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Un sonido me despertó de repente haciendo que me sobresaltara, ¿ Que fue eso ? , me preguntaba; la oscuridad ya reinaba en la habitación, a duras penas lograba poder ver la ventana, tomé mi celular y con la linterna buscaba encender las luces, de repente todo estaba alumbrado...

Aún tenía que sacar algunas cosas de la maleta, pero el hambre no me dejaba hacer esto posible, eran las 7:54, no sabía a qué horas servían la comida así que no perdía nada en salir de la habitación y aventurarme un poco, no sabía donde se encontraba el restaurante, nadie me lo había dicho...

Me quité la ropa con la que había llegado y me puse un vestido largo con mangas con corte en V pegado, se acomodaba muy bien a mi contextura, desde la muerte de mi familia había bajado mucho de peso, estaba más blanca me había dejado crecer el pelo y las uñas, aún así captaba miradas. Los 1.70 los ojos castaños, la piel trigueña y el acento peculiar debido a ser criada en varios lugares me hacían de algún modo "exótica ", o al menos eso decían los hombres, pero acá no habían, bueno, al menos no estudiantes, pero tenia la esperanza de liarme con algún profesor... recapitulemos, vestido largo pegado al cuerpo, pelo suelto hasta la cintura, unos botines de cuero.. ya estaba.
Salí de la habitación con sigilo, había una leve iluminación y podía escuchar susurros de las puertas contiguas a la mía, supongo que serían las habitaciones de las otras niñas privilegiadas o lo que sea... baje las escaleras e intente buscar algún mapa guía, a los minutos de estar buscando tuve fuerte de encontrar una señora que barría el lugar la cual me dijo de una manera muy seca donde podría encontrar comida.
De repente estaba parada pensando en si debía entrar a lo que se supone sería el comedor de este edificio, empuje con una mano la gran puerta que se encontraba al frente mío y de la nada lo que se encontraba detrás se reveló ante mi.
Tenía dos opciones, salir corriendo y quedar como tomar al frente de toda la gente que se encontraba dentro, o entrar y miserablemente pedir un poco de comida.
Tenía tanta hambre y el sueño aún presente que elegí la segunda, caminé un poco, empezaba a oler bastante bien, delante mío se encontraban todos los profesores y directivos, lo supuse, pues pude ver a la mujer desaliñada de hace rato, la otra profesora ¿ green había dicho ? Y a la directora, quien dejó de comer y hablar para darme una mirada de las tan particulares suyas que te hacen olvidar el apellido, y no de una buena manera.

– ¿ Que hace a esta hora en el comedor ?, ya debería estar dormida- dijo haciendo callar a los demás, aparte de eso, sus ojos me escanearon de arriba a abajo y me sentí nerviosa, el vestido con escote en V dejaba ver un poco del busto, no tenía gran cosa, tenía pocos, supongo que lo que llamo su atención fue la pequeña perforación de pezon que se lograba ver marcado a través de la suave tela.

Las miradas serias de todos estaban puestas en mi, podía ver sus caras largas y cansadas observando de arriba a abajo a la pobre chica imprudente que había interrumpido la tan anhelada cena de los maestros.

– No he comido – respondí con tono firme – su ayudante no me dio los horarios ni me dio un recorrido mucho menos me hablo de reglas y horas de dormir...

Los profesores ahora miraban a la directora aún mascando los bocados de comida restantes.

– Evangeline hace su trabajo bastante bien, es una chica eficaz no entiendo de que habla - soltó -

Una risa se oyó en el grupo de profesores, la mujer desarreglada estaba riendo, al frente lado suyo estaba la profesora de la biblioteca y podía notar una pequeña sonrisa en sus labios, algunos profesores empezaron a susurrar.

– Ha sido bastante eficaz hasta ahora, pero hoy fue bastante incompetente al no decirme lo que debo saber - respondí.

La barriga me empezaba a doler, todo olía y se veía delicioso ¿ que era ? ¿ pollo? ¿ verduras ?...

– ¡ A su habitación ! - ladró la directora

– No he comido - respondí lo más calmada que podía.

– ¿ Sabe usted señorita Wilde que los seres humanos podemos aguantar hasta tres semanas sin comer ?, por una noche de ayuno no morirá, dijo sonriendo y otra vez se le marcaron arrugas.

Lo único que pude hacer fue sonreír de la misma manera sarcástica y asentir con la cabeza. - ¿ Hasta tres semanas dijo ? - pregunté .

– ¿ Aparte de hambre tiene problemas de audición ? - respondió ella .

Maldita rubia, bastante astuta, me respondía de la misma manera en la que yo hubiese respondido y eso no me gustaba...
Volví a sonreírle mirándola directamente a los ojos, después hice los mismo con los profesores que se encontraban, a todos y cada uno de ellos les dediqué una mirada.

– Tres semanas ha dicho entonces - dije al final de mi recorrido visual, me di la vuelta y salí de allí con hambre y mucha rabia. ¿ Cómo se atrevía aquella zorra de negarme la comida que mis tíos ya habían pagado ? .  Había algo que tenía desde pequeña y era que soy muy extremista, iba a dejar de comer por tres semanas, bueno, tal vez a escondidas lograría comer algún bocadillo, pero el plan era ese, saltarme las comidas por tres semanas o lo que aguantara antes de un colapso por desnutrición, me llevarían al médico y una vez allí me escaparía. No sin antes hacer el escándalo del siglo .

Volví y me encerré en la habitación, la barriga me dolía y no podía hacer algo al respecto, ya me había pasado antes con los ayunos intermitentes que hacía, así que el dolor ya era parte de mi. Sabía manejar el hombre con chicle, cigarrillos, café y agua.

Todo estaba bajo control, al menos eso esperaba.

OssessioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora