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—No lo haré —sentencie. Me levanté y lo mire con enojo —. Prácticamente me estás diciendo que moriré si sale mal, y si sale bien iré a quien sabe dónde.

Papá me miraba mal y sabía perfectamente que esto terminaría tan mal como empezó. Desde está mañana cuando en el desayuno dijo con un tono sombrío que tenía que hablar conmigo.

Pensé que sería algún regaño por ayer cuando casi le rompo la nariz a Ben por perder en parchís. Pero jamás supuse que sería algo tan escalofriante como esto.

Viaje entre dimensiones.

Mi cara cambiaba a peor con cada cosa que decía y sabía que aunque dijera claramente que no, al final de cuentas el sería victorioso.

—Agradece que estoy de humor número ocho —solto —. Tienes 17 horas para decidir. Se está agotando mi paciencia.

Se levantó de su asiento y sin más se fue.

En cuanto escuché cerrarse suavemente la puerta mi cuerpo de ablandó y me deje caer en la silla. Mi cuerpo tembló tanto como pudo en cuanto comencé a llorar.

—¿Estás bien? —una cabeza se asomo por la puerta. Ben.

—Estoy perfectamente —levante la cabeza y sonreí —. Solo ya sabes...

Hizo una mueca y se acercó a mi tomándome las manos y sentándose frente a mi en el piso.

—Tus sonrisas son algo... escalofriantes. Deja de hacerlas —reí con amargura.

Después de unos cuantos minutos apretó más fuerte mi mano como si estuviera tomando valor y encontrando las palabras perfectas para decirme lo que pensaba.

—Marcus y yo, pensamos que sería bueno que aceptaras la propuesta de papá. No somos unos ancianos, pero estamos seguro de que saldrá bien y tal vez puedas escapar de esta mierda y vivir una vida plena.

¿Empezar de nuevo?

—¿En otra dimensión? —frunci el ceño —. No es que no quiera irme, pero vivir allá hasta la muerte, ¿es posible?

—Tal vez, pero porque no escapar tan siquiera un momento de Reginald, ver el mundo en otra dimensión y saber que se siente vivir. Allá capaz conozcas al amor tu vida.

—Lo que acabas de decir es una mierda —dijo Marcus —. Pero sería genialoso que fueras allá, demostrarle al viejo un par de cosas y descubrir algo nuevo.

—Tal vez así papá te de la libertad que tanto buscas. Puedes fingir demencia cuando vuelvas y escaparte del manicomio.

Marcus le dio un zape.

—Demuestrale que vales demasiado y que eres capaz de hacerlo porque eres una Sparrow.

Mi mirada viajaba entre ambos. Si bien ambos sabían que me podían convencer fácilmente. Reginald lo sabía y sabía que él los había mandado a conocerme.

Y aunque sabía que era una manipulación, dije: —Bien, iré a decirle que aceptó.

Ambos celebraron y yo solo pude sentir un nudo en mi estómago. Morir o irme lejos demasiado lejos sin salir de aquí.

Durante las dos horas siguientes me mordí las uñas hasta prácticamente quedarme sin ellas. Dolían.

No le había dicho nada a papá, quería asimilar todo y quería despedirme de todo y todos. Si bien todos son mi familia y por más que Ben junto a Marcus fueran unos idiotas, los amaba, a todos.

Era muy joven para morir, pero necesitaba arriesgarme. Necesitaba vivir con el "lo hice" y no con el "pude haberlo hecho".

No podía vivir siempre con el miedo, quería enfrentarlo y superarlo.

Roses || Cinco Hargreeves © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora