• Día 6 •

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Bokuto Koutarou se despertó incluso sin que sonara su alarma, y se apresuró en apagarla en su teléfono móvil para que aquella molesta canción pop de la diva Ariana Grande no despertara a la persona a su lado, pero en cuanto movió sus músculos para...

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Bokuto Koutarou se despertó incluso sin que sonara su alarma, y se apresuró en apagarla en su teléfono móvil para que aquella molesta canción pop de la diva Ariana Grande no despertara a la persona a su lado, pero en cuanto movió sus músculos para hacer sonar todos sus entumecidos huesos, sintió que algo dentro de las sábanas se removía.

Afuera, las olas del mar rompían contra la costa y bajo una luna todavía brillante.

—¿Bokuto-san? —exclamó una adormilada voz frotándose los entrecerrados ojos—. ¿Qué hora es...?

—¡Ah! ¡Akaashi! —Bokuto lloriqueó al darse cuenta de su error—. ¡Te desperté! ¡LO SIENTO...!

Akaashi Keiji, el muchacho con el que compartía cuarto durante esa excursión de la Academia Fukurodani, dejó escapar una risilla musical. Muchos seres humanos seguramente no le hubieran prestado atención, pero Bokuto estaba tan acostumbrado a todos los sonidos de su mejor amigo que no le era nada difícil reconocerla.

—Hay mucho silencio, ¿siguen todos dormidos? —Akaashi se deslizó contra el respaldo de la cama para recargarse contra la misma para bostezar un par de veces—. ¿Ya ibas a entrenar, Bokuto-san? Se supone es una excursión del equipo para descansar, no una del vóley...

Y Akaashi no mentía. Si el entrenador pillaba a Bokuto a las cinco de la mañana yéndose a entrenar por su cuenta en la playa, seguro le llevaría de las orejas de regreso hasta su cabaña para encerrarlo en el baño.

—¡Akaashi! —rezongó Bokuto—. ¡Las nacionales serán dentro de unos meses! ¡No puedo perder el tiempo así! ¡Además, juro que no iba a entrenar! ¡Solo quería apreciar un amanecer en la playa!

Se arrepintió de sus palabras casi al instante.

Tampoco no quería adentrarse demasiado en lo mucho que necesitaba que ganaran las nacionales de aquel año; era su último ciclo escolar, y también la última vez que jugaría junto a todo su amado Fukurodani.

Sí, él sabía muy bien que aquella excursión también sería una de las últimas para disfrutar con todos sus compañeros. Pero la mente de Bokuto estaba tan enfrascada en ganar...

Al final, Bokuto sentía que metía la pata por todos los lados posibles.

Sintió unos toquecitos en su brazo desnudo. Tenía tanto calor que dormía sin camiseta en esa cama compartida que olía a lavandas. No es como si Akaashi fuera a decir algo al respecto.

—Disculpa si no te creo, Bokuto-san —suspiró Akaashi—. Iré contigo para asegurarme de que no pensabas entrenar a las... ¿qué hora dijiste que era?

Bokuto exhaló un largo resoplido. Chequeó en su teléfono celular qué hora era, pero la oscuridad de la ventana al lado de la cama le indicaba que era muy temprano.

—Son las cinco y treinta ocho —dijo sonriente, con toda la vitalidad posible que alguien podría tener a esa hora—. ¡Si nos apresuramos, llegaremos a tiempo! Eh, pero, Akaashi... ¿estás seguro de que quieres ir?

BokuAka Week 2021 - [HAIKYUU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora