El final de nuestra historia

783 123 15
                                    


Podía sentir el cansancio en sus ojos como en sus manos arrugadas, su vista ya no era la misma podía estar seguro de eso, al igual que sus piernas e incluso sus reflejos, podía sentir la brisa que siempre lo había recibido por largos años al igual que las ramas tronando.

El ya tenia ochenta y cinco años, había ido cada día a ese lugar tan mágico donde el tiempo no pasaba, y es que cada vez que ponía un pie en ese círculo de árboles rodeando ese hermoso cerezo los años volaban de encima y la juventud regresaba a él.

—¡Jungkook!—El gritó alegre de su amado le indicaba que por fin había llegado, cada día tardaba más en llegar.

Hoy era distinto, se sentía cansado, muy cansado, sus ojos pesaban y los dolores lo invadían, pero todo se fue como siempre cuando por fin piso aquel pasto húmedo.

Sus manos jóvenes y buena vista regresaban, frente a él, Yoongi, joven y enérgico como siempre lo esperaba, sonriendo mientras el viento movía su cabello desordenado.

Entonces el rubio se acercó con una felicidad enorme, pero las lágrimas que caían de sus ojitos ámbar no expresaban los mismo.

—¿Qué pasa amor?—Pregunto Jungkook preocupado tocando las mejillas manchadas por las lagrimas que no paraban de caer para desaparecer en la sonrisa o en la barbilla del pálido. —¿Qué tienes?

—Jungkook, ya no saldrás de aquí.—Murmuro Yoongi dejando caer su mejilla en la mano del pelinegro con pena, Jungkook estaba consciente que algún día quizás no saldría o no volvería o llegaría el día en que no podría ir más. —Es hora.

—Estoy feliz.—Murmuro el pelinegro soltando pequeñas lágrimas con una pequeña sonrisa, dejo un beso en el lagrimal del pálido quien sonrió de vuelta. —Hay que irnos.

Yoongi lo tomo de la mano limpiando sus lágrimas, ambos caminaron hasta el árbol acariciando aquel viejo tronco que había sido testigo de miles de recuerdos mágicos, Jungkook creía que le debía la vida a ese árbol que habían protegido por años, solo esperaba que el próximo que descubriera aquel bello cerezo lo cuidara tanto el de encargo de cuidar y le cumpliera un hermoso deseo desesperado.

—Al final, Namjoon tenía razón, este árbol si era mágico. —Murmuró Jungkook acariciando el tronco.

—Supongo que si.—Respondió Yoongi.—Gracias por venir siempre.

—Te lo prometí.—Dijo.—Yoongi, nunca podría dejarte, siempre regresaría, ni un minuto tarde.

Ambos se miraron con dulzura sintiendo como de a poco los pétalos del cerezo los rodeaban con una brisa cálida que les hizo reír, el agarre se hizo más fuerte.

—Te amo, Yoongi.—Susurro antes de cerrar sus ojos para siempre.

Quizás no habían tenido la historia más larga del mundo, ni la más dramática, quizás no eran la historia más triste, pero si habían sido un amor eterno y eso nadie lo podía negar, aquel bello árbol de cerezo solo podía confirmar y guardar en silencio aquella historia que sus hojas habían presenciado.

—A las siete.

—Ni un minuto tarde.

[🤡]

Bueno, si llegaron hasta aquí solo me queda agradecerles y esta parte más que nada era para darle un cierre como más... concreto, no quería escribir algo como que Jungkook lo superaba o aprendía a vivir sin Yoongi, no todos los casos son así y él no tenía porque morir joven o suicidarse, y si se preguntan por qué decidió vivir tanto, bueno, se los dejo a su imaginación.

Ante todo muchas gracias.

Y disculpen las faltas ortográficas

Chinmokushi

A las siete | Kookgi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora