-Y dime Gulf, ¿qué es lo que opinas?
Esa había sido la pregunta que había hecho su padre, en cuanto dejo de hablar, Gulf solamente podía pensar en una sola cosa, y era en lo terrible que se había escuchado, el emperador le había dicho a su hijo que estaba planeando reunir a la familia Suppasit con ellos, para así dar a conocer el cortejo que Mew se encargaría de darle, pero para Gulf eso se trataba de una terrible idea, no le gustaba nada la propuesta de su padre.
-Prefiero que no se haga nada- el emperador se vio sorprendido.
Desde que le dijo a su hijo sobre quien era su predestinado, su hijo ha estado actuando de la peor manera todo esté tiempo, y no entendía lo que le estaba sucediendo a su hijo, ¿por qué actuaba tan errático cada que hablaban de algo que tuviera que ver con Mew?
El emperador sabía que Mew se trataba de un grandioso alfa, había estado escuchando y viendo como el alfa se dedicaba a estar siempre al pendiente de todo, siempre era cuidadoso y salía en defensa de su familia, sin duda alguna alguien digno de estar con su hijo, sabía que recibiría el amor más sincero, pero al parecer para Gulf no era así.
-Hijo, ¿qué te ocurre? -el príncipe dirigió su mirada hacia a su padre.
-No quiero que nos reunamos, él no es mi predestinado.
-Le hechicera nunca se equivoca, Mew es...
-¡No lo es!- el emperador abrió levemente la boca, miro a su hijo, estaba parado, y había azotado sus manos en la mesa, estaba molesto-. Él no lo es...
-Lo es, no puedes cambiar eso.
Gulf volvió a sentarse, ahora la comida le iba saber amarga, no le gustaba discutir con su padre, pero quería dejarle en claro que aquel alfa no era su predestinado, que la hechicera estaba muy equivocada con lo que dijo, ¡Mew Suppasit no es su alfa, y nunca lo será!
-Papá, Suppasit no es mi alfa, tal vez la hechicera sólo lo dijo porque queria molestar....
Su padre soltó un suspiro, estaba cansado de escuchar eso, Gulf le había repetido muchas veces que la hechicera estaba equivocada, pero el emperador sabía que no era así, la hechicera no se equivoca, nunca lo ha hecho.
-Se hará la reunión- demandó su padre, y Gulf dejo de masticar, trago lo que había empezado a comer y de nueva cuenta se levantó, pero esta vez para retirarse.
-¿A dónde vas? No has terminado la cena.
-Ya no tengo apetito... - Esa había sido la contestación de su hijo, y miro como se alejaba para después deslizar la puerta y salir,
Gulf caminaba cabizbajo, estaba molesto, no podía creer que prácticamente su padre lo obligue a aceptar el cortejo de un alfa como Mew, a él no le gustaba Mew, no le gustaba para nada, y no quería nada que ver con él, odiaba a ese alfa.
Unos pasos lo sacaron de sus pensamientos, miro enfrente, Mew estaba allí dándole la espalda y caminando, llevaba algo en las manos, al parecer era importante.
¿Por qué sigues aquí?- preguntó Gulf.
El alfa miro detrás, y dio una reverencia en forma de saludo.
-He venido a entregar esto al emperador- dejo ver más sus manos- mi madre lo envía, no es mucho, pero es un pequeño regalo para ustedes.
Mew dejo que el principe mirara lo que llevaba en sus manos, era un pequeño paquete, toda repleto de galletas, Gulf pensaba que seguramente eran galletas compradas, a su padre no le gustaban las galletas mal hechas y a él tampoco.
-Dámelas, se las entregaré yo mismo.
-Gracias por aceptarlas- Mew le dedico una sonrisa tan sincera, Gulf simplemente se quedó admirando por unos momentos aquella sonrisa, era linda, sacudió levemente su cabeza, no debía pensar en eso.
-Sí, lo que digas, ¿ya te irás?
Mew hizo otra reverencia y se retiró.
Gulf no entrego las galletas, las había tirado, lo que no sabía era que Mew junto a su madre las habían hecho, eran caseras, y hechas con amor, y Gulf las había desechado como si no tuvieran ningún valor.
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Ayer fué el día en que debía actualizar la historia pero no pude hacerlo ya que me quedé sin internet.
Cómo compensación subiré tres capítulos.
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El Omega Que No Quería A Su Predestinado
Fanfiction- ¡No soy tu omega! Deja de pensar esas cosas, no eres más que un fastidio para mí, además ¡tú! No serías nada digno para un omega como yo. En ese momento, Mew había sentido como la opresión en su pecho se había hecho cada vez más grande, escuchar a...