unión de los asesinatos o, al menos, alguna pista.

La agente se sintió un poco abrumada. Ya habían pasado dos semanas desde que se cometiera el crimen. Si había alguna pista, seguramente ya habría desaparecido. ¿Qué podía hacer ella? Misora miró la habitación detenidamente durante un rato, pero no veía nada importante.

-Por cierto, ¿qué tipo de persona crees que ha cometido los asesinatos? - Preguntó el detective por curiosidad.

-No... no es normal - murmuró ella. - No por haber asesinado a tres personas, sino porque la manera de hacerlo es muy distinta y porque no intenta esconderlo.

-¿A qué se refiere? - Preguntó L.

-Por ejemplo, las huellas dactilares. No se ha encontrado ni una sola en las escenas del crimen. Han sido completamente borradas. Pero me refiero de manera exagerada. Borró todas las huellas de la casa, tanto las suyas como las de las víctimas y las personas que vivían con ellas - explicó la agente. - Hasta ha limpiado los casquillos de las bombillas. Eso entra en el campo de lo anormal.

-Sí, eso pensaba yo - dijo la robotizada voz del detective. - ¿Opinas algo más del criminal?

-Veo que te interesa mucho el asesino, más que el crimen - observó la agente. - ¿Suele ser así en el resto de casos?

-No, en los crímenes lo de menos es el criminal, pero en esta ocasión, lo que más me interesa es el asesino en sí. Ya habrá visto que no entra dentro de mis parámetros normales y que no estoy usando ninguna fuerza de inteligencia como el FBI o la CIA - contestó L. - Así que, ¿qué opina del asesino?

-No soy perfilista, pero lo que puedo decir por experiencia es que se trata de una persona con mucho odio en su interior. Según muestran los cadáveres, tiene experiencia en el campo del asesinato. Lo más complicado a la hora de cometer uno es matar a la persona, no es tan fácil acabar con una vida humana, pero parece que él no tuvo ningún tipo de complicación - explicó la agente. - Es una persona que ha tenido odio interno desde la infancia y se ha desatado.

-No estás nada equivocada - respondió L. - Gracias Misora.

-Volviendo al tema de antes - empezó a decir ella. - No creo que yo pueda hacer mucho hasta que el criminal cometa un error, y me da que eso no va a pasar.

-Creo que este asesino está dejando un rastro a propósito - mencionó L. - No lo digo por los muñecos, sino por una carta que envió a la comisaría de policía de Los Ángeles.

-¿Qué hizo qué? - Preguntó sorprendida.

-Envió una carta nueve días antes del asesinato. Contenía un crucigrama de una dificultad desmesurada, de los que no puede resolver cualquiera - confesó el detective. - Obviamente, yo si lo hice. Su resultado era la dirección en la que está usted ahora mismo.

-Ya que tenían la información, ¿por qué no actuaron para impedir el crimen? - Preguntó ella.

-Los incompetentes de la oficina pensaron que se trataba de una broma y lo tiraron a la basura - respondió L. - Yo no pude hacer una copia hasta hace dos días.

-Entonces, ¿quieres que encuentre la que fue la segunda pista? - Preguntó la agente, abrumada de nuevo.

-Así es - asintió el detective. - Por el momento, hagamos un cese en la comunicación. Tengo muchas cosas que atender. La próxima vez que me llames, por favor, usa la línea número cinco, Naomi Misora.

Antes de que la agente pudiera contestar, L colgó. Misora suspiró y guardó su teléfono dentro del bolso.

Miró a su alrededor y decidió comenzar revisando las estanterías. Aunque, a parte de la cama, no había nada más. Quizás Misora debió comenzar con la cama y ver qué, o mejor dicho, quién estaba allí.

Misora se acercó y contó los libros, cincuenta y siete. Trató de sacar uno al azar, pero descubrió que resultaba bastante difícil. Tuvo que utilizar su pulgar, haciendo palanca, para poder sacarlo. Recorrió las páginas, consciente de que era algo inútil. En realidad, solo mantenía sus manos ocupadas, mientras intentaba descubrir qué debía hacer. La agente sabía que esos libros ya habían sido revisados por la policía.

Después de ojear unos cuantos libros más, Misora se dio por vencida. Se alejó de las estanterías y bajó la vista hacia la cama, pero ahí había incluso menos material para investigar. Solo podía quitar las sábanas y buscar debajo del colchón. Y ni siquiera necesitaba revisar el archivo para saber que la policía ya había hecho eso.

"Debajo de la alfombra... no, no, ¿por qué ocultaría el mensaje ahí?", se preguntó la agente. "Él quiere que lo encontremos, no es un mensaje si no se encuentra. Envió el crucigrama a la policía... Quiere que los acertijos sean complejos... para probar que nosotros somos estúpidos. 'Vosotros sois inferiores a mí, nunca podréis derrotarme.' Así debe pensar. ¿Burlarse de nosotros es su objetivo principal? ¿Quién es 'nosotros'? ¿La policía? ¿Los Estados Unidos? ¿El mundo? No, la escala debe ser más pequeña... esto es algo más personal. Entonces el mensaje debe encontrarse en algún lugar de esta habitación... o, espera... tal vez no. Algo que debería estar aquí, pero no está..."

Misora lo pensó unos segundos más. Se planteó que pudieran ser los Wara Ningyo, pero lo acabó descartando. Al final dio con la solución correcta, el cadáver.

La agente se acercó a las fotografías que tenía en el archivo. Aparecía el cuerpo de Bridesmaid, una foto tomada en la escena y otra durante la autopsia. Si el asesino había dejado un mensaje en su cuerpo, obviamente no eran las marcas de cuerda en el cuello, sino las heridas en su pecho.

Misora le había dicho a L que, normalmente, estas cuchilladas eran un símbolo de venganza personal, pero ahora que lo pensaba mejor, no eran nada naturales. En la fotografía de la escena, el cuerpo estaba boca arriba y vestía una camiseta con algunas manchas de sangre, pero la camiseta por sí misma no estaba para nada dañada. Lo que significaba que el asesino lo había matado, le había quitado la camiseta, cortado el cuerpo con un cuchillo, y después le había vestido de nuevo.

La agente cogió la fotografía de la escena y la observó unos segundos.

"Si las miras de esta manera... estás heridas parecen letras", pensó Misora, dándole vueltas a la foto. "V... C... ¿I? No, M... otra V... ¿X? V... y con esa ya son tres... ¿L? Eso parece una L... Siento que lo estoy forzando."

La agente suspiró.

"Normalmente me gustaría saber qué opinan los otros detectives asignados al caso... pero, en este momento, no cuento con una placa, así que eso es impensable", pensó Misora, dándose cuenta de lo difícil que era trabajar por cuenta propia, sin el apoyo de la organización. "Supongo que debo revisar las otras habitaciones... parece algo inútil, si limpió todas las huellas de la casa..."

Se dio la vuelta, disponiéndose a salir del dormitorio pero, entonces, se le ocurrió que había un lugar que no había revisado aún. Debajo de la cama.

Era algo muy sencillo de dejar pasar y mucho más probable que debajo de la alfombra para que hubiese una pista. Misora se puso en cuclillas al lado de la cama y una mano salió a su encuentro.

HONEYMOON 🍯 Beyond BirthdayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora