IV

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La última calada de mi Marlboro siempre es la que más disfruto; mientras piso la colilla observo a unos cuantos metros la edificación, es bastante grande, aún así no se compara con el anterior edificio.
Camino lenta pero segura y me adentro en aquel lugar, es curioso, el silencio reina acá, no veo estudiantes por aquí, deben estar en clases, pensé...
Caminaba observando el lugar, sus decoraciones eran exquisitas, aún mejores que las que había visto atrás, eventualmente me perdí en aquel espacio, ya no sabía que camino tomar, solo veía pasillos interminables, Cálmate Pia, ya encontrarás la salida, me repetía continuamente, tenía que hacerlo no podía entrar en pánico justo ahora. Tengo diez minutos para salir de acá y llegar al otro edificio, ¡mierda !, ¿ Por que se me ocurren estas cosas a mi ?, caminando a un paso más rápido entre en lo que se supone sería una biblioteca, estaba casi vacía, a excepción de una mujer que se encontraba a lo lejos leyendo... Empecé a retroceder con la esperanza de que no me hubiera escuchado, pero al parecer era pedir mucho al universo...

– Este edificio está prohibido para los estudiantes – dijo la mujer con un ligero acento francés.

– Aún no soy estudiante, solo estoy conociendo el lugar – respondí con valentía. Pude ver que la mujer abandonó la lectura y me miro, no pude detallarla como me hubiese gustado, lo único que podía ver era su cabellera azabache y su cuerpo delgado...

– Ya está acá, nadie entra a las instalaciones de este lugar sin tener alguna relación con la academia, la habrán aceptado ya desde hace meses, solo que no se lo han dicho aún – acto seguido volvió a los libros .

– ¿ Como salgo de acá ? – pregunte un poco irritada

– De la misma manera cuando entró – respondió.

La gente de acá es tan cordial, pensé, me devolví y miré para los dos lados ¿ izquierda o derecha ?, izquierda vale, camine en aquella dirección cuando oí la voz con acento francés..

– Yo de usted tomaría la derecha – escuché

Gracias por tanto, pensaba, tomé aquella dirección y resulté en otro pasillo interminable, a lo lejos pude ver una puerta que parecía prometedora, tenía pinta de ser la salida...
Empuje la puerta y lo que se encontraba detrás de esta me hizo arrepentirme de todo.
Era una habitación gigante, lujosa al igual que el resto del lugar, quería entrar y dar una vuelta, pero sabía que no debía hacerlo, ¡ era una maldita habitación ! Alguien tenía que dormir acá, rodé mis ojos curiosos y me estremecí al encontrar un retrato de la directora... Dios, estaba en la habitación de aquella mujer altiva. Serré la puerta temerosa y salí corriendo del lugar, no sabía por donde salir y ya estaba entrando en pánico. Ahora estaba en la primera planta, y mis opciones eran quedarme en aquel laberinto o salir por una ventana, tenía experiencia en la segunda, así que me acerqué a una de ellas e intenté abrirla, mala suerte, intenté con otra y lo mismo. Froté mi frente con desespero, ya me deberían estar esperando ¿! Que hago !?, Busca otra ventana, ¡ busca otra ventana !...

Las lágrimas se empezaron a asomar, ¡auxilio!, justo estaba por dejarme desvanecer cuando vi a una mujer bastante desarreglada observando.

– Siga intentando, alguna de las 300 ventanas tiene que abrir – dijo en un tono burlón.

– ¿ Podría enseñarme la salida ? - le pregunte afanada.

– De poder se pueden muchas cosas, aquí la pregunta sería ¿ Quiero enseñarle la salida ? - dijo en el mismo tono.

No estaba para perder el tiempo, me retiré del lugar en busca de señales de salida cuando me interrumpió la misma voz burlona con un acento inglés marcado.

– Solo quiero ver cuando Ivanelle la vea dando vueltas por los dormitorios de profesores, el castigo impuesto no será pequeño – dijo ella.

No podía ser verdad, el edificio de profesores, claro, como no lo sospeché, ya dos profesoras y dios sabe quien más me habían visto acá.

– Por favor, necesito volver ya al edifico principal - dije casi llorando.

La mujer me señaló un pasillo – siga derecho y después tome la izquierda, verá una estatua de ángel, luego tome la izquierda siga derecho y encontrará la salida – respondió sin emoción – ah, y no vuelva a preguntarle a la profesora Green, le encanta engañar a las chicas desafortunadas que caen en las garras de Ivanelle – dicho esto se desvaneció en el lugar...

Excelente, por fin encontré la salida, ya llevaba retardo de 15 minutos, empecé a correr como si fuera una maratón, llegué a la oficina hecha polvo pero antes de estar me arregle el cabello y me di tiempo para respirar.

– Pensé que había dicho en punto– dijo la directora quitándose las gafas y mirándome

– Me perdí en el lugar, una guía me hubiera servido señora – le respondí sonriendo.

Mi tía no hacía otra cosa que sobarse la frente y disculparse en mi nombre, Jan me miraba y me sonreía socarronamente, a este libro era mi único aliado.

– No se preocupen, en un mes tendrán una mujer nueva, aquí la reprenderemos y le quitaremos cualquier vicio que pueda tener – acto seguido me extendió unos papeles – necesito que firme donde le he marcado, no se vaya a equivocar no quiero imprimir nuevos formularios.

– ¿ Para que debo firmar eso ? - dije mirando los papeles – ya estoy acá, eso significa que soy parte de lo que sea que sea esta institución firmando esos papeles o no, ahora dígame ¿ Cual es mi habitación ? ¿ puedo despedirme ya ? - le acerque a mi tía y le bese la corona, a Jan le apreté los hombros.

– No toleraré esas actitudes, firme los papeles - me dijo estirándome las hojas con cara de pocos amigos; las tomé y garabateé en ellos.

– ¿ Feliz ? ¿ Se detuvo todo el laborioso proceso de admisión porque me demoré en firmar los papeles ? - pregunte con las cejas levantadas.

– ¡ Suficiente ! - chilló la rubia – despídase bien, ¡ Angeline ¡, gritó.

La mujer joven de antes salió de la nada, y me miró con la misma cara agradable que su jefa.

– Por favor lleva a la señorita Wilde a su habitación, encárgate de que reciba todo lo necesario - ordenó.

La muchacha me tomó de la espalda e intentó sacarle del sugar, pero en un acto brusco aparte sus manos de mi cuerpo – ¿¡Dejarías que me despida!?- reproche. Me volví a acercar a mi tía y la abracé,
– perdóname, todo estará bien – susurré en su oído, a Jan le sonreí, me enderecé y mire a la directora, lo único que recibió fue una sonrisa de superioridad de mi parte, luego mire a su esclava y salí del lugar.

– Sígame– ordenó la joven – es valiente, pero no le va a servir acá, la señora Blanchett no soporta actitudes cómo esas, no le gustan las bromas, ni los juegos, mucho menos a la gente altanera, créame, usted no le quedará grande, acá reformamos a criminales, niñas sin futuro, marcadas por el vicio y la juerga, en un mes caminará por estos pasillos y no se atreverá a mirar directamente a ningún profesor y mucho menos a la directora.

– ¿ Ya acabaste ? - le pregunté - tomare tu silencio como un si; no me importa cuantas almas en desgracia hayan pasado por acá, ni cuantos castigos me pongan, no cambiaré, no le tengo miedo a usted ni a Ivanelle, lo único que quiero es... – de la nada fui interrumpida por la voz de aquella chica.

– Está es su habitación, sus tíos pagaron una individual, considérese de buenas yo en usted no hubiera gastado un peso .

Sus palabras me hicieron arder la sangre, la miré fijamente y me acerqué a su cara, quedamos a unos 10 centímetros de distancia bastante incómodos– no gastarías ni un peso en mi porque no lo tienes, solo eres una empleada más de Ivanelle que está de paso, tu futuro es tan insignificante como el de las niñas de las cuales hablas, ¿ Entendido ?, ahora quiero que cierres tu maldita boca asquerosa y te largues - entré a la habitación y le cerré la puerta en la cara a aquella chica, se lo merecía, claro que se lo merecía.

Era una habitación bastante bonita, pero después de ver la de Ivanelle no había comparación. Una cama ancha un ropero grande, buena iluminación, un escritorio, mesa de noche, baño privado... si, lo necesario... Me tumbe en aquella cama y eventualmente me dormí, lo que me esperaba no sería agradable, y lo sabía...

OssessioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora