¿RECUERDAS ESA NOCHE?

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Había pasado un año desde que encontraron aquel cadáver en el bosque. Ya un año. Habían intentado no mencionar lo sucedido.
Calavera iba a ir esa noche a hacer un rito en el bosque, para el hombre que murió delante de ella, pero se lo pensó mejor. Podrían culparla por asesinato, ya que aún no se sabía nada del maníaco que había acabado con la vida de Carlos, un joven con toda la vida por delante. Calavera entró al baño de su instituto para retocarse su labial negro cuando sintió la necesidad de hacer aguas menores. Entró a un baño dejando su bolsa de maquillaje en el lavabo. Al salir vió escrito en el cristal con su labial: "¿Recuerdas esa noche? Hoy donde hace un año. No tardes"
Sintió miedo. Posiblemente el asesino quería verla para acabar con ella también o tal vez era el espíritu de Carlos. Solo sabía que esa noche tenía que volver al lugar del asesinato.

Angel encendió la radio de su coche. Se dirigía al parque que estaba junto a la comisaría para recibir los medicamentos de su madre. Últimamente había tenido que realizar más trabajos para sus amigos y eso lo había dejado agotado, casi no podía dormir. Sin darse cuenta chocó contra otro coche pero de forma leve. Salió del vehículo para ver los daños que había provocado y se dió cuenta de que el coche al que había dado era uno de policía. Pensó en que era mejor dar la cara porque sino podrían prestarle atención y darse cuenta de que su vida no era muy limpia. Entró a la comisaría y vio a una rubia histérica, gritando a un agente mientras agitaba un papel. El hombre no la hacía caso, pero ella seguía insistiendo. A Angel le sonaba su cara. Y cayó. Esa chica era Eva, ella también vió el cadáver de Carlos. Rápidamente salió aterrado de la comisaría. Todo lo referente a esa noche le asustaba. Al montarse al coche vió que en el bolsillo de su pantalón había una nota: "¿Recuerdas esa noche? Hoy donde hace un año. No tardes."
En ese momento quiso huir pero no podía, le comía la curiosidad de saber si el asesino era quien se comunicaba con él, así que decidió que esa noche iría allí.

Cheng estaba paseando a su perro, tranquilamente. Justo entonces la pandilla popular de su instituto dobló una esquina, y su mascota empezó a hacer sus necesidades.
-Porras no, ahora no, vamos corre-susurró desesperado tirando de la correa.
Había tenido quince minutos para hacerlo, y lo hacía justo cuando se cruzaba con ellos.
-Vaya vaya-dijo el jefe de la pandilla-, parece que tu perro no es el único que se ha cagado.
Eso desencadenó un coro de risas a su alrededor.
-¿Te ha comido la lengua el gato? ¿O no me entiendes? ¿Quieres que te hable en chino?-en ese momento el tipo le empujó, lo que provocó que Cheng soltara la correa y su perro saliera pitando. Él cayó al suelo, pero rápidamente se incorporó y se abrió paso entre los jóvenes para buscar a su mascota. Los demás se limitaron a reír.
-¡Bingo!-gritó Cheng, intentando que su perro volviese a él, pero lo había perdido. Corrió por las calles hasta que reapareció de la nada.
-Bingo-suspiró-, no vuelvas a hacerlo más.
Se dió cuenta de que el animal llevaba una nota en la boca. La cogió y la leyó:"¿Recuerdas esa noche? Hoy donde hace un año. No tardes."

Mario había terminado de entrenar y se dirigía al vestuario a cambiarse.
-¡Cari!-gritó una voz femenina muy molesta.
Ahora en frente de sus narices tenía a una rubia de bote con cinco kilos de maquillaje. Alba se llamaba.
-¡Un besi!-gritó.
Mario lo hizo, pero en realidad no quería.
-Venga, te espero fuera-dijo guiňándole un ojo.
Él suspiró interiormente mientras entraba en el vestuario. Se desvistió y entró en la ducha, abriendo al máximo la boca bajo el chorro de agua para limpiársela. Besar a una mujer le asqueaba. Salió con la toalla por la cintura justo cuando los demás entraban.
-¿A qué viene tanta prisa?-preguntó uno de los chicos.
-Alba me espera fuera.
-Ya veo.
Los demás comenzaron a entrar en las duchas, y justo cuando Mario iba a guardar el balón en la bolsa, vió escrito en él:¿Recuerdas esa noche? Hoy donde hace un año. No tardes.

Así que todos fueron la noche del aniversario de la muerte de Carlos donde habían estado un año atrás. A algunos de ellos les costó encontrar el lugar, es difícil olvidarse de los traumas pero algo se consigue. Otros llegaron enseguida, pues jamás podrían olvidar los pasos que dieron cuando se encontraron el cuerpo de Carlos. Y a las once de la noche en punto, todos estaban allí, mirándose unos a otros de arriba a abajo, atónitos ya que no sabían que no iban a estar solos. Justo cuando Mario iba a decir algo, Eva gritó aterrada, como un año atrás había hecho. El cadáver bastante descompuesto de Carlos estaba de nuevo enfrente de ellos. Se negaban a que todo empezara de nuevo, las visitas al psicólogo, las incómodas miradas cuando se encontraban, no ahora que casi lo habían superado. Una cosa estaba en la mente de todos, ¿cómo había llegado el muerto allí?
-No podemos decir nada, nos investigarán y sabrán que hace un año estuvimos aquí. Pensarán que nosotros le matamos-dijo Ángel , quien más miedo tenía a esa investigación.
-Deberíamos llamar a la policía.
-Cheng, cállate. No tienes experiencia en la vida.
-Mario...Cheng tiene razón. Que alguien llame a la policía.
Mario miró mal a Calavera, nadie defendía jamás al asiático y todos se metían con él. Le extrañaba que alguien estuviera de su lado.
-Está bien, podéis llamar pero yo me voy de aquí. No os he visto, ni vosotros a mi.
-No Mario, no podemos cometer ese error de nuevo. Tenemos que permanecer unidos-dijo Eva.
-Se nota que eres rubia. Yo pienso como Mario, me voy de aquí que no me conviene.
Mario y Ángel iban a irse, pero se detuvieron al ver algo en la camisa de Carlos, algo que había pasado desapercibido. Había una pequeña nota que Angel cogió y leyó en voz alta.
-Ya puede empezar el juego. Mis ansias por ver quien será el siguiente crecen cada vez más. Pronto todos menos uno estaréis como Carlos. ¿Alguien se atreve a decir quién mató a ese pobre chico?
Un escalofrío recorrió el cuerpo, al tiempo que se estremecían.
-Puede que lo mejor sí sea permanecer juntos. Que nadie se quede nunca solo ni en parejas. Al menos hasta que se haga de día. Podéis venir a mi casa-dijo Eva.
-¿Y qué le decimos a nuestros padres?-preguntó Cheng.
-Queda una semana para el fin de las clases. Si aguantamos una semana más podemos ir a mi casa en la playa, y estaremos juntos hasta descubrirlo.
Todos asintieron, dispuestos a dar caza al asesino.

DARK MOONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora