Al día siguiente Aaron se despertó con una resaca del averno. Los rayos de sol que entraban en su ventana lo despertaron y junto con los ladridos de Mike, despertó de una malísimo humor.
Quitó las sábanas encima de su cuerpo y se dirigió al baño. El espejo lo reflejaba a él con su cabello apuntando en todas direcciones, su piel más palida de lo que ya era y una enormes ojeras debajo de sus ojos. Se veía de maravilla.
Hizo todas sus necesidades lo más rápido posible para bajar a la planta de abajo y ver por qué Mike ladraba tanto. La razón era que sus padres habían llegado a casa. Lo que le faltaba.
Sus relación no había mejorado, pero habían pasado de "insultarse" a ignorarse. Aunque eso no era mejor. Entró rápidamente a la cocina y se preparó un par de sándwiches con jamón y queso, junto con una taza de café y volvió a su habitación. Menos mal que era Domingo y no tenía que hacer gran cosa. Por lo cuál se podría quedar acostado en su cama todo el bendito día.
Trató de recordar los sucesos de la noche pasada, pero solo llegó hasta el momento en el que salía de la casa para distraerse de todo el gentío, de ahí en más los recuerdos estaban difusos. Prendió la televisión para entretenerse mientras comía, pero seguía dándole vueltas a sus pensamientos.
Terminamos.
Eres una mierda.
Tonto.
Me gustas.
¿Qué? Esas palabras resonaron en su cabeza y su mente se aclaraba de apoco ¿Que mierda había pasado? Prestó más atención a la primera palabra y los recuerdos de la pelea con un su novia, o bueno, ex novia, llegaron a su mente. Su corazón dolió un poco, pero se obligó a no darle más atención a aquellas feas palabras que le había dicho, tenía que ser fuerte y no quebrarse con todo lo que le dijeran, no era un niño.
Ahora la última palabra no tenía sentido ¿Alguien se le había confesado? ¿Pero quién? Esa parte de la noche si que estaba totalmente borrada de su memoria.
Terminó de tragar el último trozo de pan, y agarró sus celular de la mesita de noche, para mandarle un mensaje a Sam y agradecerle por la noche anterior. Pero cuando la pantalla se iluminó unas cuantas notificaciones de mensajes de Leo, aparecieron. Su corazón dejó de latir por un micro segundo, no podía ser lo que estaba pensando ¿Cierto?
Rápidamente desbloqueó su celular y con sus manos temblando ligeramente entró en su chat. Los mensajes de la noche anterior en dónde él lo insulataba, revelaba secretos que nunca debían de ser revelados y finalmente dónde se confesaba, hicieron acto de presencia.
-¡Mierda! ¡Me cago en...!- se lanzó a su cama y presionó su almohada contra su cara, tal vez con suerte se asfixiaba-¿Por qué tengo que ser tan maldita mente idiota?- se quejó con sus ojos empezando a aguarse. Ya que gracias a sus quejas y lloriqueos, no llegó al leer el Te quiero del último mensaje. Asi que Aaron pensaba que la había jodido, y mucho.- ¿Que hago ahora?- se preguntó.
Estaba entre hablar de lo sucedido, ignorar completamente el tema y hacer como que no recuerda nada y bloquearlo de sus mensajes ¿Cuál sería la mejor opción? No pudo decidir ninguna pues su celular vibró en una notificación. Aaron se asustó tanto que el aparato voló unos cuantos metros por el aire, por suerte no cayó al piso.
El pelirrojo se acercó lentamente y como si su celular estuviera embarrado de mierda, lo alzó con la punta de dos de sus dedos, cautelosamente. Se relajó cuando vió un mensaje de Sam.
Sam: Heyy, buenos días amigo. Espero que anoche no hicieras un desastre cuando te dejé jajaja. ¿Cómo va la resaca?
Sam: Por cierto, tienes que explicarme bien lo que pasó anoche. Me preocupé.
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Juego En Línea
Dla nastolatkówLion6969 te ha enviado un mensaje. Sólo eso bastaba para que Leo se adentrara en la vida de Aaron. Uno era fastidioso e insistente, y el otro se molestaba fácilmente y era aburrido. No combinaban para nada pero eso fue lo que los llevó a juntarse. ...