8.

2.1K 184 32
                                    


— ¿Potter?—seguía cuestionando para sí mismo, luego de que los aurores se fueran de su casa.

Por supuesto que estaba feliz de conocer tal noticia. Era algo simplemente maravilloso, pero... ¿Era por Potter? ¿Había vuelto al mundo mágico? ¿Por qué? ¿Con qué intenciones?

Se suponía que el cara-rajada tenía una jodida familia a la cual cuidar, incluso debía protegerlos de el padre de su esposa, ¿Qué mierdas andaba haciendo de paseo en el mundo mágico otra vez? ¿Había ido por más alcohol?
No lograba terminar de comprender su repentino regreso de forma pública. Definitivamente no era una botella de whisky de fuego lo que lo había impulsado a regresar.
¿O sí lo era, y había sido descubierto? En ese caso tendría que hacer algo al respecto, pero ¿Qué?

Si bien los hermanos Rookyshener le habían informado que Potter lo había puesto en un jodido pedestal, aseverando que él lo había auxiliado cuando más lo necesitaba, permitiéndole dejar atrás aquello que le prohibía regresar, nada de eso era cierto. Simplemente se había enamorado de forma unilateral, había entregado su cuerpo y corazón a cambio de palabras hirientes.
Por donde fuera visto, sus acciones distaban de ser heroicas, la única forma de catalogarlas era como estúpidas.

Mientras su cerebro hacía de las suyas, maquinando y sumergiendo su mente en miles de motivos y escenarios, se mantuvo en la puerta de su casa, caminando de un lado a otro, sin saber muy bien qué esperar. Quizá era sólo una cruel broma, o quizá era cierto, y Potter había mentido de esa forma...
Antes de que más ideas llegaran a su cabeza, la voz de su madre le hizo dar un salto, ya que más que nombrarlo, había exclamado su nombre con alivio.

— Draco—lo volvió a llamar cuando estuvo junto a su hijo, y lo abrazó sin pensarlo un segundo.

Por supuesto que correspondió al gesto, y se aferró a su madre. Después de todo, el temor de ser alejado de ella y de Scorpius seguía latente en lo profundo de su ser.

— Madre—pronunció aliviado, y suspiró con una enorme sonrisa en su rostro— Está bien, no me llevarán a ningún lado, no te preocupes—fue lo primero que dijo.

— ¿No te llevarán? Es una noticia maravillosa—habló la mayor, y se separó de su hijo, pero sólo lo suficiente para observar su rostro y tomarlo con ambas manos— Estoy muy feliz de que estarás bien. Pero ¿Cómo?—quiso saber sincera, mientras paseaba su mirada entre las orbes brillosas del contrario.

— Bueno... Fue por... Por Potter—respondió algo nervioso.

Nunca había tenido una charla con su madre sobre sus preferencias, porque desconocía totalmente que algo como eso fuera a ocurrir, lo que era obvio, y por ello pensar en hacerlo en ese preciso instante no hizo más que inquietarlo.
No tenía la obligación de hacerlo, pero era su madre, prácticamente su mejor amiga, quería hacerlo.

— Madre... Yo...—buscó cómo decirlo, pero no encontraba una manera de guiar la conversación hasta ese punto. Su mente estaba en blanco, o mejor dicho a rayas doradas y escarlata. Pero lo haría— Hay una razón por la que no quise casarme con Astoria...

— Lo sé—tomó la palabra Narcissa, sonriendo levemente a su unigenito— No la amas—afirmó.

— Sí, pero madre—fue interrumpido.

— Y no la amas a ella, porque nunca amaste a una mujer, y creo que tampoco te... Interesa hacerlo. Lo sé—siguió hablando, sonriendo con más gracia que antes.

Con sus cabellos rubios, y su rostro completamente rojo de vergüenza, Draco Malfoy podría ser tranquilamente y sin problemas la mascota de Gryffindor. No se esperaba en absoluto que su madre lo hubiera descubierto, incluso antes que él mismo.
Pero la información importante debía acotarla él, dado que era obvio que su madre desconocía su reciente enamoramiento y acciones con el mismo.

Harry Potter y Un Futuro Diferente 2 | Harco +18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora